Un intestino puede esconder cientos de dólares enrollados en un preservativo. El problema surge si la goma se rompe. Los billetes húmedos hinchan, destiñen y las molestias se hacen patentes. Es lo que le ocurrió a un vigués, que tuvo que reclamar una rápida intervención médica. "Al final, el dinero se lo quedó el paciente", bromea el médico que lo atendió.

Los boxes de urgencias son una mina de curiosidades, en donde se guardan diagnósticos increíbles y patologías motivadas por causas insólitas. El silencio del secreto profesional esconde relatos más propios de la ficción que de la frialdad de una camilla. Las confesiones de cirujanos y médicos desvelan las anécdotas más curiosas de décadas con el bisturí de guardia.

Hace dos meses acudía a las urgencias del Hospital Xeral de Vigo, un joven de unos veinte años aquejado de una molestia en un glúteo. Los médicos no salían de su asombro al observar en una radiografía un trozo de hueso partido, que no venía de ninguna parte. Era una osamenta "extra" al lado de la pelvis. "Ese hueso roto ¿de dónde sale?, nos preguntamos", explica el equipo de médicos que lo trató. "Resultó ser un trozo de una taza de café que se le había incrustado a la altura del hueso", concluyeron después de darle muchas vueltas a la radiografía. Y es que la cerámica en la radiografía "se comportaba como un fragmento óseo", razonan.

La historia de cómo fue a parar ahí una taza de café tiene aire novelesco: "El chico nos explica que sale una noche de copas. A la mañana se va una cafetería, roba una taza de café y la guarda en el bolsillo. Esa noche tuvo un accidente de coche. Ingresó, se le curó y un año después viene aquejado de molestias. Hicimos pruebas especiales hasta determinar que aquel trozo se le había incrustado en el culo durante el accidente". La conversación con el jefe de Urgencias del Hospital Xeral, Martín Rubianes, y los doctores Batista Oviedo y José Carlos Vidal da para enlazar anécdotas.

Los "accidentes" sexuales no son leyenda urbana y los profesionales a menudo tienen que extraer objetos como tapas de suavizante, fundas de cepillo, uvas, bombillas e incluso una zanahoria, que se usaron por vía anal. A veces es preciso una intervención quirúrgica porque producen perforaciones y úlceras de intestino.

Hace unos diez años cruzaron el umbral de la puerta de urgencias dos recién casados con los trajes de la boda. Ella, con vestido de cola; detrás iban la madrina y el novio -según el relato de los médicos- apoyándose en la pared. "Salí a la puerta porque llegaba la novia en una silla de ruedas. Fue sorprendente". Tenía un embarazo de riesgo y había pedido el alta para casarse. Sufrió un aborto el día de su boda.

Hace unos veinte años, una radiografía lateral descubrió un abdomen lleno de perdigones. El cirujano contempló atónito cómo el paciente sobrevivió a un atraco a pesar de que su barriga tenía un orificio de munición de una recortada, que se quedó "alojada" debajo de la piel y encima del músculo. La "aponeurosis" -una membrana muy resistente que envuelve los músculos- le salvó la vida. "En las noticias sólo salió el atraco a un comercio en el centro de Vigo" explica el cirujano y actual director del centro de Estudios Povisa, Fernando Rey Ferro.

En el Xeral recuerdan a una niña que llegó con un cuchillo clavado de cuatro centímetros dentro del cráneo. "Venía de Cangas y caminaba sin problema", recuerdan. Un caso sorprendente, sin secuelas: "Se le quitó el cuchillo en el quirófano con un corte limpio y no afectó al cerebro". Sin embargo, en sala de espera los otros pacientes "estaban a punto de desmayarse".