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Portugal testa su primera línea de AVE para abrirla en verano

Una filial de Adif está inspeccionando los 90 kilómetros de Évora a Elvas

Reducirá el trayecto de Lisboa a Badajoz en hora y media

Convoy de Redalsa en pruebas por la nueva línea de Alta Velocidad entre Évora y Elvas. |  FdV

Convoy de Redalsa en pruebas por la nueva línea de Alta Velocidad entre Évora y Elvas. | FdV

Víctor P. Currás

Víctor P. Currás

Vigo

Lento, pero con un calendario definido y cogiendo ritmo. El tren de Alta Velocidad comienza a despegar en Portugal casi tres décadas después de los primeros planes al respecto. Tanto es así que el país vecino ya está haciendo los tests pertinentes en la que será su primera línea de este tipo para ponerla en servicio a mediados del próximo año. Sin embargo, y pese a ser la prioridad de los dos últimos gobiernos, no será en la ruta hacia Galicia.

La línea entre Évora y Elvas encara su recta final de obras con más de dos años de retraso pese a su escasa dificultad en lo que a obras singulares se refiere. Con 89,5 kilómetros de distancia hasta las puertas de la frontera, forma parte del Corredor Internacional Sur que conectará el puerto de Sines con el resto de Europa a través de Extremadura. A su vez, forma parte de la línea entre Lisboa y Madrid para la cual la Comisión Europea emitió el jueves su «Decisión de ejecución» en la que fija un calendario con hitos y dos horizontes: en 2030 los trenes directos tardarán cinco horas en unir las dos capitales ibéricas y en 2034 dos horas menos.

En dicho texto, rubricado por ambos gobiernos, establece que «las obras de construcción de la nueva línea de alta velocidad entre Évora y Caia se completarán a finales de 2025, y este tramo se pondrá en servicio a mediados de 2026», siendo así la primera de las seis aperturas parciales para este trazado de más de 600 kilómetros. Una vez finalizadas las principales actuaciones y mientras se sigue instalando la catenaria en los distintos subtramos, Infraestruturas de Portugal ha comenzado las pruebas por su trazado. Estos trabajos corren a cargo de la española Redalsa, una filial de Adif encargada de la «inspección ultrasónica» de las vías, también conocido como «ensayo no destructivo». El tramo final de 11 kilómetros entre Elvas y el río Caia que marca la frontera se limita a modernizar el actual.

Los recorridos con trenes de pruebas continuarán durante los próximos meses como paso previo indispensable a los primeros ensayos comerciales. En el nuevo trazado por el Alentejo se permitirá una velocidad máxima de 250 kilómetros por hora, reduciendo el tiempo de viaje entre Lisboa y Badajoz de las 3 horas y 35 minutos a la frontera de los 175 en los servicios directos. El resto del recorte en el desplazamiento esta década llegará con la implantación del ERTMS en 2027 y la duplicación de la vía convencional entre Poceirão a Bombel que arrancará en el primer semestre del próximo año y estará en servicio a finales de 2029. La guinda llegará ya en la próxima década, con la Tercera Travesía del Tajo al sur de Lisboa.

Diferentes marchas al norte

Esta línea fue la primera piedra de la modernización de este medio de transporte efectuada por el Gobierno de Antonio Costa, adjudicándose los contratos por más de 500 millones de euros en 2018 al incluirlos en el Ferrovia 2020. Y pese a estar prevista su puesta en servicio para hace dos años, los trabajos nunca se detuvieron, a diferencia de los bandazos que ha sufrido la «columna vertebral» de la Alta Velocidad lusa.

Y es que en la conexión entre Lisboa, Oporto y Galicia a día de hoy no hay ni un solo kilómetro en obras. El primer contrato hasta Aveiro (71 kilómetros) ha sufrido modificaciones por parte de la adjudicataria, por lo que todavía se desconoce la ubicación de la estación en Vila Nova de Gaia y la solución para cruzar el río Duero. El segundo, hasta Coímbra, tendrá que ser relanzado debido a irregularidades en sus pliegos que obligaron a declararlo desierto a principios de abril.

Y al norte las perspectivas no mejoran, ya que los estudios medioambientales entre Braga y Valença do Minho previstos para después de verano —junto al ramal al aeropuerto de Sá Carneiro— siguen sin publicarse, añadiendo nuevos meses de demora a una obra que superará los 1.500 millones de euros. Del lado español de la frontera los brotes verdes son mínimos. Si bien el Ministerio de Transportes adjudicó este mes el estudio informativo desde O Porriño, la Salida Sur, piedra angular de la ruta, acumula año y medio de retraso.

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