La Fiscalía sostiene que el crimen de Coia fue una «ejecución»: «La víctima estaba a su merced»
Las acusaciones se reafirman en que fue un asesinato alevoso y la defensa insiste en la libre absolución porque actuó por «miedo» y en legítima defensa

Un momento durante el juicio con jurado popular por el crimen de Coia / Marta G. Brea

El juicio por el crimen de Coia ocurrido el 6 de abril de 2024 concluyó este jueves en la «macrosala» de la Ciudad de la Justicia de vigo. Ahora es el turno del jurado popular.
La Fiscalía se reafirmó en que fue un asesinato con alevosía, manifestando que José Luis Maneiro disparó a su antiguo amigo Francisco Javier con «intención» de matarlo. «No se defendió de nada, lo que hizo fue ejecutar a una persona que en ese momento estaba en el suelo», dijo en referencia a que la víctima se encontraba, sostiene, «agachada» o «arrodillada» en situación de indefensión y «a merced» de su agresor: «Absolutamente atrapada, sin posibilidad de huir».
La fiscal pide 21 años y 10 meses de cárcel. «[José Luis] estaba harto del fallecido por la hostilidad entre ambos. Tenía la escopeta guardada en su casa preparada para usarla contra él, lo estaba esperando», señaló en su informe final, añadiendo que, tras abrir la puerta de su vivienda ante la cual se presentó Francisco Javier con un machete y una barra de acero, ya disparó.
«Un primer disparo [impactó en un coche] asustó a la víctima, que reaccionó agachándose y mirando hacia arriba. El acusado lo tenía a su merced y le disparó a menos de un metro a la cara, lo remató», sostuvo. A su juicio, no se acreditó que el fallecido empuñara el machete y niega la atenuante de confesión: «Manipuló la escena del crimen, se inventó una historia y solo confesó cuando ya era el principal sospechoso».
La acusación particular eleva su solicitud a 23 años y medio. Coincide en la calificación de asesinato pero introduce la alternativa del homicidio. Uno de los abogados incidió en las «distintas versiones» del acusado, «fantasiosas», y pidió al jurado que enjuicie el caso en base a las «pruebas objetivas».
La defensa solicita la absolución al entender que hay miedo insuperable y legítima defensa. Tras apelar al principio «in dubio pro reo» e indicar que los forenses no dijeron que la víctima estuviese «agachada», sino en un «plano inferior», el abogado sostuvo que su cliente disparó porque «se vio en peligro ante la posibilidad de ser atacado de forma inminente», por los antecedentes de «amenazas y violencia» y porque el fallecido portaba armas.
En la última palabra, Maneiro volvió a pedir disculpas. «Lo siento mucho, siento el daño a la familia de Fran. Siento haber matado a un chico que se crió conmigo», manifestó.
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