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Vecinos del acusado del crimen de Coia dicen que era increpado por la víctima

La defensa de José Luis Maneiro insiste en su «miedo insuperable»: «Le apareció en casa con una barra de hierro»

La Fiscalía se reitera en el asesinato: «Quería acabar con su vida»

El juicio fue paralizado ya que un miembro del jurado popular conocía al acusado, quien además tuvo que ser trasladado a Urgencias por encontrarse indispuesto

Nunca antes el porqué de un crimen fue tan importante. Y no nos referimos al móvil, a la motivación que llevó a José Luis Maneiro a terminar con la vida de Francisco Javier Balseiros de un certero tiro en la cara: un ajuste de cuentas, una enemistad, cuestiones económicas... La clave del juicio que ha sentado a Maneiro en el banquillo de los acusados de la Audiencia Provincial radica en si éste disparó el gatillo de su escopeta porque de verdad tenía miedo de que Balseiros, quien según su versión había ido a su casa en el barrio de Coia armado con una barra de un hierro y un cuchillo, lo hiriese a él o a su madre, con quien vivía.

¿Mató en legítima defensa a la víctima a causa del miedo insuperable que le tenía? Para su abogado, que pide para él la libre absolución, no hay duda: «Si ustedes están en casa y les llegan con una barra de hierro diciéndoles ‘voy a por tu madre’, la mayoría de los mortales nos sentiríamos temerosos de lo que podría hacernos». De probarse esta realidad, a Maneiro se le eximiría de toda reponsabilidad penal.

Frente a este porqué, está la tesis de la Fiscalía, para quien las pruebas de que se trató de un asesinato con alevosía son «claras y contundentes». «Lo mató porque lo único que quería era acabar con su vida; la víctima no pudo reaccionar, esquivar el disparo. No pudo huir», verbalizó la representante del Ministerio Público, a cuyo argumento se unió la acusación particular representada por la familia de la víctima, Francisco Javier Balseiros.

Estos alegatos se expusieron este lunes en la primera jornada del juicio con jurado popular, en el que Maneiro afronta una pena de casi 22 años de prisión. Los encargados de dilucidar qué versión encaja con las pruebas recabadas serán ahora los nueve miembros —más dos suplentes— del Tribunal del Jurado, que arrancó con varias incidencias.

Uno de los miembros reconoció al acusado, de modo que en aras de preservar la imparcialidad del jurado, la magistrada ordenó suspender la vista y apartar a dicho integrante. Esta situación también provocó la indisposición de Maneiro, que tuvo que ser trasladado a Urgencias.

Ya por la tarde, se retomó la vista y con ella las primeras testificales. Fueron un total de seis vecinas del acusado las que declararon, relatando qué vieron la noche del 6 de abril de 2024 y la relación entre acusado y víctima.

Todas conocían a Francisco Javier Balseiros por pasar a menudo con su patinete por la calle donde vivía José Luis Maneiro, una vía que no es de paso o tránsito habitual. Varias de estas testigos incluso reconocieron que le increpaba. «Pasaba por delante de la casa y lo insultaba, se metía con él», declaró una vecina.

«Antes habían sido amigos pero ahora lo agobiaba, le mandaba mensajes... la relación entre ellos era mala», comentó una antigua empleada de Maneiro, que indicó que éste le enseñó una herida en la espalda que le había provocado la víctima con anterioridad; hecho confirmado por otra vecina: «Me contó que le había pegado».

Sobre el día de los hechos, los testigos coinciden en haber escuchado dos fuertes ruidos –los disparos– pero no la discusión previa o amenazas del fallecido, tal y como aseguró Maneiro tras su arresto. «Yo escuché como un petardo y al rato escuchamos otro. Al oir jaleo fuera me asomé a la venta y vi al hombre tirado», explicó una vecina. Otra testigo también refirió que el acusado incluso intentó reanimar a la víctima. «Quiso intentar ayudarlo; dijo que había venido a por su madre», relató una de las vecinas.

Un padre «cariñoso» y amigo del acusado «desde jovencitos»

Además de los vecinos de la rúa de Abaixo, en el barrio de Coia donde se produjeron los hechos, en esta primera jornada de juicio también declararon familiares de Francisco Javier Balseiros, su hijo, hermanas y su expareja. Todos coinciden en lo «cariñoso» que Balseiros era, especialmente, con su hija pequeña, que en el momento de los hechos tenía solo 9 años. «Recuerdo verlo tocar la guitarra con la niña en las fiestas; siempre que podía estaba con ella», cuenta una de las hermanas del fallecido. Otra hermana contó que Balseiros y Maneiro era amigos «desde jovencitos, de la pandilla de toda la vida».

La expareja de Francisco Javier Balseiros había estado con él la misma tarde del crimen y en ningún momento le contó que tenía pensado ir a casa de Maneiro: «Dijo que iría a tomar algo con sus amigos y a dormir pronto».

Las armas que supuestamente llevaba la víctima, claves del caso

Que José Luis Maneiro apretó el gatillo de su escopeta de dos cañones no hay duda, el propio acusado lo reconoció. Eso sí, asegurando que se debió a la presencia de la víctima en su casa con varias armas, concretamente un cuchillo y una barra.

Una de las vecinas aseguró que junto a la víctima había «una barra de hierro y cadenas»; otra afirmó que vio «como un palo roto» al lado, creyendo que se trataba del mango de una escoba, mientras que la madre del acusado, que estaba en la casa en el momento de los hechos, declaró que cuando vio al fallecido tirado en la calle, éste tenía «un puñal pegado al brazo».

La declaración de los agentes de la Policía Nacional, prevista para mañana martes, arrojará luz sobre la presencia o no de estos objetos.

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