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La UVigo traslada la consulta de Primaria a los bancos marisqueros

Loli Rodríguez, matrona y profesora en Enfermería, identifica y visibiliza los condicionantes de la salud de las mariscadoras en una investigación que contó con su participación activa

Loli Rodríguez, en la zona intermareal de A Toxa, con varias mariscadoras.

Loli Rodríguez, en la zona intermareal de A Toxa, con varias mariscadoras. / Cedida

Sandra Penelas

Sandra Penelas

Trabajan a diario a la intemperie, bajo una gran exigencia física, soportando el dolor y también la intranquilidad que suponen el furtivismo o el cambio climático para su sustento. Y, como la mayoría de la población femenina, asumiendo además la carga de los cuidados. La investigación de Loli Rodríguez, matrona en el Sergas y profesora de Enfermería en la UVigo, no solo «visibiliza» los factores que condicionan la salud de las mariscadoras, quienes han tenido una participación muy activa en todo el proceso, sino que busca dotarlas de herramientas.

«Es un colectivo feminizado e invisibilizado. Y además de contribuir a llenar el vacío de conocimiento que existe sobre su salud, mi trabajo también tiene una intención práctica. Proporcionamos conocimientos y habilidades a las mariscadoras de a pie para que se empoderen y gestionen ellas mismas su salud. De hecho, participaron desde el primer momento en la identificación de sus problemas y necesidades y eso es novedoso», destaca la autora sobre una tesis calificada cum laude en la que aborda la relación entre salud, género y aspectos sociolaborales en el entorno de trabajo de este colectivo en la Ría de Pontevedra.

Su trabajo, dirigido por el profesor Celso Cancela de la Facultad de Dirección y Gestión Pública, se desarrolló a través de la red Candieira de apoyo a las mujeres del mar formada en el GALP (Grupo de Acción Local do sector Pesqueiro) de Pontevedra, al que Rodríguez se incorporó junto con Paz Diéguez, subdirectora de la Escuela de Enfermería de Pontevedra. «La tesis involucró a mariscadoras, investigadoras y personal sanitario, dinamizadores sociales y administraciones públicas. Son diferentes sectores trabajando para un mismo fin, lo que también pone en valor la importancia de la gobernanza local en salud», apunta.

Loli Rodríguez, durante el trabajo de campo para su tesis.

Loli Rodríguez, durante el trabajo de campo para su tesis. / Cedida

La tesis tiene en cuenta los roles productivo y reproductivo de las trabajadoras para determinar qué factores establecidos por la OMS influyen en su salud. En el primer caso, hay una serie de condicionantes sociolaborales que tienen repercusión no solo a nivel físico, sino también emocional y social.

«Su trabajo implica gran exigencia física, manipulación de cargas, movimientos repetitivos... Pero el furtivismo, el intrusismo, la falta de relevo generacional o el agotamiento de los recursos también tienen su impacto», destaca.

«Son un colectivo feminizado, pero esto no les supone ninguna ventaja. Al contrario. Y además no están presentes en los lugares donde se toman las decisiones porque, si hace 20 años había 14 patronas mayores en Galicia, hoy solo son cuatro», lamenta.

En cuanto al rol reproductivo, la tesis también ha identificado problemas relacionados con la salud menstrual o maternal. «Sufren pobreza menstrual porque carecen de un ambiente adecuado para cambiarse con la intimidad necesaria. Y, en algunos casos, falta conocimiento sobre qué dispositivos o métodos pueden ser más adecuados. Cuando están embarazadas deben seguir trabajando hasta la semana 20 o 21 y hay una brecha importantísima respecto a las mujeres embarcadas porque no tienen una vigilancia específica sobre su salud en cuanto a reconocimientos médicos», enumera.

Rodríguez, en el centro, el día de la defensa de su tesis.

Rodríguez, en el centro, el día de la defensa de su tesis. / Cedida

Más del 60% sufren dolor y el 44,6% se medica para poder trabajar

Rodríguez recuerda que, tras años de lucha, el síndrome del túnel carpiano ya está reconocido como enfermedad profesional, pero quedan otras dolencias pendientes. De hecho, su trabajo revela que más del 60% sufren dolor musculoesquelético que interfiere en su trabajo y el 44,6% necesitan analgesia. «Está normalizado el dolor y el uso de calmantes. Una de las mariscadoras entrevistada estaba usando parches de fentanilo», destaca.

En su tesis también aborda la menopausia, cuya sintomatología puede verse agravada, y las disfunciones de suelo pélvico, cuya prevalencia es muy elevada en el colectivo. «Debido a las posturas y la dinámica de su trabajo, el marisqueo es una actividad hiperpresiva que puede tener repercusiones muy importantes y que les provoca incontinencia de orina y muchas infecciones. Y por eso me gustaría seguir investigando en este tema. De hecho, dentro del GALP se inició un proyecto de prevención mediante un acuerdo de la Xunta y el área sanitaria de Pontevedra y O Salnés», señala.

Son solo algunas de las conclusiones de un amplio estudio al que Loli Rodríguez quiere dar continuidad: «Las mariscadoras me abrieron las puertas de su vida y ya las considero amigas. Les tengo un cariño muy especial y espero haber contribuido a visibilizar su realidad y poner mi granito de arena».

Su investigación también reivindica la importante labor que se puede desarrollar desde Atención Primaria: «Tenemos que salir a los entornos donde vive y trabaja la gente para poder actuar sobre las condiciones que les afectan. La playa o un instituto, donde imparto charlas sobre infecciones de transmisión sexual, también pueden ser un centro de salud»

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