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Las viajeros estadounidenses se duplican tras la pandemia y rozan ya los quince mil

Este perfil se multiplicó por ocho desde 2004 y se afianza como segunda nacionalidad, solo tras Portugal que sigue rondando los 80.000 anuales

Los franceses, único mercado a la baja pese a la subida del 150% en extranjeros

Cruceristas ayer en Porta do Sol.

Cruceristas ayer en Porta do Sol. / Alba Villar

Víctor P. Currás

Víctor P. Currás

Vigo

El tirón turístico de Vigo se afianza no solo más allá del Padornelo o el Miño, sino que también bate triunfa al norte de los Pirineos o el otro lado del Atlántico. Los 537.523 viajeros registrados el pasado año en los hoteles de la ciudad, de los cuales 200.590 eran de origen extranjero, supusieron un nuevo récord en las métricas del Instituto Nacional de Estadística y la estabilización de algunas tendencias. Una de las más interesantes es el auge del turismo estadounidense, que con 14.841 viajeros alojados en los hoteles vigueses se afianza como el segundo país extranjero en ellos, solo por detrás de Portugal. Esta cifra supone multiplicar por ocho la registrada hace veinte años (1.752) y por cinco la de hace una década (2.429) cuando la popularidad de Galicia en América comenzó a crecer gracias a la película «El Camino» del «salcedense» Martin Sheen, hijo de un emigrante de esta localidad pontevedresa.

El auge de las rutas jacobeas a Santiago explica en gran parte este aumento, ya que en 2019 los visitantes norteamericanos ya ascendían a 6.610 en los hoteles vigueses. Este año la previsión apunta a una cifra aún mayor, ya que de 41.225 «yankis» que han llegado al Obradoiro, el 41% lo hacen a través del Camino Portugués o Portugués da Costa. A elllos se suman los miles de cruceristas de esta nacionalidad que visitan durante las horas centrales del día el Casco Vello y el centro urbano o aquellos que llegan por vía aérea, tren y carretera a la ciudad. Así, con la ruta directa de United desde Lavacolla y el «puente aéreo» en Sá Carneiro se aspira a que este perfil de viajero con mayor gasto medio se afiance y crezca aún más.

Mientras tanto, y a la espera de las mejoras en el ferrocarril actual o el de Alta Velocidad, el visitante portugués sigue liderando de forma incontestable. En 2024 fueron 76.875 los viajeros hospedados en hoteles, unos 7.000 menos que en el récord de 2023. Solo en aquel diciembre se hospedaron 24.490 lusos, lo que supone igualar a los principales países europeos juntos. Los vecinos ibéricos han visto en las luces de Navidad el principal atractivo para triplicar sus viajes a la ciudad, pasando de 29.433 a principios de siglo a 38.301 justo antes de la pandemia.

Segunda mayor arribada de cruceristas de la temporada tras una doble escala

Marta G. Brea

Completa el podio el visitante germano con 11.819 visitantes en el último año, aventajando así a italianos (11.259), británicos (7.574) o la suma de belgas y neerlandeses (1.560 y 3.417 cada uno). Los alemanes han triplicado sus visitas a Vigo desde 2004 pese a la ausencia aparente de vínculos o conexiones directas, mientras que en el país transalpino el crecimiento ha sido del 171% en los últimos diez años. Como curiosidad, los mercados japonés (707) y chino (2.012) han emergido con fuerza en el último lustro.

Francia, a la baja

Durante estas dos últimas décadas han sido los visitantes extranjeros los que han permitido a Vigo escalar hasta el top 5 nacional del noroeste, quedando solo por detrás de Bilbao, Santiago y Donosti mientras empata a Oviedo. Esto se debe a la estabilidad en el mercado nacional, que apenas creció un 7,4% en estas dos décadas a la espera de que el efecto AVE rompa la barrera de los 350.000 visitantes.

No obstante, de todas las estadísticas solo hay una en negativo: la de los franceses. Cuando en 2004 Air France estrenó la ruta entre Peinador y París la ciudad recibió 9.333 visitantes galos, siendo la segunda mayor comunidad entre las foráneas. Una década después la cifra caía a 6.417 y justo antes de la pandemia, cuando las luces de Navidad ya eran un imán para acentos y lenguas de toda Europa, apenas repuntaba a 7.689 personas. Tras la pandemia se ha estabiliazdo por debajo de las 7.000, una cifra lejos del potencial real si tenemos en cuenta la comunidad emigrante lusa, el peso de la factoría de Stellantis o la proximidad.

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