Ruta por el Vigo industrial original
La asociación Muta, en colaboración con el profesor David Amoedo, plantea un recorrido por los orígenes de la industrialización en el municipio, nacido en la zona de Guixar

Eva Román, de Muta, con David Amoedo, el guía, junto a la rotonda de Isaac Peral / Pedro Mina
La historia del Vigo industrial está poco a poco desapareciendo del paisaje. Si nos remontamos a sus orígenes y tratamos de buscar resquicios de lo que fue, poco podemos encontrar. A finales del siglo XIX y principios del XX el sector productivo se ubicaba en las zonas de Guixar y Areal, donde la clase burguesa vivía y hacía vida social. Eran los inicios, antes de que las empresas se instalasen en el Berbés, donde hoy (todavía) están en pie los esqueletos de fábricas y conserveras.
Para dar a conocer a fondo los orígenes, la asociación Muta, comisionada por las hermanas Eva e Inés Román, propone una ruta guiada con el profesor David Amoedo, experto en este periodo de la historia local. Será el próximo sábado a las 11,00 horas y partirá del parque de María Xosé Queizán. El enclave de inicio no es fortuito, antes formaba parte de la finca privada del hombre que da nombre a la calle, García Barbón. Este empresario, responsable de levantar la Escuela de Artes y Oficios, tenía incluso un lago navegable en su jardín de más de 120.000 metros cuadrados.

Una de las fachadas de la EMAO, Escuela Municipal de Artes y Oficios / Marta G. Brea
El recorrido está plagado de lugares ya invisibles, aunque el relato traslada al oyente cien años atrás. «Propoñemos a saída agora que se aprobou o PXOM, é un bo momento e está tendo moi boa acollida», comenta Eva. Ya se inscribieron 30 personas, por lo que van a establecer un límite y anunciar una nueva fecha.
«Case non queda nada en pé do que imos ver, pois se foi tirando todo en pos do progreso. Alfageme e Barreras empezaron aquí (Guixar), ata que decidiron que lles molestaba e levaron todo á periferia urbana», cuenta el guía.
Amoedo se especializó en la arquitectura y la industria viguesa leyendo manuales y visitando los archivos locales, aunque en algunos, como en el del Puerto, todavía no pudo entrar pese a que lleva esperando tres años. «Accedín ó de Zona Franca, tras dous anos. Tes que pasar horas alí mirando planos», cuenta.

Vista trasera de La Metalúrgica / Marta G. Brea
Recorrido
La ruta parte del parque de María Xosé Queizán, desde donde se puede atisbar a lo lejos la calle Julián Estévez, considerada uno de los primeros polígonos industriales de Galicia. Continúa en la rotonda de García Barbón, donde estaban asentadas las principales familias de la ciudad. «Ao pasala estaría ubicada a fábrica dos Curbera e, a continuación, a dos Portanet, moi ligados á política», cuenta Amoedo.
Los primeros fueron uno de los clanes catalanes asentados en Vigo, al igual que los Barreras y los Alfageme. El pionero, Víctor Curbera, montó una de las mayores fábricas de conservas de Europa y sus sucesores formaron parte de la industria de la urbe hasta 1990. Fueron quienes construyeron el edificio ubicado en el número 30 de García Barbón, hoy visible. «Foi unha familia moi importante e poderosa, estaban detrás de Casa Mar», apunta el profesor.
Próximo a este estaría la fábrica de los Portanet, a la que le siguen la de los Alonso (de las conservas Palacio de Oriente) y el taller de fundiciones Sanjurjo Badía.
Amoedo llevará a los asistentes a la Metalúrgica, o al Frankenstein que queda de ella. Es una de las pocas infraestructuras de la época que todavía se intuyen en una calle de altos edificios. «Naceu cando os conserveiros se uniron para facer unha fábrica de latas», dice.
Detrás está el Club Financiero, en las torres, lugar que antes ocupaba la fábrica de cerveza Skol. Se inauguró en 1925 y en ellas, además de la mencionada, se embotellaban las marcas La Cruz Blanca y La Austriaca y Múnich.
Al avanzar se llega al Ensanche: «É a zona señorial da cidade, as familias que chegaban non querían vivir coa xente de aquí porque isto era unha aldea e fixeron unha cidade burguesa para eles, con arquitectos de París».
La ruta finaliza en Don Bosco y pasa junto a la EMAO, ahora escuela de artes, pero nació como un centro de formación para obreros.
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