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Últimas cenas en la Capilla Sixtina gastronómica de Vigo

El histórico Casa Roucos inicia la cuenta atrás para su cierre durante tres años para la urbanización de Barrio do Cura. Sede de cónclaves entre periodistas, escritores, pintores, cantantes y marineros desde 1953, contará con la colaboración e implicación personal de Alfonso Penela para su nueva localización.

Víctor P. Currás

Víctor P. Currás

2025 será el año de la película «Cónclave», de la elección de León XIV como papa y del cierre de la «Capilla Sixtina de la gastronomía gallega». El Casa Roucos de Vigo cuenta las semanas para bajar su reja ante el avance de la urbanización de Barrio do Cura. Mientras tanto, el histórico establecimiento abierto en 1953 sigue sirviendo el desayuno, comida y cena a los fieles que acuden a la mesa de los Carrasco González.

La taberna es ese tipo de lugar que todo vigués recomendaría a un visitante. Un auténtico museo náutico con nudos marineros, maquetas de buques, fotos históricas de O Berbés y recuerdos del Celta, como la bufanda de la semifinal contra el Manchester United. En una de las paredes, con orgullo, los dos primeros artículos en FARO sobre la amenaza que suponía la compra del Barrio do Cura por parte de Valeri Karpin y Míchel Salgado para su desarrollo inmobiliario en 2004. Finalmente no hubo gol de los exfutbolistas, pero sí negociación con la promotora para poder tener «lo comido por lo servido» ante su desalojo: el actual bajo en el número 6 de Santa Marta y sus viviendas se demolerán, pero ellos recibirán uno nuevo en el edificio Lúa y otros tantos pisos. Allí reabrirán, como pronto, en 2028.

«Esto hay que explicarlo bien», insiste José Antonio después de ver como en las últimas semanas muchos clientes pensaron que el adiós será definitivo. La voluntad de él y su hermana Sira es continuar el legado iniciado por sus padres hace más de siete décadas, cuando tomaron el nombre de una parroquia en su Cenlle natal para el local. El paso del tiempo puede resultar imperceptible salvo por pequeños detalles: el estilo de las pinturas que se engalanan las paredes o la salud de Thor, el perro de 11 años que siempre esperaba a los clientes a pie de calle y que ahora aguarda tumbado tras la puerta. Completan la fauna la gata Pequena rescatada de la calle y una pequeña pecera, corroborando que más que una Casa, es un hogar.

Vigo (C.Santa Marta, Barrio del Cura). Casa Roucos, local o restaurante histórico activo desde 1953, y regentado por José Antonio y Sira. Con su perro Thor de 11 años.

Los hermanos Sira y José Antonio Carrasco, con su perro Thor de 11 años, uno más en Casa Roucos desde que era cachorro / Marta G. Brea

En el pasado siglo sus padres ofrecían menús del día que suponían un éxito pero ahora se limitan a desayunos para algunos vecinos que llevan acudiendo décadas, además de comidas y cenas para grupos por encargo. Todo ello, como en los restaurantes modernos, con los fogones visibles desde la mesa. El pescado fresco recién llegado de O Berbés complementa a los cocidos, guisos (especialmente de rape), vieiras y las finísimas filloas de postre que pide toda la clientela. Su modelo se encuentra en el punto medio entre el Almas perdidas, el Eligio o el Canario con los que convive en esta zona, aunque ninguno de ellos puede presumir de formar parte de la ruta Laxeiro que recorre los puntos más frecuentados por el pintor dezano en Vigo. «Esto en París no dudes que sería un referente», le repiten a menudo sus fieles. Uno de ellos envió una propuesta desde Sydney para ilustrar cómo los edificios históricos como este se mantienen pese a edificarse nuevos bloques sobre ellos. Sin embargo, a comienzos del próximo año será pasto de la piqueta que ya escuchan a diario desde su comedor.

Con firma de autor

El listado de personalidades que ha pasado por su mantel se recita con nombre y apellidos. El editor Bieito Pulido y el pintor Antón Pulido fueron quienes bautizaron como «Capilla Sixtina de la gastronomía», aunque también lo podría ser de la literatura y otras artes. Antaño era el piano el encargado de presidir el comedor, pero la entrega de los visitantes de guitarras, floreros y otras decoraciones artesanas han hecho que solo pensar en llevar ese ajuar a un almacén para los tres próximos años provoque un dolor de cabeza a Sira. Ahora es el cuadro de Xavier Lemos sobre el recolorido Pórtico de la Gloria el que corona la mesa.

Los artistas que actuaron desde 1973 en la Sala Nova Olimpia también dieron el do de pecho en el Roucos, a donde acudían muchas veces a probar la gastronomía local: Demis Roussos, Paco Ibáñez o el eurovisivo Micky. También un Julio Iglesias al que recuerdan llamar desde la cocina tras conocer el nacimiento de su primera hija, Chábeli. «¿Y cómo está la niña?», preguntaba al teléfono el hombre que un mes antes había estrenado en el Palacio de los Deportes de A Coruña el tema «Canto a Galicia» en el final del verano de 1971. Se suman Xosé Luis Méndez Ferrín, Antón Pulido, Gustavo Luca de Tena, Xaime Quesada, Xosé Conde Corbal y un largo sinfín de amigos y conocidos.

A ellos se ha sumado un inesperado aliado tras llegar por el boca a boca: Alfonso Penela. El encargado de diseñar el nuevo Barrio do Cura se ha implicado «a nivel personal» para diseñar su nuevo hogar para, al menos, otros 70 años. «Antiguamente la piedra se tapaba porque había vergüenza», explican mientras presumen del arco que divide las dos estancias e imaginan cómo mantener su esencia colaborando con el estudio del arquitecto vigués.

«No nos aburríamos», explica José Antonio recordando cómo el tono era sosegado y por ello dejaban que se prolongaran hasta bien entrada la madrugada, también durante la dictadura. Estos «cónclaves», como el vino, dejaron poso en la casa. Mientras hablan de su pasado, ambos hermanos explican el potencial que podría haber tenido un tranvía entre Vigo y Baiona, el paseo con el que sueñan desde A Guía hacia Beiramar o los discos que marcaron su adolescencia y a cuyos ídolos pudieron conocer en los camerinos de Nova Olimpia. Ahora que el Teatro-Cine Fraga aspira a una segunda vida con una nueva sala de conciertos, el Roucos seguirá siendo una opción para que los millennials y la generación Z puedan admirar esta Capilla Sixtina... sin ir al Vaticano.

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