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El 90% de las actuaciones de empresas de desalojo exprés son por inquilinos morosos

Caseros de Vigo recurren a estos servicios para que negocien con los arrendatarios que llevan meses sin pagar y evitar el proceso judicial | Los expedientes por okupaciones son residuales

Dos mediadores de Desokupa 24 horas, tras recuperar una vivienda en Vigo. |  FdV

Dos mediadores de Desokupa 24 horas, tras recuperar una vivienda en Vigo. | FdV

Las empresas de desalojo exprés manejan actualmente en torno a 250 expedientes en la ciudad. Es decir, propietarios les pagan un dinero, normalmente cansados de la lentitud de la vía judicial, para recuperar su vivienda. Lo que llama la atención es que, al menos en Vigo, la gran mayoría de actuaciones (el 90%) son por inquilinos morosos. Es decir, los caseros contratan a una firma de desokupación para que medien con las personas que llevan meses sin pagar el alquiler ni los recibos. Tal y como apuntan desde Desokupa 24 horas, una de las empresas del sector que más trabaja en Galicia, en estos casos se trata de un proceso voluntario y ordenado, mediante el cual lo que se busca en llegar a un acuerdo beneficioso para ambas partes, sin tener que llegar a un litigio judicial ni recurrir a tribunales.

Con la mediación se busca llegar a acuerdos que podrían incluir el establecimiento de nuevos plazos para pagar la deuda, descuentos temporales en la renta o, incluso, rescindir el contrato de alquiler, consiguiendo echar al inquilino moroso bajo las condiciones acordadas. Este proceso suele ser más rápido que el judicial, «lo que a la larga resulta más favorable para los implicados». «La mediación permite el diálogo y la cooperación, encontrando una solución favorable para ambos. Por medio de un proceso ordenado, el propietario y el inquilino pueden llegar al acuerdo sin confrontación», apuntan.

Llama precisamente la atención que los casos de okupación en Vigo que manejan estas empresas de desalojo exprés son actualmente residuales: los están contratando más para negociar con inquilinos morosos que para echar a alguien que les ha usurpado la vivienda. En los casos de okupas, precisamente, el proceso es mucho más complejo que una simple mediación.

Y es que normalmente se despliega un amplio operativo: en función de la situación, uno o varios vigilantes (que tienen que tener la titulación de guardia jurado) se desplazan al edificio en cuyo piso está el okupa para llevar a cabo un control de accesos al inmueble y estar allí las 24 horas. Esto suele acabar desgastando al okupa, que finalmente abandona el inmueble. Pero también se han dado casos de violencia en los que los vigilantes han tenido que enfrentarse físicamente al inquilino indeseado. Tras recuperar la vivienda para el propietario, por lo general, se instala una alarma antiokupación y se cambia todas las cerraduras.

Y es que hay que tener en cuenta que los casos de okupas que se dan en la ciudad esconden detrás un auténtico negocio de realquiler, especialmente por habitaciones. Los inquilinos irregulares hacen copias de las llaves y las venden a terceros. Es decir, no solo okupan el inmueble sino que también hacen negocio. Por eso es importante ese cambio de cerradura una vez el piso se recupera, porque no se sabe cuántas llaves están circulando por ahí en manos de otras personas.

Hay que tener en cuenta, además, que en estos casos la vivienda puede sufrir numerosos daños por los destrozos causados por los okupas, por lo que los propietarios no solo pagan una cantidad pactada a la empresa de desalojo exprés, sino también tendrán que hacer un desembolso para la reforma.

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