Una nueva forma de cuidar a quien nos cuidó
Tres centros de día del área de Vigo implementan a diferentes niveles la metodología de atención centrada en la persona, una técnica en la que el usuario cuidado marca el ritmo de las actividades
Está establecida desde hace décadas en el norte de Europa, pero en España sigue siendo una innovación

Suso y Antonio envejecen una tabla de lavar en el Centro de Día Chapela / D. Alján
Al entrar en el Centro de Día de Chapela, el ambiente no recuerda a un hospital, sino a un hogar del que los usuarios cuidan con ayuda de los trabajadores. En la cocina, Carmen y Mucha preparan los hojaldres para la merienda que horas antes fueron a comprar ellas mismas al supermercado; al fondo, Antonio y Suso se ensucian las manos para envejecer una tabla de lavar de madera, quieren darle un aspecto antiguo para ponerla de decoración; y, en la mesa contigua, Loli, Espe y Nieves hacen actividades de escritura y pintura. Cada uno con su historia personal, y con sus capacidades y necesidades cognitivas, pero todos tienen algo en común: van al centro de día a continuar su proyecto de vida.
En esto consiste la metodología de atención centrada en la persona (ACP), una nueva modalidad de atención a las personas con diversidad funcional o deterioro cognitivo. Se trata de una alternativa al método tradicional, en la que el ritmo de trabajo no lo marcan los cronogramas y las planificaciones para todo el grupo, sino que es el deseo del usuario el que dicta las actividades que cada uno realizará a lo largo del día.

Mucha lee el Faro, mientra Loli, Espe y Nieves escriben y dibujan en el Centro de Día Chapela / D. Alján
La clave es rodearlo de un ambiente que puedan considerar casa, con cuidadores con los que conecte como si fueran familiares y que la finalidad fundamental de su estancia sea proseguir con su plan vital con la máxima autonomía posible. Esta idea nació en Suecia ya en la segunda posguerra mundial y está más que instaurada en todo el norte de Europa, pero en España sigue siendo un método rompedor, y cada centro que lo implementa se puede considerar pionero.
Castrelos, la avanzadilla
Uno de los centros que se implicaron en la iniciativa desde su estreno se encuentra en el barrio de Castrelos. Allí, Ángeles Álvarez abrió hace 21 años Parque Castrelos, uno de los pioneros en Galicia, con la idea de « crear un espacio diurno en donde las personas mayores con dependencia, como mi abuela, pudieran seguir realizando una vida lo más normalizada posible durante las horas que su familia debía trabajar». Con «mucha ilusión» pero poca formación en el campo, comenzó a acudir a todos los cursos que podía sobre gerontología, y fue ahí donde descubrió que el modelo que ella quería construir giraba en torno al ACP: «Yo quería crear un espacio donde nuestros mayores se sintieran a gusto y continuaran sus proyectos de vida. El modelo de ACP consigue esto poniendo el foco en sus necesidades, y adaptando nuestros recursos a lo que ellos desean hacer».
Chapela, cuidando el espacio desde su primera construcción
Con esta misma intención abrió en octubre el Centro de Día de Chapela. Pedro Rodríguez, su dueño, ya manejaba tres espacios más en la zona, pero este es el primero que diseñó específicamente para la metodología: “Na entrada temos fotos antigas de Chapela, polos murais ves colgados sachos e fouces, non podiamos poñer unha lareira tradicional pero puxemos unha eléctrica o máis parecida... todo está pensado para que os nosos maiores estean nun entorno o máis familiar posible”, cuenta.

Esperanza cose varias telas en el Centro de Día Chapela / D. Alján
Pedro ya intenta implementar esta metodología en sus centros de Redondela, Cangas y la calle Hispanidade, pero el hecho de aplicar anteriormente las técnicas tradicionales de planificación dificulta el cambio: “Para traballar coa metodoloxía ACP hai que ter unha mentalidade totalmente nova, tanto por parte dos traballadores coma dos usuarios. Tes que ensinar aos teus profesionais a que os tempos márcanos totalmente os maiores, e tamén tratar a estes de forma que sexan máis proactivos”.
«Se empiezan a notar resultados, pero queda mucho por hacer»
Desde que Berta Lorenzo abrió en 2014, junto a otras dos socias el centro de día Boas Apertas, en Arcade ofrece a la localidad ostrera un apoyo a sus mayores. Aunque comenzaron con las técnicas tradicionales de planificación desde el inicio, la directora siempre quiso «promover el envejecimiento activo» entre sus usuarios, y se interesó por el método ACP, pero no pudo aplicarlo por falta de formación y consenso con el resto de socias.
No fue hasta marzo de este año que llegó al centro la educadora social Carla Martínez, que había descubierto la técnica en Girona y trataba de implementarla a cada sitio que llegaba. Boas Apertas no fue excepción: «Ao chegar, observei moito, e coa axuda de Berta comecei a facer cambios pouco a pouco para que os maiores non o notaran». Desde entonces van cuatro meses de cambio de mentalidad, aunque queda mucho trabajo: «Aún estamos en fase inicial de la implantación, se empiezan a ver algunos resultados pero aún nos quedan cambios por hacer».

Claudia Martínez y Berta Lorenzo, directora y educadora social del centro de día Boas Apertas de Arcade / D. Alján
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