Entrevista | Rosa Martínez Rolán Jefa de Servicio de Neurocirugía
«Calculamos un 20% más de trabajo asistencial con la población de Povisa»
Uno de los servicios en los que ha tenido más impacto el cambio de modelo en la relación entre el Sergas y Povisa es el de Neurocirugía del Chuvi, que debe absorber ahora la atención a 120.000 adultos más. ¿Cómo? Su jefa de servicio explica las medidas adoptadas. Se dan un año para ver si son suficientes.

La doctora Martínez Rolán, en su despacho. / Pablo H. Gamarra
Licenciada y doctora por la Universidad de Santiago, Rosa Martínez (Donosti,1967), se especializó en el Xeral. Era la primera residente que salía del único servicio público de Neurocirugía de Vigo en años y en él se quedó. Desde mayo de 2024, lo dirige. Ahora se enfrenta a un gran reto: asumir la atención a la población que hasta ahora atendía Ribera Povisa.
-¿Cuánta actividad tenían antes de este punto de inflexión?
-Es un servicio grande. Atendemos al área del Chuvi y a la de Pontevedra y O Salnés, menos los niños. Unos 750 000 habitantes. Cerramos 2024 con 925 cirugías, 64 menos que en 2023. En complejidad crecimos; subieron las que conllevan ingreso y bajaron las que no y las urgentes, con 35 menos. El número de intervenciones oscila entre 900 y mil en los últimos 5 años. Es una meseta. En algún momento también se llega a un techo: somos los que somos, tenemos los quirófanos que tenemos. Tenemos resultados buenos, con pocas complicaciones. Los 10 neurocirujanos que estábamos en 2024 pasamos 6.881 consultas, solo 10 menos. El 50% vienen de Primaria. Ingresos fueron 1.142, 27 menos.
-Es decir, estabilidad.
-Sí, no ha habido ni una disrupción hacia mejor ni hacia peor. Se mantiene un nivel alto, que yo creo que lo tiene este servicio
-Y en esa meseta de actividad ejecutada, ¿qué tal la demora?
-Es de 35,4 días en consultas. Ha aumentado tres días. Pero es la atención presencial porque con el programa Canles, a través de e-consultas con Primaria, podemos resolver consultas t filtrar y priorizar a quien necesita presencial. Es un sistema que funciona.
-¿Es un aumento por la presión asistencial?
-No, por la demanda de la población. Cada vez más personas van a requerir una atención neuroquirúrgica por muchos motivos: el tipo de patología, el tipo de población, que el paciente anciano ahora tiene las mismas opciones que el resto… No estamos aún desbocados. Veremos qué pasa con Povisa.
-¿Y en las cirugías, ¿qué tal?
-Mejoramos 5 días y estamos en 64,04. Se trabajó mucho en esto. En prioridad uno —por ley, tienen que atenderse en 4 semanas— de 31 días pasamos a 11,43. Y la P2, que debe ser atendida en 90 días, bajamos de 78 días a 59 días. Cerramos bien el año. Además, hemos trabajado mucho en dar visibilidad a todos. Está la lista de espera estructural y el registro. Nosotros estamos intentando que vayan todos a uno; no se pueden dejar pacientes atrás. El año pasado teníamos de 54 pacientes en registro, mientras que en 2023 había 80. Con una espera de más de 6 meses, hemos recortado 25 pacientes hasta 29. Ahora mismo no hay ninguno esperando más de 1 año y nuestro objetivo es que no haya nadie más de 6 meses. Es muy ambicioso.
-¿Los pacientes en registro están ahí por rechazar la derivación a la privada?
-Para dar respuesta en tiempo hay dos ofertas: el servicio que indicó la cirugía o los centros concertados, a los que se deriva patología poco compleja. El recurso propio lo estamos gastando primero en la patología muy compleja, en el tumor cerebral, el paciente despierto, la patología vascular, la base de cráneo… Y en la patología discal, que causa dolor, pero no compromete la vida, puede que no lleguemos en tiempo. A esos son a los que se les oferta la concertada. Si rechazan, pasan al registro. Como gestor, lo que quiero es que esos pacientes no se queden ahí.
-En el resto del hospital se está percibiendo un aumento del rechazo de los pacientes a ir a la concertada por la gran confianza que en el Cunqueiro. ¿En Neurocirugía también?
-Igual. Todo el mundo quiere operarse aquí.
-¿Cuál es el impacto de absorber a la población de Povisa?
-Son 120 000 adultos más, porque la pediátrica siempre ha estado aquí. Hicimos una previsión en base a la epidemiología y calculamos que se nos iba a incrementar un 20% el trabajo asistencial. ¿Dónde lo notamos ya? El primer salto es en la urgencia. Ha subido más de un 20% ya. De hecho, tenemos más intervenciones que a estas alturas del año pasado y son a expensas de la urgencia.
-¿Puede tener algo que ver que la población de Povisa es algo más envejecida?
-Aún no puedo analizarlo. Yo estoy viendo de todas las edades. Lo que estoy notando es que la patología más frecuente, la de columna y la tumoral cerebral, también se ha incrementado.
-¿Se están encontrando con algún otro problema por absorber a la población de Povisa?
-No sabemos lo que nos vamos a encontrar todavía, solo estamos trabajando bajo estimaciones. Hemos crecido un 20% en personal, con dos neurocirujanos más, desde junio somos 12. Hemos reforzado la guardia de 24 horas; ahora siempre hay dos. Hemos incrementado el número de consultas físicas. Dos más semanales. Ya veremos si nos llega o no. También hemos pedido incrementar el número de sesiones quirúrgicas.
-Es más difícil.
-Pero no imposible. El problema es que estamos en un hospital lleno, porque todos los servicios hemos crecido y todo se va ocupando, sobre todo de mañana. Quedan horarios de tarde. La opción es tener dos más semanales.
-¿De tarde implica peonada?
-No, puede ser jornada ordinaria. Ante nuevos retos, buscamos nuevas salidas. No deja de ser una oportunidad. Es un cambio, es verdad, pero no tiene que ser a peor, es una oportunidad. Después ya veremos cómo lo gestionamos.
-¿Es suficiente el aumento de personal?
-Se estimado 20% más de población, dos personas más, mínimo. En esta empresa no puedes ser ambiciosa y decir «Dame 5 que es lo que había en Povisa”. Vamos a partir de que aquí hay una estructura formada y personal entrenado. Si no podemos dar cobertura porque es más de lo previsto, nos tendrá que ayudar el Sergas.
¿Cuánto tiempo se dan para medir si son capaces?
Un año. Al final de este podemos tener una previsión de si funciona o hay que tomar medidas.
¿Van a redistribuir la patología de columna?
De entrada y sin saber lo que nos viene, no podemos decir que haremos toda la Neurocirugía que hacían en Povisa. No tengo números de lo que hacían. La patología grave y en la que no nos pueden sustituir es la del sistema nervioso central. La patología de columna, la degenerativa, la traumática, sobre todo lumbar y dorsal, es un campo común con Trauma. Ahora mismo no estamos capacitados para coger todo. ¿En un futuro? Con más personas y más espacio, se llegaría.
¿Cómo reparten los casos?
Tenemos consensuados con Primaria los criterios de derivación. Si cumplen, aceptamos el caso. Si no, le toca a Povisa. Por ejemplo, la cirugía de túnel del carpo, que hemos asumido históricamente en el Chuvi, pero que también pueden hacer Trauma o Plástica, no podemos abordarla. Colapsaríamos. Como primer contacto, hemos asumido lo que no puede hacer ro especialista. El resto, habrá que hacer un reparto. Es una carrera de fondo.
«El siguiente reto es la robótica»
-¿Qué es lo que más hacen?
- Craneotomías, que implican patología tumoral, y patología discal, que puede ser cervical o lumbar. Abarcamos casi todo.
-¿Y qué no?
-Algún tipo de neurocirugía funcional: la epilepsia, el Parkinson… El centro de referencia está en Santiago.
-¿Tienen aspiración de desarrollarlo?
-Vamos a desarrollar otros aspectos de la neurocirugía funcional, porque no intentamos competir, sino colaborar. Estamos implementando la técnica de estimulación cerebral profunda para trastorno obsesivo-compulsivo, para el TOC. La idea es que esté en cartera a final de este año. Llevamos ya tres casos operados y estimamos que puede ser seis al año de toda Galicia.
-¿Aspiran a atender los de toda Galicia, a ser referenciar?
-Sí. Porque no se está haciendo en todo el norte de España.
-¿Y en cuanto a tecnología?
-Gracias al salto al Cunqueiro, se dotó al servicio de forma excelente. El siguiente reto es subirnos al carro de la robótica, la realidad virtual y la realidad aumentada, porque van a mejorar la planificación quirúrgica. Implica también que el personal se tiene que formar.
-¿Qué otro tipo de retos tiene el servicio?
-No trabajamos solos. Lo hacemos en colaboración con neurólogos, neurofisiólogos, rehabilitadores, oncólogos, oncólogo radioterapeuta, neurorradiólogos... Hay que ver en conjunto al paciente para darle el mejor tratamiento y más individualizado posible. La patología compleja también se diagnostica más y mejor cada vez. Los tumores cerebrales son bastante complicados y algunos requieren comités multidisciplinares. Todo eso, que ya está instaurado, hay que mejorarlo. Hay que revisar y actualizar protocolos para que la atención sea lo más estándar posible porque supone menos riesgos para el paciente. Y luego está la formación continuada. La mayoría ahora de las especialidades necesitan subespecializarse para dar respuesta a patología más infrecuente. Conlleva que los profesionales se formen. ¿Cómo se gestiona eso en un mundo donde tú quieres conciliar?
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