Vecinos de Camelias se quedan atrapados todas las semanas en un ascensor recién instalado

La última víctima, una persona mayor que sufrió un ataque de ansiedad

Varios vecinos del 43 de Camelias, a las puertas del ascensor de la discordia.

Varios vecinos del 43 de Camelias, a las puertas del ascensor de la discordia. / Pablo Gamarra

Cuando en una comunidad de vecinos instalan un ascensor nuevo suele ser para mejorar el día a día en el edificio: más accesibilidad y comodidad para los residentes. Pero en el número 43 de la calle Camelias ha sucedido todo lo contrario. Hace año y medio y tras una serie de retrasos, la empresa Enor por fin acabó las obras de un elevador para sustituir al anterior, que no bajaba a cota cero, es decir, no llegaba a la planta baja sino que los vecinos tenían que salvar unos diez escalones desde el portal.

Roi González, que vive con su mujer y dos hijos en la planta octava, la más elevada del inmueble, explica que la comunidad ya abonó la totalidad del importe del ascensor antes siquiera de que estuviera operativo. «Pagamos unos 80.000 euros, la mitad cuando lo contratamos y el resto a mitad de la obra, así que cuando acabaron ya estaba todo abonado», explica este residente.

Pese a que los primeros meses apenas dio problemas, la comunidad de vecinos ahora está completamente desesperada. Y es que aunque es un ascensor nuevo, desde hace un tiempo se queda bloqueado continuamente con personas en su interior. «Nos pasa ya todas las semanas, y la pasada incluso tres veces», explica María Pérez, esposa de Roi. La última vez, la víctima fue un vecino de unos setenta años al que le dio un importante ataque de ansiedad cuando se quedó atrapado en el ascensor.

Cuando sucede algo así, es decir, cuando el elevador se queda parado con una persona en su interior, la comunidad llama al técnico de la empresa instaladora, que acude en poco tiempo a desbloquear la máquina y a ponerla otra vez en funcionamiento. «El problema es que no nos dan ninguna solución. Vienen, lo reactivan y se van. Pero no nos dicen qué problema tiene ni vienen a arreglarlo. No entendemos qué pasa. Igual el hecho de pagar ya todo de antemano nos ha perjudicado», lamenta Roi González. Cuando el ascensor se para sin ninguna persona dentro, denuncian los residentes de este inmueble de Camelias, la llega del técnico se retrasa. «Una de las veces en que se estropeó llegamos a estar 36 horas sin poder usarlo», lamentan.

«Es una enorme incomodidad porque vivimos con incertidumbre. Hay vecinos que directamente no cogen ya el ascensor por miedo a quedarse atrapados y aunque viven en pisos elevados prefieren subir por las escaleras. Y nosotros lo utilizamos porque no podemos subir las sillas y todas las cosas de los niños sin la ayuda del ascensor», apunta Roi González.

El elevador da servicio a un total de 19 viviendas distribuidas en ocho plantas. Hay al menos dos vecinos que superan los ochenta años y otros que toman medicación por diferentes motivos, por lo que la situación actual les supone un enorme trastorno.

Ninguno de ellos entiende que un elevador instalado hace poco más de un año tenga se quede bloqueado y deje de funcionar prácticamente todas las semanas y que la empresa no haga un diagnóstico pertinente para intentar arreglar el problema más allá de enviar un técnico cada vez que se estropea.

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