La espera infinita para ejercer de un migrante

Esta semana se celebra el Día Mundial de las Personas Refugiadas y Vigo ofrece varios actos para concienciar sobre su situación.

Maribel Coronel, migrante peruana licenciada en Magisterio con dos másteres en España, uno de ellos en la UVigo, pero todavía no puede ejercer su profesión.

Maribel Coronel, migrante peruana licenciada en Magisterio con dos másteres en España, uno de ellos en la UVigo, pero todavía no puede ejercer su profesión. / Pablo Hernández Gamarra

Mañana se celebra el Día Mundial de las Personas Refugiadas y las asociaciones viguesas que trabajan con migrantes proponen un fin de semana lleno de actividades para concienciar sobre los problemas que experimentan los que deciden comenzar aquí una nueva vida. Entreculturas organiza este domingo una caminata abierta a todos los públicos: saldrá a las 11.00 horas del Colegio Apóstol y el recorrido irá por la senda verde hasta el parque de A Riouxa, en Teis. A su llegada se hará un intercambio cultural entre los participantes.

Accem tiene otras propuestas, como un pequeño festival o un intercambio de testimonios en primera persona, entre los que habrá representación de Palestina, además de otros lugares en conflicto.

La idea de estos actos es fomentar una mejor convivencia. Los problemas de las personas extranjeras son en muchas ocasiones desconocidosy contrarios a los prejuicios existentes.

Maribel Coronel es peruana y tiene 46 años. Lleva en España desde 2023 y cuenta que su trayectoria no fue sencilla. Es una de las 25.000 personas migrantes que hay en la ciudad y que, al igual que el resto, se enfrenta a un tedioso proceso burocrático hasta poder establecerse. Está licenciada en Magisterio y tiene dos másteres en España, uno de ellos en la UVigo, pero todavía no puede ejercer su profesión.

Maribel Coronel. 
|  Pablo Gamarra

Maribel Coronel. / Pablo Gamarra

Tras un breve período en Madrid, en 2019 volvió a su país. Había venido para cursar su primer posgrado, pero le venció el tiempo de estancia legal. De vuelta en Perú comenzó a pasar miedo: «Me espantó. La corrupción y la inseguridad están desbordadas. Hay mucha fuga de talentos por eso mismo. Antes te podían asaltar, pero ahora ya hablamos de secuestros y sicarios. Ya nadie te asegura que puedas salir de casa y volver bien, seas quien seas, afecta hasta pequeños comerciantes sin recursos», cuenta.

En 2023 volvió como turista y aprovechó para hacer una nueva estancia de estudios. El objetivo era quedarse. Inició los trámites para la homologación del título y buscó trabajo. «Pese a que tenía dos másteres hechos en España, hasta que no se resuelva el trámite, no me permiten ejercer. No tenía forma de mantenerme», explica.

La opción más viable fue hacer un curso para cuidar mayores en residencias, algo que realmente dista de su vocación. Tiene que estar trabajando para renovar su residencia. «Llevo un año esperando una respuesta, todo lo que tengo es un ‘en revisión’ y nada más. Algunas compañeras llevan más de dos», apunta Coronel. A partir de los ocho meses ya es posible presentar un recurso.

En su caso, para adelantarse, se va a inscribir en una FP de Educación Infantil.

La nueva ley

El nuevo reglamento presenta algunos hándicaps. Las personas solicitantes de asilo, de tener una resolución negativa, tienen que volver a empezar su proceso. El tiempo que hayan pasado esperando, pese a haber estado trabajando, no cuenta.

También lo tienen complicado las personas que vengan con un permiso de estudios. Deben estar en el país dos meses antes de comenzar el curso y demostrar que tienen en el banco al menos 8.000 euros, tal y como explica Maribel Coronel.

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