Cazan a un trabajador vigués jugando al pádel en horas de trabajo y contrataca denunciando impagos
La empresa contrató a un detective por las sospechas que dedicaba tiempo laboral a gestiones personales

Los informes de un detective resultaon clave para probar las acusaciones al trabajador / Ricardo Grobas
Una relación laboral de un cuarto de siglo que acabó de la peor manera y, al tiempo, un ejemplo de libro para repasar las distintas formas de salir de una empresa. Es el conflicto entre una firma de Vigo y su jefe de la Sección Comercial que acaba de dirimir el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG). La sentencia ha resultado desfavorable para el trabajador, que se queda sin trabajo y sin indemnización.
Todo comenzó a finales de 2023, cuando la empresa T. S. Brokers, dedicada al transporte de mercancías, por comentarios de terceros empezó a sospechar que el empleado, que entre sus tareas tenía salir a buscar clientes y tratar con ellos, utilizaba ese tiempo para gestiones personales, «incluso de carácter deportivo».
Ante estas sospechas, la firma contrató a un detective privado para hacer un seguimiento del trabajador. Entre el 27 de diciembre y el 8 de enero, el investigador cazó hasta en ocho jornadas, algunas tanto durante la mañana como por la tarde, jugando al pádel, realizando compras o tomando algo en cafeterías. Luego, fichaba como si hubiese trabajado todo ese tiempo. En varias ocasiones, hasta pasaba el kilometraje correspondiente.
Entre las actividades que hacía de manera recurrente estaban ir al Sárdoma Twelve Padel Center, pasarse por la Federación de Peñas Celtistas o hacer compras en varios establecimientos de la ciudad, como la propia tienda del Celta o El Corte Inglés.

Partido de pádel en una pista de Vigo / FDV
Dos demandas
Con los informes del detective encima de la mesa, la empresa comunicó el 15 de febrero la apertura de un expediente sancionador, al que el trabajador presentó alegaciones el día 20. Un día después, este presentó una demanda para reclamar la rescisión contractual del artículo 50 del Estatuto de los Trabajadores.
Esta es la vía que permite salir de una empresa cobrando la indemnización y con derecho a la prestación por desempleo, al contrario que con un despido disciplinario o con una baja voluntaria. Para que esa fórmula prospere tiene que haber un incumplimiento grave por parte del empresario. El más habitual es el de los impagos, y fue el que esgrimió el empleado.
Dos días después del movimiento, el 23 de febrero, la dirección ejecutó el despido disciplinario del trabajador, que, presentó una segunda demanda, esta para revertir el cese o, al menos, convertirlo en improcedente. Finalmente, ambas denuncias se sustanciaron en el mismo proceso.
Motivos «ficticios»
El Juzgado de lo Social n.º 5 de Vigo falló en ambos aspectos contra el empleado. Su defensa recurrió ante el TSXG, pero ya solo en relación con la rescisión del contrato, dando por perdido el conseguir un despido nulo o improcedente. Los magistrados, sin embargo, respaldaron el criterio del juez de instancia. «Los motivos de extinción aducidos son en buena medida ficticios, pues solo los consideró como incumplimientos empresariales tras la comunicación del inicio del expediente», concluyen.
El trabajador esgrimía dos argumentos para denunciar los atrasos y los impagos. Por un lado, desde 2013 empresa abonaba el salario en dos pagos mensuales, tras un acuerdo con la representación legal de las personas trabajadoras que fue aprobado en asamblea. Los magistrados sí consideran esta práctica como incumplimiento, pero sin la gravedad suficiente para extinguir el contrato. Además, le replican que hasta ese momento nunca se había quejado por este motivo.
También alegaba que, desde 2015, la empresa le venía descontando 400 euros de su nómina con motivo de un descuelgue salarial que estuvo vigente entre 2012 y 2015, y que acabó con esa deducción sobre el complemento voluntario absorbible. «Ni siquiera nos encontramos ante un incumplimiento empresarial», asevera la sentencia, contra la que cabía recurso ante el Supremo.
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