La mala organización «quema» a los residentes de familia y comunitaria

Un estudio recoge la experiencia de MIR y EIR en el área de Vigo y constata que la mayoría sufren niveles de «burnout» por la falta de planificación y una formación insatisfactoria

Médicos residentesa de Familia con su tutora, el verano pasado en Ourense

Médicos residentesa de Familia con su tutora, el verano pasado en Ourense / ALAN PEREZ / FDV

Sandra Penelas

Sandra Penelas

Vigo

«Muchísima ansiedad», «No desconectas realmente», «No soy capaz de gestionarlo», «Piden la excelencia, pero a mí no me la han dado», «Hay muchos meses que tenemos tres cursos a la vez, otros que no tenemos nada». Un estudio realizado en el área de Vigo da voz a los residentes en enfermería y medicina de familia y comunitaria para conocer sus niveles de burnout o síndrome del trabajador quemado y constata que la mayoría de ellos tienen algún nivel de estrés generado, sobre todo, por la mala organización y una formación insatisfactoria.

«Es una etapa a la que llegas después de esforzarte mucho, de hacer una carrera y de prepararte después durante un año para el examen EIR o el MIR. Y que además va a marcar cómo serás tú como profesional. Pero al final te dedicas todo el día a trabajar y a realizar cursos fuera de tu horario laboral que muchas veces no están bien planificados o que encadenas con guardias después de 24 horas seguidas. Y la formación que recibes depende del centro y del profesional que te toque en suerte. La vocación no siempre es suficiente», destaca la autora, Marina Feijoo, que realizó este trabajo como proyecto final de su residencia en la especialidad de enfermería familiar y comunitaria –antes realizó otra en salud mental– y que actualmente trabaja en el área de Psiquiatría del Cunqueiro.

La autora del trabajo, Marina Feijoo, durante su etapa como residente.

La autora del trabajo, Marina Feijoo, durante su etapa como residente. / Cedida

Sus resultados, que coinciden con los de otros estudios nacionales e internacionales sobre burnout, permiten conocer las experiencias reales de los residentes en el área de Vigo y concluir que, aunque ven «positivo» todo el aprendizaje y las relaciones y experiencias vividas durante esta etapa formativa, se sienten «quemados» con la organización.

En este sentido, apunta Feijoo, una de las principales conclusiones del trabajo es que las propuestas de los residentes para reducir el estrés laboral son perfectamente asumibles: «Sí que existen opciones de mejorar, pero hay que tenerlos en cuenta. La mala organización es uno de los factores que más burnout genera. Y lo que demandan de la Unidad Docente del Sergas es que los cursos se planifiquen con antelación para poder organizarse y que se impartan por las mañanas».

El estudio incluye a un total de 15 residentes en atención familiar y comunitaria –11 EIR y 4 MIR– con una edad media de 31 años. La mayoría eran mujeres –solo había un hombre– y fueron entrevistadas en grupo entre 2023 y 2024 por un equipo investigador integrado por dos enfermeras de familia y comunitaria y dos psicólogas.

Marina Feijoo, en el centro, con su equipo del Centro de Salud Taboada Leal.

Marina Feijoo, en el centro, con su equipo del Centro de Salud Taboada Leal. / Cedida

El estrés laboral y la ansiedad fueron los principales factores de riesgo que transmitieron en estos encuentros, seguidos de la mala organización, la falta de oportunidades y una formación insatisfactoria. «Médicos y enfermeras realizan casi toda la formación en común y las opiniones son similares. La única diferencia es el salario, porque casi todos los MIR vienen de hacer una carrera y pasan a cobrar un salario y las guardias, pero en enfermería ocurre lo contrario. Casi todos los EIR ya han trabajado, especialmente ahora que no hay enfermeras generalistas, y hacer esta formación supone perder mucho dinero y pasar a cobrar la mitad del sueldo que tenías», plantea Feijoo. De hecho, una de las participantes cifra esa reducción en 25.000 euros durante los dos años del EIR.

Respecto a la formación, uno de los residentes admite que las diferencias dependiendo del centro de salud asignado no sabe si le generan «estrés o cabreo». «Es muy dispar, depende del centro y la gente que te toque, y esto genera malestar. Llegar a un centro de salud en el que no te enseñan nada después de tanto esfuerzo es una decepción. Una de las residentes comentaba que ella pasó un duelo porque no se cumplieron sus expectativas. Yo tuve suerte porque en el centro en el que estuve hay ecografía o cirugía menor, tuve suerte en cuanto a eso, pero en otros solo tienen enfermería comunitaria», comenta Feijoo, que sigue colaborando a día de hoy con el centro en el que se formó, el Taboada Leal.

«La Unidad Docente descarga la formación en los centros de salud. Tienes un tutor que te enseña, pero él no tiene ninguna recompensa por tenerte allí y se esforzará más o menos. Al final, un residente resta tiempo y da trabajo, pero al tercer o cuarto año, en el caso de los MIR, te libera de carga», plantea Feijoo, que a igual que durante sus dos residencias, compatibiliza las responsabilidades laborales con las deportivas, ya que es jugadora del club de baloncesto Maristas Coruña.

"Te estás formando en un mundo que no conoces"

Las rotaciones también pueden ser fuente de estrés: «En los centros de salud normalmente te acogen bien, pero cuando vas a otras unidades depende del personal con el que coincidas. A veces te ponen a trabajar como si fueras de esa especialidad o te hacen un poco el vacío porque no lo eres. Te tienes que ir adaptando, porque pasas por todos lados».

Y a todo esto también se añade el sentido de la responsabilidad: «Al final, de ti dependen vidas. La gente cada vez es más exigente, no es consciente de que la sanidad no es algo exacto, que tiene sus complicaciones Y como residente te estás formando en un mundo que no conoces. Obviamente se multiplican esos niveles de burnout».

«En estos momento en los que se habla tanto de la salud mental de la población, quizá debería haber algún grupo de apoyo para ayudar a gestionar el estrés al personal sanitario, no solo a los residentes», propone Feijoo. Y es que, como señala en su trabajo, que estará incluido en la tesis que realiza en la UVigo Macarena Chacón, mejorar el bienestar de los profesionales redunda en una mejora de la calidad asistencial.

«El trabajador más implicado se acaba quemando porque por muchas ideas y ganas de mejorar al nivel de excelencia que tengas solo te encuentras trabas y limitaciones. Y a la persona que trabaja a mínimos sin ninguna implicación se le reconoce igual que a ti, sino mejor, por no molestar. En el caso de los residentes, que son un libro en blanco, que solo tienen proyectos e ilusiones, el impacto negativo de ver que no se te valora y se te echa todo atrás es muy grande», concluye Marina Feijoo.

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