Dos de cada diez investigadores del Cinbio son extranjeros

Dieciséis nacionalidades conviven en uno de los centros más internacionales de la UVigo para hacer ciencia de excelencia

India y portuguesa son las delegaciones más nutridas

El director del Cinbio, Miguel Correa (de pie,4º por la derecha), y algunos de los científicos  extranjeros del centro.

El director del Cinbio, Miguel Correa (de pie,4º por la derecha), y algunos de los científicos extranjeros del centro. / Jose Lores

Sandra Penelas

Sandra Penelas

La ciencia es global y, aunque se escribe mayoritariamente en inglés, avanza gracias a las aportaciones de investigadores con múltiples lenguas, procedencias y culturas. Una diversidad que enriquece los equipos y que caracteriza a las mejores instituciones académicas y científicas. Y el Centro de Investigación en Nanomateriales y Biomedicina (Cinbio) de la UVigo apuesta por esta internacionalización para seguir escalando puestos en la excelencia.

Su plantilla actual está integrada por 161 personas, incluyendo investigadores permanentes, postdoctorales y predoctorales (realizando su tesis), así como técnicos de apoyo en los laboratorios y de gestión de la innovación. Y dos de cada diez (33) son extranjeros.

La cifra no incluye a los estudiantes de grado o máster ni a los españoles captados en centros extranjeros y la suma de nacionalidades alcanza las dieciséis. Los investigadores foráneos del Cinbio proceden de cuatro continentes, siendo indios (18%) y portugueses (15%) los grupos más numerosos. Y además existe un equilibrio entre hombres (55%) y mujeres (45%).

Junto con el país luso, también Francia, Italia, Finlandia, Grecia y Rusia tienen representación en el centro vigués. Desde África y Oriente Próximo han llegado investigadores de Túnez, Egipto, Irán y Siria. El continente asiático está representado por India, Pakistán y China., y el americano por Venezuela y Cuba.

El director del Cinbio, Miguel Correa, y algunos de los científicos  extranjeros del centro.

El director del Cinbio, Miguel Correa, y algunos de los científicos extranjeros del centro. / Jose Lores

«La presencia de investigadores extranjeros es muy positiva. Aporta relevancia internacional al centro y nos permite traer conocimiento que aquí no tenemos desde otros lugares y aprovechar sus contactos para establecer relaciones con otras instituciones y acuerdos de colaboración», subraya Miguel Correa, director del Cinbio.

En su propio grupo, el Team NanoTech, conviven una decena de nacionalidades, y asegura que, en general, todos los foráneos están contentos con el campus y la ciudad, aunque echan en falta, sobre todo, al principio, que el inglés no esté tan extendido entre la población como en otros países.

La internacionalización, que es uno de los retos fijados por el comité asesor externo del Cinbio, también ayuda a compensar el descenso de estudiantes nacionales de doctorado, apunta Correa.

El centro ayuda a los extranjeros a formalizar su situación laboral y conocer los servicios de la UVigo, incluso a conseguir alojamiento, todo un desafío a día de hoy. También organizan actividades para fomentar la interrelación entre todos los integrantes de la plantilla e intentan animar a los ‘postdocs’ foráneos a crear su propia asociación para incrementar vínculos entre ellos.

De los catorce grupos actuales, solo uno está dirigido por un científico extranjero pero desde la dirección trabajan en esta línea: «Ya hemos traído a varios investigadores a través del programa Ramón y Cajal, que serán los que en el futuro se puedan consolidar y crear su propio equipo. Entre este año y el que viene también vamos a incorporar a cinco profesionales con becas Marie Curie postdoctorales. Y esperamos que sean muy buenos y atraer a gente de otros países».

«Creo firmemente que la reputación de cualquier centro de investigación depende de la diversidad de su personal»

Laksminarayana Polavarapu, el único foráneo con grupo propio, apoya esta apuesta. «Creo firmemente que la reputación de cualquier centro de investigación depende de la diversidad de su personal, tanto en género como en nacionalidad, ya que vivimos en un mundo globalizado. A lo largo de mi carrera he trabajado con muchos investigadores internacionales, conozco personalmente la importancia de la diversidad», destaca.

Tras vivir y residir en varios países durante los últimos veinte años se considera «un ciudadano internacional» y promueve esa diversidad en su equipo, donde trabajan o han trabajado españoles, indios, griegos y chinos. Y todos hablan inglés. «Aportan diferentes culturas y experiencia. Los estudiantes aprenden a colaborar con personas de distintas culturas y esta experiencia les será muy útil cuando prosigan sus carreras en el extranjero», añade.

Antes de llegar a Vigo, vivió en grandes ciudades «con excelente transporte público», pero ahora disfruta «paseando por la playa y el centro de la ciudad», así como de su gastronomía, de la que destaca la merluza y los calamares fritos.

La finlandesa Laura Salonen reside en Vigo desde 2013 y siempre se ha sentido «muy cómoda, muy en casa». «Aquí también llueve mucho y creo que no somos muy distintos. Tenemos un humor muy similar y me gusta que la gente no me trate como una turista. También el paisaje de Galicia me encanta. La naturaleza está muy presente «, celebra.

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Laura Salonen - ‘Ramón y Cajal’. Finlandia

«Trabajar con gente que tiene otros puntos de vista es muy enriquecedor»

Natural de la ciudad costera de Turku, a dos horas de Helsinki, desarrolló su carrera en centros de Suiza, Alemania y Portugal antes de recalar en el Cinbio en 2022 como investigadora Ramón y Cajal. Y desde hace un año forma parte del grupo de Nanomateriales Híbridos que lidera Verónica Salgueiriño.

«Ella es experta en materiales magnéticos y yo en materiales porosos. Por eso decidimos unirnos y explorar qué cosas podemos hacer juntas. Todavía tengo en marcha un proyecto de Portugal en el que investigo cómo utilizar estos materiales porosos en la captura y monitorización de contaminantes en el agua. También tengo otro del ministerio y participo en un proyecto europeo. Me gusta mucho el ambiente del grupo, donde hay más gente de otros países como India, China o Irán. Aportan experiencias y puntos de vista diferentes y eso es muy enriquecedor», señala.

Laura conoció durante su doctorado en Zúrich al que hoy es su marido, un investigador vigués que también trabaja en la Universidad. Ella fue buscando destinos que le permitiesen acercarse a Galicia haciendo investigación de calidad, primero en el Laboratorio Ibérico Internacional de Nanotecnología (INL) de Braga, al que se desplazaba desde Vigo, y después en el Cinbio.

«El ambiente es muy internacional, se organizan muchas actividades como charlas o seminarios y hay investigadores con proyectos muy prestigiosos»

«En el INL estuve nueve años muy contenta y aquí también lo estoy. El ambiente es muy internacional, se organizan muchas actividades como charlas o seminarios y hay investigadores con proyectos muy prestigiosos. La gente es muy abierta a la hora de ayudar y trabajar juntos o compartir equipos. Todos nos apoyamos», destaca.

Laura está tan a gusto que incluso sintió morriña tras realizar una estancia el año pasado en Finlandia junto a su marido y sus dos hijos. «Me gustó ver cómo funciona la universidad ahora allí, fue muy interesante y a los niños les gustó mucho. Es un lujo tener este tipo de oportunidades. Pero también me gustó venir de vuelta», admite entre risas.

Sérgio da Silva lleva solo un año en el Cinbio como investigador postdoctoral aunque ya realizó una estancia en el centro vigués mientras hacía la tesis en la Universidad de Minho. Forma parte de Team NanoTech y participa en un proyecto europeo enfocado a la búsqueda de nuevos fármacos como alternativa a los antibióticos que ya no son efectivos frente a algunas dolencias gastrointestinales.

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Sérgio da Silva - ‘Postdoc’. Portugal

«Los equipos son dinámicos y trabajn en proximidad con la industria»

«La investigación que se hace aquí es de alta calidad. Los equipos son dinámicos y trabajan en proximidad con la industria. Hay una apuesta por ese contacto para que lo que desarrollamos tenga su aplicación en la sociedad. Y también me gusta el ambiente interdisciplinar y multicultural. Tengo compañeros de distintos países y, por tanto, con experiencias y backgrounds distintos», señala.

Vive en Valença, porque le queda «a medio camino» entre Vigo y su ciudad natal, Braga. Asegura que aquí se siente «como en casa» y aspira a conseguir una ayuda postdoctoral de la Xunta o el ministerio para quedarse en el Cinbio.


Lakshminarayana Polavarapu
El único científico foráneo que Lidera su propio grupo

«En Vigo y Galicia es posible hacer ciencia de alto nivel»

Lakshminarayana Polavarapu

Lakshminarayana Polavarapu / FDV

Doctor por la Universidad Nacional de Singapur, octava a nivel mundial y primera asiática en el ranking Times Higher Education, Lakshmi, como le conocen en el Cinbio, tuvo su primera «conexión» con nuestro país durante una estancia ‘postdoc’ en la UVigo y el CICbiomaGUNE de San Sebastián entre 2012 y 2015.

Después fue funcionario en Alemania y dirigió un pequeño subgrupo en la Cátedra de Fotónica y Optoelectrónica de la LMU de Múnich, una de las mejores universidades europeas. Pero regresó con una Ramón y Cajal en 2020 como investigador independiente y creó su propio grupo.

Aportó una nueva línea al Cinbio, nanocristales semiconductores, y en los últimos cinco años sus integrantes, que también proceden de diferentes países, han publicado medio centenar de artículos y captado alrededor de un millón de euros a través de convocatorias autonómicas, nacionales y europeas.

«En Vigo y Galicia se puede hacer ciencia de alto nivel. Muchos científicos gallegos han tenido un impacto en diversas áreas. La UVigo cuenta con una infraestructura de vanguardia, el Cacti, para la investigación e nanocristales coloidales y creo que la Xunta nos apoya mucho dentro de sus posibilidades», reconoce.

El investigador indio Lakshmi Polavarapu(1º por la izquierda), con miembros de su grupo.

El investigador indio Lakshmi Polavarapu(1º por la izquierda), con miembros de su grupo. / Jose Lores

Para Lakshmi, Cinbio «es uno de los centros líderes en Galicia», aunque apunta que «hay mucho margen de mejora en la infraestructura para competir con las mejores universidades del mundo». «Nuestro grupo tiene varios retos. Necesitamos más espacio de laboratorio y financiación para adquirir equipamientos para la fabricación de dispositivos y espectroscopia. Actualmente, colaboramos con grupos de Cambridge y Oxford para los experimentos que no podemos realizar aquí. Y la mayoría de mis estudiantes de doctorado pasan tres meses en esas universidades como parte de su estancia de investigación en el extranjero», detalla.

Aunque al principio fue «un poco duro», ahora dice sentirse «un auténtico vigués». Recientemente obtuvo la residencia permanente de la UE –su familia consiguió la nacionalidad alemana– y está aprendiendo español para poder conseguir una plaza de profesor titular. «Hablo suficiente para la comunicación diaria, pero tengo que conseguir un nivel B2. Espero poder hablarlo con fluidez en un año», se plantea.

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