25 años del atentado más sangriento del Grapo en Vigo

Dos guardas jurados murieron tiroteados en el asalto a un furgón blindado que transportaba 2,3 millones de euros

Los cinco miembros del comando, liderado por Silva Sande, fueron condenados a penas de 135 a 144 años de prisión

«Mis compañeros no pudieron defenderse, los acribillaron en cuanto bajaron del furgón». Fueron las palabras con las que narró lo sucedido el único superviviente del asalto del Grapo a un furgón blindado en Vigo el 8 de mayo del 2000, hace ahora 25 años. Su testimonio, ofrecido en la Audiencia Nacional en 2010, armó las condenas de 135 a 144 años de prisión para los cinco integrantes de un comando liderado por Fernando Silva Sande.

Dos vigilantes muertos a tiros

Poco antes de las 8 horas de aquel 8 de mayo hace un cuarto de siglo, los cinco integrantes del grupo terrorista esperaban en la Carretera Provincial (hoy Rúa Emilia Pardo Bazán) el paso de un furgón blindado con 2,3 millones de euros (390 millones de pesetas entonces) que tenía por destino la sede del Banco de España en Pontevedra.

El comando, encabezado por Silva Sande y compuesto por Israel Torralba, Esther González Ilarraz, Marcos Martín Ponce y Mónica Refojos, lo había intentado otras cuatro veces antes, todas fallidas. En esta ocasión, había colocado tres explosivos. Uno no alcanzó al vehículo, pero los otros hicieron que este avanzase sin control unos 70 metros. 

Cuando este se detuvo, dos vigilantes bajaron aturdidos por la explosión y el humo. En ese momento, los grapo abrieron fuego contra ellos: Jesús Sobral (32 años) y Gonzalo Torres (61 años) murieron. El tercer vigilante, Manuel Espada, salvó la vida -aunque resultó herido- por no salir del furgón. «Estoy vivo de milagro», decía a FARO en 2010 antes de testificar en la Audiencia Nacional, diez años después de los fatídicos hechos. 

Su resistencia en la parte trasera evitó que los terroristas se llevasen el millonario botín, ya que solo pudieron hacerse con tres bolsas de monedas que abandonaron en la huida debido a su peso.

Fruto de la onda expansiva de las bombas resultaron heridos leves tres peatones - dos de ellos menores-, e inmuebles y coches del entorno registraron daños. 

Estado en el que quedó la oficina de la ETT situada en la calle Urzáiz tras la explosión de una bomba colocada por el Grapo, en septiembre del año 2000.

Estado en el que quedó la oficina de la ETT situada en la calle Urzáiz tras la explosión de una bomba colocada por el Grapo, en septiembre del año 2000. / Jesús de Arcos

La última bomba del Grapo en Vigo

En la madrugada del 27 de septiembre de 2000, una bomba explotó en el interior de una empresa de trabajo temporal ubicada en el número 27 de la calle Urzáiz. La tarde anterior, una mujer identificada como Gema Rodríguez Miguel, acudió a la oficina bajo el pretexto de solicitar información y pidió utilizar el cuarto de baño. Allí dejó una mochila con un kilo de explosivo de fabricación casera “tipo termita”, que acabaría accionándose a las 3 de la mañana. Afortunadamente no hubo ningún herido, pero sí notables daños materiales en el edificio. 

El Grapo reivindicó el atentado a través de una llamada telefónica a FARO y comunicados a medios. 

Gema Rodríguez fue condenada a 15 años de prisión en un juicio celebrado 11 años después de los hechos, pero resultó absuelta en 2012 por falta de pruebas

45 años del tiroteo en O Calvario a dos ‘grapos’

Intercambio de disparos, botes de humo y gases lacrimógenos. Es la impactante escena que aún recuerdan algunos de los vecinos más veteranos del barrio de O Calvario. Aquel 9 de mayo de 1980, un fuerte dispositivo policial tomó el entorno de las calles Travesía de Vigo y Doblada (hoy Gregorio Espino) para detener a dos miembros del Grapo. Se habían fugado de la cárcel de Zamora hacía unos meses, a través de un túnel y con otros tres compañeros. La Policía los había señalado como los autores de un atraco perpetrado una hora antes en un banco en las inmediaciones de la Plaza de la Independencia.

Según relatan las páginas de FARO, aquel 9 de mayo de 1980, los miembros del Grapo Fernando Hierro Chomón y Abelardo Collazo Araújo - vecinos de Teis- habían tomado un taxi desde Pizarro hacia Candeán sobre las 10 de la mañana. Allí, a punta de pistola, ataron al conductor a un árbol y huyeron con el vehículo. «No des aviso antes de las dos de la tarde por el bien de tu mujer y tus hijos», le habrían amenazado, según recoge la crónica del diario decano. 

Sobre las 11.30 horas entraron empuñando sus armas en la oficina del Banco Hispano Americano en la esquina de las calles Camelias y Álvaro Cunqueiro. Encañonaron a los cuatro empleados, se hicieron con alrededor de 3.000 euros (medio millón de pesetas entonces) y huyeron en el taxi, que abandonaron poco tiempo después en el entorno de la calle Hispanidad. 

Imagen del sendero entre Travesía y Aragón por el que huyó uno de los grapos perseguidos en mayo de 1980.

Imagen del sendero entre Travesía y Aragón por el que huyó uno de los grapos perseguidos en mayo de 1980. / Magar

Persecución y tiroteo

El despliegue policial localiza, en las inmediaciones del mercado de O Calvario, a dos hombres que se corresponden con la descripción aportada por los testigos del atraco. Uno de ellos es identificado como Fernando Hierro Chomón. 

Se inicia un tiroteo entre agentes y grapos, que acaban refugiándose en un local comercial. Los efectivos rodearon el edificio y lanzaron botes de humo y gases lacrimógenos al interior del establecimiento para forzar la salida de los atrincherados. Chomón, herido de bala en una pierna, se entregó finalmente, apunta FARO. 

Sin embargo, su compañero logró huir por un descampado hacia la calle Aragón, a pesar de que estaba herido. Días después, Gobernación Civil determinó que el fugado era Abelardo Collazo Araújo. No se volvería a tener más noticias de él hasta su muerte, abatido por la Policía en Madrid el 29 de agosto de 1980. Su entierro, en Teis, fue multitudinario: la crónica del diario decano cifra en 1.500 los asistentes.

Hierro Chomón entró en prisión tras ser detenido en Vigo. Completó su condena en 1998 y quedó en libertad, pero sumaría otras nuevas penas hasta cumplir 27 años de reclusión en cárceles de España y Francia. 

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