El vecino que ahuyentó a los encapuchados de la paliza de Beade: «Pensé que lo estaban matando»

«Pensé que lo estaban matando. Un hombre lo tenía ahí tirado en el suelo, como ahorcándolo, y yo le grité ‘quieto’ para que lo dejara. Después, cuando escaparon corriendo, vi que además había un segundo individuo ». La rápida reacción del vecino de la parroquia viguesa de Beade que desde la ventana del baño de su casa vio como asestaban una paliza al vecino de la vivienda de al lado fue clave para que los atacantes liberasen a la víctima y se fuesen de allí. Otro testigo observó como escapaban en un turismo blanco que tenían aparcado en las inmediaciones y, de hecho, llegó a perseguirlos con su coche, pero los perdió de vista. Otros residentes pronto relacionaron esta agresión ocurrida a primera hora de la tarde de este martes con la presencia, justo la noche anterior, de un vehículo de las mismas características del que emprendió la huida merodeando y estacionado por allí, algo que ya en esos momentos no les dio «buena espina». «Esta es una zona tranquila y de noche no hay mucho tráfico ni gente desconocida rondando por aquí», cuentan.

La Policía Nacional avanzaba ayer en la búsqueda de los dos individuos encapuchados –uno tapaba su rostro con un casco y el otro con un pasamontañas– que apalizaron a un vigués de 45 años que vive de alquiler en un chalé de la rúa do Seixo junto a su pareja, a la que inmovilizaron y arrastraron. «Nos alertaron los gritos. Al llegar aquí vimos a la mujer tirada en el suelo y a él con la cara amoratada y ensangrentada», describen algunos vecinos. En el momento de los hechos no estaba en la casa la hija menor de edad de las víctimas, quienes fueron trasladadas al cercano Hospital Álvaro Cunqueiro, si bien ayer ya les habían dado el alta. «Estamos muy bien», se limitó a decir él, declinando hablar sobre la agresión sufrida.

El muro de la casa «caído»

Del testimonio de los vecinos se desprende que los agresores ya habrían estado la noche anterior por la zona. Junto a la presencia del coche que les suscitó sospechas, varios vecinos cuentan que esto coincidió con que sus perros «ladraron» más de lo habitual, lo que atribuyen a la presencia de «personas extrañas» por allí. También se informó a los agentes que una parte trasera del muro del chalé asaltado se había «caído». «Ya era inestable y estaba agrietado, pero hasta ahora siempre había estado en pie», cuentan. Los policías, de hecho, estuvieron inspeccionando dicho punto por si podría haber sido una vía de entrada de los delincuentes a la vivienda.

Los agresores se agazaparon en el jardín, ya dentro de la propiedad, y se abalanzaron sobre la pareja en cuanto llegaron al chalé y abrieron el portal poco antes de las 15.30 horas del martes. Aunque se acabaron llevando el bolso con documentación personal y una pequeña cantidad dinero que portaba la mujer, así como al parecer unas llaves de la casa, el «modus operandi» utilizado no casaría del todo, a ojos de los agentes, con que el fin de los atacantes fuera robar en la vivienda, ya que podrían haberlo hecho cuando estaba vacía.

De hecho, el abanico de hipótesis policiales se ha ampliado y, sin descartar el robo ni otras vías de investigación, una que estaría ya sobre la mesa es la de un ajuste de cuentas: por el hecho de que agredieron sin más a las víctimas una vez entraron en la casa, por la violencia del ataque al hombre con el que usaron la técnica de estrangulamiento de «mataleón» y por el hecho de que éste tiene antecedentes policiales delictivos. Dentro de la propiedad, en el exterior, había numerosos bidones ya que, según cuentan en la zona, la pareja hace reciclaje de aceite usado.

El atracador de Beade robó también en la escuela de música y lo intentó en otro banco

Más sucesos en la parroquia

La agresión se produjo el mismo día que dos ladrones, armados con un mazo y una radial, sustrajeron dinero de la máquina tragaperras de un bar también en Beade, si bien este robo parece obra de delincuencia local y se desvincula de lo ocurrido en el chalé. En la misma parroquia en septiembre pasado ya habían asaltado, con armas de fuego, un negocio de construcción de donde se llevaron 4.000 euros. Se da la circunstancia que el propietario de dicha empresa es dueño del chalé donde desde hace unos dos años vive de alquiler la pareja agredida el martes.

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