La normalidad se hizo de rogar tras un día a oscuras

Hubo que volver a la normalidad. El jolgorio en plazas y terrazas, las conversaciones entre desconocidos mientras los niños jugaban en el parque y los entretenimientos analógicos varios dieron paso a la rutina. El martes comenzó como cualquier martes, quizá con alguna resaca inesperada, pero sin mayores sobresaltos. La conversación de ascensor venía dada y alguno se quedó con el runrún de no haber estado lo suficientemente preparado para afrontar una «emergencia nacional».

Los comerciantes de Vigo lo saben bien. Todavía hoy recibieron clientela preocupada, buscando llenar las alacenas como si se preparasen para meterse en un búnker o pidiendo paquetes de hasta tres tipos de pilas. El problema fue que, si bien los compradores iban a por todas, los vendedores no pudieron ofrecer lo esperado.

En los supermercados se formaron largas colas desde primera hora de la mañana. Uno de los alimentos más solicitados fue el pan. De todo tipo, del día y de molde. El agua, el papel higiénico y las comidas preparadas también se vendieron bastante. Aunque lo más pedido fueron las velas, los encendedores, las radios y lámparas a pilas. También hubo momentos para excentricidades como las del lunes, cuando se llevaron barbacoas para cocinar en el interior de pisos.

La reposición de grandes superficies fue compleja. En el Carrefour del centro comercial Travesía ayer no llegaron las plataformas, por lo que no se pudo colocar la nueva mercancía, según informa personal del comercio. Se espera que el día de hoy se desarrolle con normalidad, aunque los empleados tendrán mayor carga de trabajo porque habrá que administrar los productos de dos días en uno.

En establecimientos de comidas preparadas también se recuperaban como podían. Raquel, encargada del Coren de Rosalía de Castro, cuenta que «lo vendieron todo». «Desde que abrimos hasta las seis vino gente. Se llevaron ensaladas, verduras, postres, muchas conservas, patatillas y picos. Pero sobre todo pan», recuerda. «Fue una situación muy inusual para todos, pero se pudo atender a la gente que no podía cocinar», añade. Aunque tuvieron la oferta de asados habitual, todos los platos fríos tendrán que esperar a hoy. La empresa elabora la comida al día y ayer no pudo administrar las elaboraciones que necesitan refrigeración.

Esta escena se repitió en otros establecimientos del estilo. La falta de tiempo para recuperarse limitó la oferta.

Las farmacias «fiando»

Uno de los negocios que más dolores de cabeza se llevó fueron las farmacias. Al no tener electricidad y no disponer de ordenadores fue inviable para ellos acceder al sistema para vender. Tampoco consultar el coste. Y aún así se mantuvieron abiertas.

Era posible, por ejemplo, dispensar artículos sin prescripción de los que los trabajadores se sabían los precios de memoria. Era la única forma, pero en una situación excepcional hubo que hacer algunas excepciones. Desde numerosas boticas de la ciudad «fiaron» a sus clientes de confianza medicamentos importantes. Al no poder pagar con tarjeta, quedaron a deber.

La informatización de todo el sistema de venta fue un gran obstáculo. Además de los códigos de barras, había otros inconvenientes: «Ahora tenemos que escanear un QR para cada medicamento que entregamos, para registrarlo», señala Cristina de farmacia Areal. Ella permaneció abierta hasta última hora, cuando además tuvo serios problemas para cerrar su negocio. «Tuve que romper la persiana para bajarla, de no hacerlo me habría quedado abierta», indicó.

Vuelta a las vías

La fumata blanca (de diésel) en el ferrocarril gallego llegaría después de la hora de comer. Tras casi 28 horas de parálisis por el apagón el Regional 12455 entre Santiago de Compostela y la estación de Vigo-Guixar fue el primero en activarse, llegando a la estación viguesa poco antes de las seis de la tarde. A partir de ese momento «se fue recuperando la circulación habitual progresivamente» en el resto de servicios de Media Distancia, Cercanías en Ancho Métrico, AVE, Avlo y Alvia con origen y destino en la comunidad, una de las últimas en esta vuelta a la normalidad.

Fuentes del Administrador de Infraestructuras señalaron que hasta después del mediodía seguía sin haber tensión constante «para tracción y enclavamientos, tanto en líneas como centros de mando». Esto provocó que se paralizase por completo toda la circulación en Galicia, dirigida desde el CRC de Ourense, «hasta que haya un suministro constante y adecuado».

Por las líneas gallegas de Alta Velocidad y convencionales solamente pudieron desplazarse vagonetas, trenes de trabajo o de pruebas. Esto provocó que todos los servicios comerciales de pasajeros y mercancías (incluyendo el tren de Sogama con los residuos urbanos de Vigo) fueran cancelados hasta nuevo aviso.

Donde sí que se recuperó el pulso fue en los tres aeropuertos gallegos. Si en la jornada del lunes se retrasaron o cancelaron algunos vuelos para reducir en un 20% el tráfico aéreo, durante el martes no hubo que reseñar ninguna suspensión de vuelos comerciales.

Aerolíneas como Iberia, Air Europa y Vueling confirmaron que desde ayer están operado ya con normalidad en toda su red, aunque podrían producirse retrasos por las limitaciones en los aeropuertos. En cualquier caso, han ofrecido libertad para cambiar las fechas de los billetes a los pasajeros.