Las empresas «reconectan» con la vida normal: «No hubo un gran impacto»

De la oscuridad a la luz, afortunadamente en un abrir y cerrar de ojos. Menos de un día ha tardado la crisis del «cero energético» en reconducirse a la normalidad, dejándonos a todos una extraña sensación de aislamiento como lo hizo la pandemia del COVID pero de forma acelerada, fugaz, intensa... También a las empresas. El parón causado por el corte de suministro eléctrico experimentado a lo largo del lunes golpeó asimétricamente a las compañías de Vigo y su área, como los efectos del propio apagón y la reposición de la corriente a los distintos rincones de España. Hubo muchas que aguantaron —las que contaban con sistemas para garantizar su autosuficiencia en caso de emergencia—, y otras que se vieron forzadas a parar pero hoy, por suerte, ya reprogramaban y reactivaban lo más rápido posible su vuelta al ruedo.

«No hubo un gran impacto». En esa frase se puede resumir la valoración de decenas de compañías consultadas por FARO estas dos últimas jornadas, desde que se produjo la desconexión total. De ejemplos tan delicados como el del frigorífico Iberport, alojado en el puerto olívico y que temió por momentos perder toda su mercancía, pescado congelado valorado en cientos de miles de euros, a la seguridad con la que afrontaron la tensión firmas como la farmacéutica Zendal, que desplegó un plan de contingencia para poder operar «sin interrupciones significativas» alimentándose con grupos electrógenos autónomos. Hizo lo propio de igual forma Lonza, del mismo gremio y también asentada en O Porriño, continuando con su rutina sin mayores sobresaltos.

Y la industria de Galicia se fue a negro

Junto a estas compañías, otra de las empresas que pudo sacar adelante su producción sin contratiempos fue Nodosa Shipyard, que trabajó gracias a los generadores instalados en sus inmediaciones. Los demás grandes astilleros se vieron obligados a parar y mandar a su gente a casa y este martes ya operaban como siempre y sin problemas, como las auxiliares Ganaín, Ibercisa, Ferri, Santymar o Coterena. La redondelana Eurored, al contrario, lograba esquivar el histórico apagón al mismo tiempo sin dificultades.

El roto de las telecomunicaciones: «Nadie estaba realmente preparado»

Donde también se vieron forzados a echar el freno fue en Citic Censa, en cuya planta se quedó solo personal de vigilancia y dos personas de mantenimiento eléctrico. En el turno de noche ya pudieron recuperar la normalidad a medias. En el caso de GRI, con fábrica de construcción de torres eólicas en Ponteareas, más de lo mismo, y como en ella también en el sector del granito, donde entre otras empresas se vieron afectadas Marcelino Group, que recientemente ha adquirido la unidad de negocio de Levantina en Galicia, y Godoy Maceira. Dentro del sector de la alimentación, Algamar tuvo que descartar tres toneladas de algas que pretendía tratar en su factoría de secado de A Lama al ser incapaz de procesarlas y no poder almacenarlas en frío.

En el caso de los centros tecnológicos de Vigo y su área, tanto Gradiant como Aimen padecieron temporalmente el corte de suministro. «La parálisis fue total, no pudimos hacer nada», apuntaron desde el primero. «La principal dificultad vino dada por el colapso de las telecomunicaciones, un escenario para el que nadie estaba realmente preparado», explicaron desde el segundo.

Fuera de la provincia, Inditex pudo continuar en A Coruña gracias a sus generadores. Igual de preparadas estaban la compostelana Urovesa, dedicada a la producción de vehículos especiales, y Estrella Galicia. No corrió la misma suerte Alcoa, en Lugo, como sí aguantó Norvento. Su sede, inaugurada en 2016, «es un claro ejemplo de independencia energética, gracias a un sistema que opera desconectado de la red eléctrica y que es uno de los pocos casos de uso esta tecnología», señalaron.