Una camarera tras probar de la botella que abrasó al empresario Pablo González: «Esto no es agua»

El agua tenía un tono amarillo similar al de un producto de limpieza del restaurante y se tomó una muestra para analizar

La Policía examina la botella, pero ya se había vaciado su contenido

Pablo González podría recibir el alta hospitalaria la próxima semana.

Pablo González podría recibir el alta hospitalaria la próxima semana. / Jose Lores

Marta Fontán

Marta Fontán

Vigo

La investigación abierta por la Policía Nacional es clave para dilucidar qué pudo ocurrir para que Pablo González Domínguez, un empresario de 42 años, sufriese hace dos semanas graves quemaduras en esófago y estómago tras ingerir un trago de agua mineral con gas de una botella que acababa de abrir y parte de cuyo contenido echó en un vaso con hielo y limón en un restaurante de Vigo. Los análisis serán determinantes para tratar de averiguar qué tipo de producto químico con ese poder dañino estuvo en contacto con el agua y dónde se produjo esa contaminación que se presupone que fue accidental: si en el origen durante el proceso de embotellado antes de ser distribuida o a causa de un hipotético descuido posterior en la tapería. Los agentes ya recabaron las imágenes de las cámaras de vigilancia del local y requisaron para su análisis, entre otras de la misma partida, la botella de cristal con tapa de rosca que se sirvió al perjudicado, si bien, cuando una amiga del herido fue a recogerla aquella misma tarde ya se había vaciado su contenido.

El Juzgado de Instrucción número 7 de Vigo, el que estaba de guardia el día 12 de abril en que ocurrieron los hechos, ya incoó diligencias a raíz de recibir el informe policial preliminar, si bien aún no ha dado ningún paso a la espera del atestado definitivo. El afectado puso el caso en manos de un abogado que se personará en el procedimiento judicial. Aunque la investigación está en manos de la comisaría, quien hizo la primera intervención fue la Policía Local, que fue comisionada a las 16.42 horas de aquel sábado, casi dos horas después de la intoxicación sufrida por Pablo cuando estaba sentado en una mesa del restaurante con un amigo y una amiga .

Personados en dicha tapería, los agentes tomaron declaración a esta amiga, que, según se recoge en el atestado, les relató lo ocurrido y que, a raíz de que su amigo empezase a tener dolor y quemazón tras beber el agua, ella se levantó de la mesa llevando consigo la botella y preguntó al personal del local por su contenido, viendo tanto ella como el camarero, añadió, que el producto "era de color amarillo" y aparentemente "inoloro". La mujer contó también a los efectivos, se añade, que una camarera "mojó los labios" con dicho líquido y que dijo que aquello "no se trataba de agua". Posteriormente, cuando Pablo ya estaba en el Hospital Ribera Povisa donde quedó ingresado y a requerimiento del personal sanitario, ella regresó al restaurante para recuperar la botella con el resto del agua para ser analizado, pero que solo consiguió el recipiente "ya que su contenido se habría desechado".

Productos de limpieza

Los agentes municipales también se entrevistaron con el responsable del local, que negó la hipótesis que se le planteó de que se pudieran haber vertido productos de limpieza en botellas de agua – "no es posible", aseguró–. A este hombre también se le preguntó por los productos que tienen allí para limpiar y desinfectar, indicando éste que "aparte del lavavajillas ya sea líquido o en cápsulas para lavar la loza usan un detergente/desengrasante" del que mostró una garrafa precintada que abrió ante los policías. El atestado recoge que se trataba de un producto "de color amarillo que produce una leve espuma". El líquido se vertió en ese momento en un vaso de cristal y la amiga del herido refirió que "por el color podría tratarse del mismo" que ingirió el perjudicado, si bien dicho producto de limpieza desprendía "olor a cítricos" y el agua que tomó el empresario parecía "inolora".

En todo caso, se le facilitó a esta mujer una muestra del líquido para que pudiese ser analizado en el hospital y averiguar si sería coincidente con el ingerido por el empresario, sin que haya trascendido más datos sobre esta cuestión.

Vigo registró otro caso hace 16 meses que también causó severas lesiones a una mujer

Pablo González lleva dos semanas hospitalizado. Tras 14 días con nutrición parenteral vía intravenosa, ayer, tras una nueva gastroscopia, pudo ingerir comida por vía oral por primera vez desde el 12 de abril: agua y natillas. La prueba arrojó que el estómago va curando bien de las quemaduras, pero no tanto el esófago, por lo que los médicos son cautos sobre si podrían quedarle o no secuelas. La recuperación llevará tiempo, pero la próxima semana podría recibir el alta. Lo que le ocurrió a Pablo es muy excepcional. Pero también en Vigo, en otro restaurante y con otra marca de agua, se produjo un caso muy similar hace 16 meses. Una mujer sufrió graves lesiones –el esófago se le quemó por completo– tras beber agua de una botella de plástico que también había echado en un vaso. En este caso se determinó que el causante fue un producto cáustico. La afectada, que permaneció una larga temporada hospitalizada, estuvo primero sin poder ingerir nada por vía oral y después con severas limitaciones. A día de hoy su situación mejoró, pero aún debe de acudir periódicamente a realizarse gastroscopias por los problemas que persisten en el esófago . "Nuestro objetivo es que se ponga bien y va camino de ello", afirman personas de su entorno.

El camarero que atendió al herido y a sus amigos dijo que cogió las bebidas de la nevera del local

Los policías locales que acudieron al restaurante también se entrevistaron con el camarero que sirvió las bebidas a Pablo y a sus amigos. El herido fue el único de ellos que pidió agua mineral con gas. El trabajador confirmó que atendió esa mesa e indicó que las bebidas que les sirvió las retiró de la nevera del local sin observar "nada anómalo". La Policía Local indicó ese día al establecimiento que, hasta conocer el origen del producto causante de las quemaduras, debían dejar de suministrar el agua con gas de dicha marca e informar al proveedor. FARO contactó ayer con el responsable del restaurante, que mostró su pesar y preocupación por lo sucedido –fue al hospital para interesarse por el estado de Pablo– y defendió que es "imposible" que la contaminación ocurriese en su establecimiento. "La botella de agua estaba en la nevera. Estaba fría y además cerrada, el propio cliente la abrió en la mesa, se ve en las imágenes de las cámaras", afirma este hombre, que señala que en casi 25 años de trayectoria nunca les había ocurrido algo así en el local. Mientras, desde el departamento de comunicación de la marca de agua mineral que se sirvió al afectado se muestran cautos a la espera del resultado de la investigación policial, pero indican que tras revisar los procesos realizados, los protocolos internos y los análisis que se efectuaron "todo cumple con la normativa y todo estaba perfecto". "No consta en ese lote nada anormal", agregan, indicando que, por estadística, la mayoría de intoxicaciones de esta índole que se producen es por "manipulaciones" una vez "la botella ya salió de planta".

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