Una llamada a la esperanza y la fe en el pregón de la Semana Santa viguesa

El obispo de Mondoñedo-Ferrol manifiesta que «la cruz nos recuerda el valor del amor»

El obispo de Mondoñedo-Ferrol, García Cadiñanos, durante la lectura del pregón.

El obispo de Mondoñedo-Ferrol, García Cadiñanos, durante la lectura del pregón. / Pablo Hernández Gamarra

La Semana Santa como oportunidad para ensalzar la importancia de la fe, la ilusión y la esperanza. Es el llamamiento que hizo el obispo de Mondoñedo-Ferrol, Fernando García Cadiñanos, en la lectura del pregón en la concatedral-basílica de Santa María —la Colegiata—, acto que marcó el inicio de su celebración, que festejará sus jornadas grandes del 13 al 20 de abril.

«La Semana Santa es, sobre todo, para entrar en los templos, pero también para vivirla fuera de ellos», indicó antes de citar la procesión de la Borriquita, la de la Pasión, la del Encuentro, la del Santo Entierro, la de la Soledad o el Vía Crucis en el Monte de A Guía.

García Cadiñanos presumió del color que toma Vigo en la Semana Santa, tiempo en el que se convierte, según manifestó, «en un tapiz de emociones, una sinfonía de fe que se despliega entre el murmullo del mar y el latido del corazón de nuestra ciudad».

«Vigo se viste, en medio del bullicio y su carácter cosmopolita, en lugar de recogimiento y fervor, espacio donde el olor a incienso, el sonido de los tambores y la emoción contenida de un pueblo se vive intensamente; un tiempo donde el mar y la fe se funden en un mismo horizonte, y donde nuestra ciudad se convierte en un gran escenario de cine para narrar la película del amor más grande jamás contado, el amor de todo un Dios que se desangra por nosotros», añadió.

Los fieles, en la ssssss

Numerosos fieles congregados en la Colegiata. / Pablo Hernández Gamarra

Críticas a los líderes políticos y económicos

Aprovechó el pregón para criticar a los líderes políticos y económicos «incapaces de ejercer una buena política y de ordenar una justa economía capaz de orientarse hacia el bien común de todos y cada uno» y citó «el poshumanismo y la inteligencia artificial» como retos, ya que «cuestionan lo aprendido e inquietan y desafían el futuro». «En un mundo donde el individualismo y la indiferencia nos aíslan, la cruz nos recuerda el valor del amor fraterno, de la solidaridad, de la compasión», dijo.

En busca de optimismo, citó al mindoniense Álvaro Cunqueiro: «Como diría el, quizais nas súas palabras máis recónditas, sempre hai unha físgoa para a esperanza, para esa luz que vence á escuridade». Apostilló que, «la esperanza es esa virtud que hoy tanto necesitamos y queremos encontrarnos en nuestro viaje»: «Estamos faltos de esperanza. Nuestro mundo vive al margen de la esperanza… ¡y la necesita tanto!», expresó.

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