La mayor carga parroquial de los curas eleva la necesidad de seglares y acólitos

Al tener que asumir varias feligresías, los párrocos precisan cada vez más ayuda de laicos para el día a día o misas: «Tengo sobre 40-50 voluntarios, sin su colaboración es imposible»

Programa para la tercera edad que ofrece la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús, ayer. |  Jose Lores

Programa para la tercera edad que ofrece la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús, ayer. | Jose Lores

La falta de vocaciones y el descenso del número de sacerdotes es el caballo de batalla al que se enfrenta la Iglesia, obligando en muchos casos a reagrupar parroquias. En la Diócesis de Tui-Vigo, esta situación no es ni mucho menos preocupante, pero sí pone en valor más que nunca el papel de los seglares y acólitos, personas laicas que se encargan de colaborar con los párrocos no solo en la celebración de las misas, sino también en el día a día de las parroquias. «Por mi parte, sería imposible llevar las dos parroquias que tengo y la economía diocesana sin ellos; sin su ayuda es imposible llevar a cabo todo», explica D. Jesús Martínez Carracedo, párroco del Sagrado Corazón de Jesús (Rosalía de Castro) y del templo jesuita de San Francisco Javier, en Teis.

Trabajo voluntario

Su trabajo, siempre voluntario, discurre entre las lecturas en las eucaristías y preparación del altar y entrega de la comunión, como también labores de caridad, catequesis, ropero, coro, etc. «Las parroquias la hacen los parroquianos; el 90% de los catequistas son laicos, en las labores de caridad y cáritas diocesana también; reparto de alimentos, visitas a enfermos o incluso la gestión económica de las parroquias recae en manos de laicos o seglares», cuenta D. José Vidal, vicario de pastoral de la diócesis de Tui-Vigo.

Servicios

«En el Sagrado Corazón de Jesús somos sobre 40-50 colaboradores que atienden muchos servicios, están los que preparan la celebración de la misa conmigo, pero luego tenemos profesores voluntarios que dan clases de Español a inmigrantes, un servicio de ropero, también veinte catequistas que imparten catequesis a 120 niños; su papel es cada vez más importante», aprecia Martínez Carracedo sobre los laicos, seglares y acólitos, según su función. Y es que dentro de la misma eucaristía hay dos personas nombradas como acólitos y otros dos seglares que son los que ayudan con la colocación del altar o a dar la comunión, y después está un lector que es el encargado de la primera parte de la liturgia, que es el hace las lecturas.

Formación laica

La reorganización de las parroquias y la carga pastoral que asumen los sacerdotes favorece que puedan seguir oficiando misas en las diferentes feligresías, pero sí es cierto que, ante la caída vocacional, desde el Obispado, se ha optado por impartir una formación eclesiástica dirigida principalmente a seglares y acólitos, para que pueda celebrar y dirigir «determinados servicios y actividades». «Desde hace cinco años, en el Seminario se organizan formaciones con personas laicas para que puedan dirigir, ante la falta de sacerdote, una liturgia de la Palabra, que es una celebración similar a la misa; también los formamos en Voluntariado, en Catequesis, en la Lectura o incluso para que dirijan una asamblea, por ejemplo. Son formaciones de 3 años, en la primera participaron sobre 70 laicos y en esta segunda son 40», expone Vidal.

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