El furor por el Ozempic para adelgazar vacía las farmacias y los gallegos lo buscan en Portugal
La venta de la marca «original» está restringida sobre todo a diabéticos y las que recetan para perder pesos, Wegovy y Monjauro, son el doble de caras
En Portugal, un 23% más barato

Una muestra de Ozempic en una farmacia de Martínez Garrido / José Lores
Primero fueron las estrellas de Hollywood y desde el pasado abril el resto del mundo. La medicación para diabéticos Ozempic es ya un reclamo para personas que buscan tratar su obesidad o, en algunos casos, disminuir de peso aunque no sea clínicamente necesario. El furor que causó la posibilidad de adelgazar sin romperse la cabeza con dietas y deportes provocó un desabastecimiento generalizado del fármaco en Galicia. Buscaban el milagro, pero no iba a ser tan sencillo. Las autoridades sanitarias limitan el consumo de Ozempic a los diabéticos, aunque siempre hay quien salta la norma, y los clientes tuvieron que adaptarse a otras marcas el doble de caras. Sin embargo, con la esperanza de conseguirlo (y a mejor precio) hay gallegos que cruzan la frontera y lo piden en Portugal.
Desde la botica Central de Valença afirman que «llegan todos los días personas de Galicia interesadas». Allí, para vender, piden al menos «una recomendación de un médico».
El problema es que más allá de la frontera también están faltos de género, aunque si suena la flauta y lo tienen, es más barato. Mientras que una caja de un miligramo roza los 130 euros en España, en Portugal se puede conseguir por 106. Además, lograr esta marca evitaría recurrir a Wegovy o Mounjauro, que son las que ahora se recetan para los problemas de peso y salen el doble de caras.
En otra farmacia de Viana do Castelo también reconocen que tienen clientes gallegos, que buscan ahorrarse la diferencia.
En el país vecino a los residentes el Ozempic les cuesta tan solo diez euros ya que está financiado por su Gobierno. No admiten aplicar el descuento con una receta española, tiene que haber sido expedida por un médico portugués.
Ozempic logra eliminar el apetito de su consumidor, de forma que la saciedad llega antes y se evita ingerir en exceso. No hay que esforzarse ni sufrir para adelgazar. Recientemente se publicaron estudios en los que se afirmaba que también tiene la capacidad de reducir el riesgo de ictus y que puede disminuir las ganas de consumir alcohol. Funciona de esta forma porque, según la revista médica JAMA Psychiatry, reduce la ansiedad por consumir, llegando a ser incluso más efectiva que los propios medicamentos para ello. Pero para obtenerlo (legalmente) hay que tener un índice de masa corporal superior a 27 o diabetes.
Tal es el furor que su venta en las farmacias fue limitado solo a los diabéticos para evitar el desabastecimiento total. En su lugar, los gallegos consiguen recetas de Wegovy o Mounjauro. El primero es, según los profesionales, lo mismo que Ozempic, pero cuesta el doble. El segundo se diferencia porque actúa sobre dos receptores diferentes. Además, de la «original» se comercializan dosis de hasta un miligramo, mientras que en Mounjauro van hasta los 15.
Fiebre por la original
Para observar una muestra de como aumentaron las ventas (aunque ya se priorizan los diabéticos, todavía se sigue vendiendo a otros usuarios), una farmacia de A Coruña compartió sus datos con este diario. En todo 2022, antes de que llegase «la moda» vendieron nueve paquetes.
En 2023 ya fueron 23 y en 2024 tres personas recogían cada mes su dosis. En 2025 el interés aumentó y ya son siete los que acuden a la botica. Con todo, afirman que es más sencillo recurrir a Wegovy, del que no hay escasez para vender.

J.J. González Soler. / FDV
El Ozempic está subvencionado por la Seguridad Social para diabéticos, pero el Wegovy (que es exactamente lo mismo) no lo está para los que padecen un exceso de peso. El coordinador de la Unidad de Obesidad de Vithas Vigo, Juan José González Soler, cree que es «injusto». «La obesidad es una patología como la diabetes, incluso creo que son estadíos de la misma enfermedad. Se discrimina a unos pacientes sobre otros, como si fuesen de distintas categorías», afirma.
Lamenta que el Ministerio de Sanidad no comparta su opinión pese a que «más del 80% de los pacientes con diabetes tipo dos tienen obesidad también». Califica ambas dolencias como lo mismo, pese a que la industria se empeñe en dividir en dos.
El facultativo señala que ellos recetan Wegovy sin obviar que se trata del mismo fármaco que Ozempic y que cuesta más dinero. «En el caso de personas que tienen las dos patologías sí se podría recetar Ozempic y estaría financiado por el Sergas», apunta.
En su consulta prescribe medicación para la pérdida de peso a una media de 40 personas (que empiezan con el tratamiento) al mes y, desde abril, ya lleva más de 400 nuevos pacientes por esta causa.
Quién puede recibirlo
Se receta a personas con un índice de masa corporal superior a 27 o a quienes tienen complicaciones derivadas de la obesidad. «Es un fármaco y debe ser para tratar enfermedades, no es una cuestión estética. Si sobran un par de kilos y llega el verano, hay que perderlos de otra manera», reflexiona. Con todo, aunque es un criterio estricto, la puerta está abierta a que haya excepciones. Él confía en la deontología: «La mayoría de los médicos lo tienen claro y no sobrepasan ese límite», dice.
¿Es siempre bueno?
González Soler advierte que emplear Ozempic o similares sin necesitarlo puede causar desnutrición. «Las hormonas engañan al cerebro con la sensación de que no necesitan más comida y el estómago se vacía más lentamente», explica.
Pero, para los pacientes con exceso de masa corporal tiene efectos beneficiosos. . Además, «puede ser útil en el control de la ansiedad o para frenar el tabaquismo y el alcoholismo», nombra.
«El Wegovy demostró también capacidad para reducir el riesgo cardiovascular en personas no diabéticas, para mejorar la apnea obstructiva del sueño y beneficios para la insuficiencia cardiaca», añade.
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