Solo una tercera parte de los negocios sobrevive en las galerías comerciales de Vigo

Alrededor de 260 negocios de la ciudad están ubicados en estos bajos, pero solo 90 siguen abiertos al público

Los alquileres, tirados de precio: «Un local en Gran Vía, 250 euros»

Vigo

Las galerías comerciales son un concepto del siglo XIX, aunque en Vigo no alcanzaron su máximo esplendor hasta los 90. Hoy apenas un tercio de los negocios que un día fueron subsisten como pueden, sin apenas tránsito y abocadas al olvido. Entrar en sus pasillos es una viaje al pasado: mientras que las tiendas exteriores se adaptaron al paso de los años, la cartelería y las estructuras de estos pequeños centros comerciales parece haber sido enfrascada.

En la ciudad permanecen abiertas catorce y contienen alrededor de 260 espacios pensados para acoger un negocio. De ellos, solo una tercera parte están utilizados y un alto porcentaje son empresas a las que no les interesa estar cara el público, como constructoras u oficinas.

En funcionamiento están las Durán, las de Travesía y las García Prieto en la misma calle, el centro comercial Coia 4, las ubicadas en el número 22 de Príncipe, las de Camelias, las de la calle Colón (que conectan con la de Rosalía de Castro), los tres pisos de Marqués de Valladares, el último resquicio de las Park de Urzáiz, las de García Barbón 74, las de Torrecedeira, la pequeña de Plaza América y dos ubicadas en el 176 y en el 112 de Gran Vía.

En estas últimas, de un total de 14 salas, solo funcionan una inmobiliaria y dos empresas que emplean los locales como oficinas, precisamente por el silencio y la tranquilidad que aporta la ausencia de gente. Desde una de ellas, ACL Soluciones Integrales, indican que Vigo nunca fue una ciudad interesada en estos modelos de negocio pese a la oferta: «Están tirados de precio porque nadie los quiere, aquí no entra nadie, está vacío», indica. «Hacer algo para el público es impensable, por eso está todo así. A nuestro lado había un señor que daba masajes, pero murió y ya quedó el sitio abandonado», añade. Además, cree que el buen tiempo y los centros comerciales son factores que también juegan en contra.

Tirados de precio

El portal de Idealista anuncia locales de 70 metros cuadrados en el 112 de Gran Vía por 250 euros al mes. Son del 85 y con dos baños.

En las galerías del número 22 de Príncipe el precio de una cafetería amueblada de 125 metros cuadrados es de 550 euros. El mismo concepto pero en el exterior roza los 3.000 euros al mes.

El centro no es garantía

Una ubicación céntrica no garantiza que el negocio sea más puntero. Las galerías de tres plantas del número 12 de Marqués de Valladares albergan un silencio casi sepulcral. Por si fuera poco, en el piso superior la luz lúgubre se combina con una estatua de una bruja a tamaño real y a su derecha aparece una tienda de esoterismo. Es uno de los tres espacios abiertos al público que albergan los pasillos.

Las de Príncipe tampoco destacan por su tránsito. Acogen dos sex shops, una en la planta baja y otra un piso más arriba, donde además hay una ludoteca en convivencia. En sus cinco pisos hay salpicadas oficinas y similares, pero en general están abandonadas.

Las Durán, fantasmales a excepción de una zapatería, tienen al menos un futuro. Serán la próxima sede de Xenera , que ocupará buena parte del espacio tras una remodelación. También entrarán en juego marcas consolidadas.

De ellas salieron la zapatería Durán Durán y Calzados Glory y se mudaron a las de la calle Colón, completando todos sus locales. Son una de las galerías más funcionales: hay un negocio en liquidación, pero otro (una peluquería) abrirá pronto. Estas conectan con Retales Lidia, en el número tres de Rosalía de Castro.

Las ubicadas en Urzáiz, que antiguamente albergaban los cines Plata, están desalojadas. En la boca que da al exterior dos quedan los restos de dos negocios vacíos.

En las galerías de Travesía hay una barbería con una cartera fiel de clientes. Junto a él subsiste otro comercio. «Yo llegué en el 92 y el panorama empezó a empeorar. Éramos ya cinco (de diez). Nunca funcionaron mucho, no gustaron a diferencia de otras ciudades como Pontevedra», opina.

En la otra punta de la ciudad, el Centro Comercial Coia 4 disfruta de un gran número de negocios: alrededor de 40 permanecen abiertos y apenas una decena están a la espera de ser alquilados. Su gerente, Marcos Piñeiro, celebra que esta semana abrieron dos nuevas tiendas: «En Vigo está mal el tema por las grandes superficies, pero aquí aún hay interés».

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