El misterio de los libros desperdigados: «No eran de mi tienda, yo nunca haría eso»

La librería 'lowcost' de Vigo frente a la que apareció una montaña de ejemplares tirados cerró hace siete meses y su propietaria emprendió un negocio similar en otra zona de la ciudad

Algunas personas aprovecharon este bufé libre de libros de segunda mano a la intemperie para llevarse un ejemplar a su casa.

Algunas personas aprovecharon este bufé libre de libros de segunda mano a la intemperie para llevarse un ejemplar a su casa. / G. D. F.

Marta Clavero

Marta Clavero

Alguien dejó este pasado fin de semana decenas de libros frente a un local situado en Eduardo Iglesias 6, una calle peatonal, arteria de la calle Príncipe. Allí tenía su actividad una librería de segunda mano que había bajado su verja, pero que aún mantenía en el toldo su nombre: 'Librería Lowcost'.

Frente a su puerta y tirados en el suelo aparecieron varios sacos de los que se utilizan en las obras para los escombros, además de algunos palés con estas publicaciones de segunda mano desperdigadas, y un cartel en el escaparate, anunciando la próxima apertura de Natura, comercio que opera en esa misma calle y que ha decidido trasladarse unos metros para instalarse en esa nueva ubicación.

Las redes sociales se hicieron eco de esa suerte de bufé literario libre, dando por hecho que se trataba de una liquidación del anterior negocio: «Libros para llevar sin coste por cierre del negocio. En la calle que baja a Príncipe desde el Progreso (Zara)»., rezaba una de esas publicaciones.

Este usuario de Facebook compartió una foto de los montículos de libros, y dedujo que se trataba de la liquidación de la librería donde se dejaron.

Este usuario de Facebook compartió una foto de los montículos de libros, deduciendo que se trataba de la liquidación de la librería donde se dejaron. / G. D. F.

Otros testigos compartieron la imagen para mostrar su desacuerdo con esa forma de actuar: «Non o entendo», expresó otra vecina de la ciudad en su perfil de redes a través de un 'post' que recibió varios comentarios negativos.

«No me extraña que la gente haya reaccionado así», comentó a FARO Carolina Garrido, la que fuera propietaria de la librería, cuando se puso en contacto con la redacción del decano para aclarar la información publicada en las últimas horas, que se hacía eco de esa supuesta liquidación. «No eran de mi tienda; además yo nunca haría eso, dejar los libros ahí tirados. Jamás se me ocurriría», declaró.

Esta emprendedora catalana, que abrió la franquicia Re-Read de libros 'lowcost' en Vigo en marzo de 2022, explicó que habían pasado siete meses desde el cierre. De hecho, esta amante de la lectura, lejos de verse obligada a bajar la verja de su negocio, puso fin a ese capítulo de su vida para afrontar otra aventura editorial, esta vez por sí misma, con un nuevo espacio cultural que inauguró poco tiempo después. Ahora está al frente de «Circular Books», establecimiento situado en el Casco Vello que se presenta como un lugar de socialización, y de venta y compra de libros «para que vuelvan a circular» y darles a esos relatos, tomos, ejemplares y volúmenes en perfecto estado una segunda vida.

Escaparate de la librería de segunda mano, que Carolina Garrido abrió hace unos meses en el Casco Vello de Vigo.

Escaparate de la librería de segunda mano, que Carolina Garrido abrió hace unos meses en el Casco Vello de Vigo. / Cedida

Giro sin resolver

Lo cierto es que este giro de los acontecimientos casi novelesco deja sin desentramar el origen de esta historia, al mantenerse la incógnita de la autoría de esa acción, con la que quizá solo se pretendía buscar terceras manos para esos ejemplares, como así ocurrió. Y es que muchas de las personas que se toparon con ese improvisado mostrador urbano no solo contribuyeron a rebajar los montones de fondo editorial, buscándoles un hueco en las estanterías de sus casas, sino que se esmeraron en organizarlo, colocando los tomos en columnas, bajo el alféizar del comercio, pegadas a las vidrieras para evitar que la lluvia los echase a perder.

Carolina Garrido asegura no saber quién pudo haber sido el responsable, y apunta que «en ocasiones, cuando llegaba a la librería, me encontraba con libros que alguien había donado, pero nada que ver con la enorme cantidad que apareció en este caso», asegura la librera.

Finalmente, este mercadillo de cultura gratis a la intemperie se quedó pronto sin stock, evitando así que esos relatos encuadernados acabasen en un vertedero.

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