Diez años del giro de Vigo que revolucionó el tráfico, redujo los accidentes y espantó a los timadores
Mientras Portugal abordaba el conflicto de las rotondas con una nueva regulación y multas, Vigo tiraba líneas continuas en el asfalto

Foto de archivo de un accidente de tráfico en la rotonda de Gran Vía de Vigo antes de convertirse en turboglorieta. / FDV
Año 2013. El problema en Vigo no era menor: segunda causa de accidentes de tráfico tras las distracciones, 25 siniestros cada mes y una puerta abierta de par en par para los timadores. Casi a diario se producía un golpe (la mayoría de chapa y pintura) por el mal uso de las rotondas. Esta elevada siniestralidad que se convirtió en un quebradero de cabeza para la Concejalía de Tráfico. Pero aquel trastorno dio un giro radical y progresivo hace justo ahora diez años, cuando pulsaron una tecla que acabaría convirtiendo a la olívica en una de las ciudades pioneras de España.
Tras darle muchas vueltas a la problemática de los accidentes en las rotondas, en 2015 el Concello de Vigo decidió testar un modelo que podría considerarse más apropiado para conductores noveles, pero que acabó resultando muy efectivo dado los líos que, todavía hoy, sigue habiendo: una rotonda sin necesidad de cambios de carril y que guiaba a los conductores hacia su salida de principio a fin a través de líneas continuas. O, lo que es lo mismo, un tipo de glorieta que forzaba a los pilotos a trazarlas bien.
Aquel invento que ya se utilizaba en algunas ciudades de Europa se llama «turboglorieta». Y este año hará una década de la primera que se implantó en Vigo: la del cruce de Gran Vía con Illas Baleares. Una de las más conflictiva y no exenta del todo de accidentes y bocinazos, aunque muchos menos. Y desde entonces, y con la implantación de nuevas rotondas de este tipo, los cambios de carril en glorieta han ido abandonando el segundo puesto de principales causas de accidente en la ciudad para situarse en el sexto o séptimo, dependiendo del año. De más de 200 siniestros al año, a menos de 100.
«Turboglorietas» por doquier en Vigo

Vista de la primera «turboglorieta» que se hizo en Vigo: la de Gran Vía con Illas Baleares. / Marta G. Brea
El éxito fue de tal calado que la ciudad olívica no se entiende diez años después sin turbo rotondas. Hay ya más de una decena: Gran Vía, Castelao («Alfageme»), avenida de Samil (dos), avenida de Portanet, Travesía de Vigo (la más compleja de todas), Gregorio Espino, Castrelos, Aragón, avenida de Europa, Bouzas, García Barbón...
Este nuevo modelo de glorieta logró disminuir las infracciones habituales que todavía hoy continúan cometiendo muchos conductores en la rotondas tradicionales. Maniobras que las turbo rotondas impiden realizar, ya que guían al conductor flanquedado en todo momento por líneas continuas. Es decir, dificultan que se puedan trazar de forma recta y también que se invadan los carriles exteriores (o interiores) una vez que se está dentro.
Timo de la rotonda

La glorieta de Castelao, transformada en turbo rotonda, en un punto habitual del «timo de la rotonda». / FDV
Pero las «turboglorietas» no solo contribuyeron a revolucionar el tráfico en este tipo de intersecciones giratorias y a reducir los accidentes. También lograron frenar el conocido como «timo de la rotonda». Aquel en el que conductores, incluso a modo de bandas organizadas, se dedican a provocar accidentes en glorietas con el objetivo de estafar a las compañías aseguradoras.
El modus operandi del «timo de la rotonda» es casi siempre el mismo: un conductor da vueltas por el carril exterior (prioritario) y provoca que otro que circula por el interior le golpeé cuando va a pasarse al anillo de fuera para abandonar la glorieta. Luego, a mayores, los timadores alegan lesiones para intentar cobrar una indemnización del seguro.
Las «turboglorietas» frenan casi por completo esta picaresca, ya que es imposible trazarlas íntegras por el anillo exterior y el resto de conductores pueden abandonar la rotonda sin invadir otro carril ni cruzarse con otro vehículo en su trayectoria (siempre y cuando no atraviesan una línea continúa).
Portugal, más claro que España
Casualmente, casi al mismo tiempo que en Vigo se abordaba la elevada accidentalidad en las rotondas a través de «turboglorietas», al otro lado de la frontera, en Portugal, iban directamente a la raíz del problema y cambiaban la regulación para hacerla clara y concisa, algo que en España, pese a los consejos periódicos de la Dirección General de Tráfico de cómo trazar una rotonda, no se ha hecho todavía. ¿Es aconsejable trazar una rotonda completa por el carril exterior? No. Pero, esta maniobra, la que más problemas causa, ¿está prohibida en el Reglamente General de Circulación español? Tampoco. En Portugal, sí. Y de ahí, una de las grandes diferencias que más confusión causa a uno y otro lado de la frontera.
Precisamente por ello, son muchos los conductores que ante el temor que le tienen a las rotondas se aferran al anillo exterior independiente de la salida que vayan a tomar. Incluso si van a hacer un cambio de sentido. De hecho, es habitual que autoescuelas y aseguradoras lo recomienden. ¿Por qué? Porque el conductor que circula por ese carril tiene siempre prioridad y, por lo tanto, estará casi siempre exento de culpa en caso de accidente.
¿Qué pasa en Portugal?

Foto de archivo de controles de la GNR en la frontera entre Portugal y Galicia. / Eurorrexión
En Portugal, desde 2014, su código de circulación es claro: el carril derecho de las rotondas solo se puede utilizar para tomar la primera salida (cuando se accede a la glorieta) o la más inmediata (una vez que se está dentro de ella). No hacerlo así puede acarrerar una multa de hasta 300 euros.

Así se circula en una «turboglorieta». / DGT / Revista Tráfico y Seguridad Vial
Precisamente, las «turboglorietas» de Vigo lo que hacen es empujar a los conductores a tomarlas bien (como en Portugal). En general, el carril de la derecha para tomar la primera salida; y el carril interior, para dirigirse a las siguientes (aunque en el caso de las turbo rotondas, sin necesidad de cambiar al anillo exterior para abandonarla). Este modelo se ha demostrado efectivo en Vigo, aunque se queda a medio camino en la forma correcta de trazar una rotonda tradicional.
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