Jóvenes contra el comercio ‘online’: «No me importa si es más barato»

En plenas rebajas de invierno, Unai Martínez, Antía Ares y Sabela Sanromán son tres vecinos de Vigo de 20, 25 y 32 años, respectivamente, que evitan la compra a través del comercio electrónico por razones diversas, entre las que destacan el respeto al medio ambiente y la comodidad.

Sabela Sanromán, Unai Martínez y Antía Ares.

Sabela Sanromán, Unai Martínez y Antía Ares.

En un mundo en el que internet gana cada día más adeptos, todavía existen jóvenes que compran a contracorriente. Unai Martínez, Antía Ares y Sabela Sanromán son tres vecinos de Vigo de 20, 25 y 32 años, respectivamente, que se resisten a adquirir sus enseres vía online: «Sempre procuro o que quero nas tendas que están ao meu arredor».

Por comodidad, por solidaridad económica o por ecologismo. Son varias y, en la mayoría de las ocasiones, incluyentes, las razones que llevan a ciertos jóvenes a acudir a comercios que se sitúan cerca de sus casas.

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Antía Ares - Estudiante en la Universidad de Vigo

«Preocúpame moito a pegada de carbono que deixa o transporte, pero tamén valoro bastante o servizo posvenda do comercio local»

Una amalgama de las citadas motivaciones es lo que empuja a Antía Ares a alejarse del clic a la hora de mercar. «Preocúpame moito a pegada de carbono que deixa o transporte, pero tamén valoro bastante o servizo posvenda do comercio local», explica a FARO la ribadumiense. En este sentido, precisa que «nunha tenda, sempre che van a dar unha solución máis rápida»: «En internet, despois de comprar, parece que se esquecen de ti; tes que enviar correos electrónicos se tes problemas, ás veces en inglés, que quizais non acaben nin sendo respondidos…».

El precio es, para gran parte de la sociedad, otro de los factores determinantes en esta dicotomía entre lo físico y lo digital. Sin embargo, a la joven viguesa no le «preocupa se está máis barato en internet»: «Tes que pagar os gastos de envío e demais; ao final, para aforrar un par de euros, prefiro comprar nunha tenda física».

El modus operandi de Antía, que estudia el Grado en Traducción e Interpretación en la Universidad de Vigo, comienza con una visita o una llamada telefónica a los establecimientos que están próximos a su hogar. Si lo que necesita no lo encuentra en estos puntos y sabe que sí lo hay en un lugar de otra localidad gallega, valora una alternativa: «Se o que quero está, por exemplo, na Coruña, espero a poder ir se me coincide, ou, se teño unha amiga alí, pídolle o favor de que mo compre».

Como última vía, la viguesa opta por la adquisición de manera online, aunque siempre se cerciora de si existe una opción de segunda mano «en páxinas como Wallapop ou Vinted». «Cando xa vou a tres ou catro tendas e en todas me din que non teñen algo, entón opto pola internet», resuelve.

Sabela Sanromán, voluntaria en Greenpeace y profesora de Física y Química, sigue un patrón semejante y esquiva, a toda costa, entrar en centros comerciales. De por sí, intenta «comprar pouco» y únicamente acude al ciberespacio cuando agota el resto de posibilidades de índole local. Esto último le ocurre especialmente en el ámbito tecnológico. «O meu teléfono é de segunda man e o meu ordenador é reacondicionado», puntualiza.

Así mismo, la nigranesa establece otra condición para cada una de sus transacciones, especialmente con respecto a la ropa. «Intento fixarme que a marca fabrique en España ou Portugal con tecidos reciclados a poder ser. Non hai moitas marcas que o fagan. Algunhas só venden pola web», abunda.

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Sabela Sanromán - Profesora de instituto

«Intento fixarme que a marca fabrique en España ou Portugal con tecidos reciclados a poder ser»

Del mismo modo, la joven, que se abastece normalmente en la cooperativa de alimentación Árbore, situada en la calle López Mora, destaca el beneficio económico a largo plazo: «Se compras menos cousas, pero de maior calidade, realmente non gastas máis».

A modo de concienciación, invita a reflexionar «por que certas cousas son tan baratas en internet». «Normalmente, detrás diso destápase que alguén no mundo está traballando en condicións moi malas ou en condicións incluso escravas», sentencia Sabela.

El caso de Unai Martínez, vecino de Cabral y estudiante de Imagen y Sonido, es particular, pues es sencillamente la «comodidad» lo que le atrae de los negocios más próximos, ya sean comercios de proximidad o grandes superficies. «Si tengo algo en mi barrio, prefiero ir ahí», comenta, al mismo tiempo que agradece que esta práctica le supone «dar un paseo», lo que genera que su experiencia de compra sea «más amena».

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Unai Martínez - Estudiante de Imagen y Sonido

«Si no encuentro algo en una tienda, miro en otros establecimientos, pero nunca acudo a internet»

«Si no encuentro algo en una tienda, miro en otros establecimientos, pero nunca acudo a internet, ni siquiera aunque sepa que es más barato, solo si no me queda otra», coincide.

Al igual que Antía y Sabela, optó recientemente por un producto tecnológico usado, una mesa de disyóquey que consiguió en una conocida plataforma digital.

«Tengo algunos amigos que piensan como yo, pero otros compran mucho por AliExpress y páginas de ese estilo, cada mes les llegan paquetes enormes… Eso es consumismo puro», finaliza.

«Un 30 % de las ventas se cierran en digital»

Desde el Clúster do Ecommerce Galego, apuntan que «la tendencia de compra online en Vigo y Galicia es muy similar al resto de España». «Venimos de crecimientos de media cercanos al 25 % anual, y en 2024 concretamente se ha estimado un aumento de un 15 %», subraya el secretario general de la agrupación de empresas gallegas en línea, Alberto Cochón. Se trata «de un incremento más moderado, dentro de un mercado que ya es más maduro, en el que, de media, un 30% de las ventas totales se cierran en digital».

«Pequeños negocios han sabido rentabilizar vía 'online' la especialización en productos de calidad»

Alberto Cochón

— Secretario general del Clúster do Ecommerce Galego

Entre estas cifras, se percibe un proceder «muy bueno en Galicia del sector agroalimentario, donde pequeños negocios han sabido rentabilizar la especialización en productos de calidad». «Cada vez vemos mejor comportamiento de tiendas y marcas gallegas especializadas», concluye Cochón.

Las seis empresas de reparto y comercio electrónico que más contaminan en el planeta -entre ellas, UPS, FedEx, Amazon Logistics y DHL- emiten a través de sus entregas 4,5 megatoneladas de CO2 -más de 3 millones de toneladas en Europa-. Esto supone dos tercios de las emisiones totales, según un reciente estudio elaborado por el grupo de investigación Stand.earth y divulgado por la oenegé Ecodes. La previsión es que estos guarismos se incrementen en los próximos años.

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