La juez envía a prisión al detenido por el crimen de Redondela
Decreta prisión provisional, comunicada y sin fianza para Roberto Carlos González Fernández

El detenido por el crimen de Redondela comparece ante la juez / Marta G. Brea
La juez del juzgado de instrucción número 1 de Redondela ha decretado el ingreso en prisión para el marinero de 48 años, Roberto Carlos González Fernández, único detenido por la muerte a cuchilladas el pasado viernes del también redondelano José Augusto Freitas Costas.
Tras comparecer esta mañana ante la juez, esta ordenó prisión provisional, comunicada y sin fianza para el acusado de dos delitos de homicidio, uno en grado de tentativa.
Sobre su compareccencia de esta mañana de domingo en los juzgados, nada más ha trascendido que la orden de encarcelamiento. Pero como reveló FARO, Roberto González sí ofreció a los agentes de la Policía Nacional que lo detuvieron algunos detalles de cómo ocurrieron los hechos que acabaron con la vida de José Augusto, de 43 años.
Y es que el marinero de Redondela habló con los agentes durante el registro domiciliario en su casa. La Policía Nacional buscaba allí el arma blanca que acabó con la vida de José Augusto Freitas Costas, «Minino», de 43 años, y causó heridas graves a su pareja Esther M.F., de 42. Y el presunto homicida, señalando un soporte de los que se usan para colocar cuchillos de cocina, les indicó: «Es el que falta de ahí». La versión del investigado es que, en el violento enfrentamiento de la madrugada del viernes, cuando trataba de escapar, la propia víctima malherida, la novia y un amigo que estaba con ellos fueron tras él y este último le asestó un «rodillazo» que provocó que se le cayese el arma al suelo y la perdiese.
Lo cierto es que en el escenario del crimen, a varios metros de donde yacía el cuerpo del fallecido, fue hallado un cuchillo, pero los testigos directos, aunque fueron algo contradictorios, acabaron manifestando que ese arma no era la que llevaba el detenido, sino que pertenecía a la víctima. En todo caso, el ADN será determinante para aclarar qué papel tuvo ese cuchillo en los hechos.

El detenido por el crimen de Redondela comparece ante la juez / Marta G. Brea
Le tenía «miedo»
Con problemas entre ambos desde hacía años por la muerte de un perro o el robo de aparejos de pesca, supuestas amenazas mutuas por WhatsApp desencadenaron el crimen. Según relató Roberto durante el registro domiciliario, se sentía «muy amenazado» por la víctima, le tenía «mucho miedo». Trasladó que «Minino» no dejaba de intimidarle y que, cansado de la situación, el viernes de madrugada se dijo: «Hoy se acaba todo, hoy se acaba mi angustia». Decidió que se «iba a enfrentar» a la situación, si bien fuentes de su entorno afirman que la intención del detenido no era la de matar, sino intentar que ese problema finalizase.
La realidad es que las desavenencias entre Roberto y «Minino», ambos con antecedentes policiales y al menos el segundo con condenas firmes que lo llevaron a prisión, acabaron en tragedia. A la espera de si declara hoy en el juzgado –algo que parece previsible–, en sus manifestaciones desde que está detenido el presunto homicida contó que debido al temor y a los problemas con el fallecido aparcaba su vehículo en lugares donde había «cámaras», como en la estación nueva de Redondela o, el día anterior al crimen, en el centro cultural de Reboreda, pese a ser un lugar alejado del centro de la localidad. Según relató, ya se había encontrado con daños materiales en el coche que sospechaba que eran obra del fallecido.
En la investigación será clave el análisis de los teléfonos de víctima y detenido de cara a acreditar esas amenazas. Las fuentes citadas del entorno de Roberto dicen que ha mostrado «colaboración plena» con los agentes. Junto a Homicidios y Científica, en los primeros momentos participó Seguridad Ciudadana de la Policía Nacional.
Los investigadores requisan zapatillas con restos de sangre en la vivienda del presunto homicida
Junto al arma del crimen, la Policía Nacional tenía otro claro objetivo en el registro domiciliario que se realizó el viernes por la tarde en la casa del detenido: encontrar las prendas de ropa que vestía cuando ocurrió todo. Según las fuentes consultadas, al parecer tras los hechos se limpió y lavó la ropa, pero en la casa se encontraron las zapatillas con restos de sangre.
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