Adiós al ‘cohousing’ para mayores en Porto do Molle

La fuga de más de la mitad de los socios precipita la decisión

Los impulsores del proyecto ya buscan un nuevo modelo

Socios e interesados, en una visita a los terrenos de Porto do Molle.

Socios e interesados, en una visita a los terrenos de Porto do Molle.

El sueño del cohousing sénior en el área de Vigo, un gran complejo para personas mayores en el que convivir de forma colaborativa y envejecer activamente, empieza a desvanecerse. La cooperativo Ancoradoiro, impulsora del proyecto, ha renunciado ya a los terrenos que les ofrecía Zona Franca en Porto do Molle y donde habían decidido llevar a cabo la iniciativa.

El motivo, según apuntan los responsables de Ancoradoiro, es la falta de compromiso de los socios. Y es que de los casi cuarenta cooperativistas que llegaron a ser, ahora mismo solo quedan trece. El resto abandonó el proyecto al discrepar en el modelo económico. «No les convencía por ejemplo la fórmula del crédito mancomunado», asegura Lucía Calvo, presidenta de Ancoradoiro.

Los socios debían aportar un capital social de unos mil euros para entrar en la cooperativa y en total el desembolso sería de unos 175.000. A los que han abandonado el proyecto se les ha devuelto esos mil que habían aportado inicialmente.

«No vemos que haya una demanda real, la gente quieren que se le de todo hecho», lamenta Guillermo García, responsable de comunicación y vocal del consejo rector de Ancoradoiro. Afirma que muchos de los socios que se fueron o los que se interesan en el proyecto buscan que la vivienda a la que acceden sea de su propiedad, algo que choca con la idea inicial del cohousing.

Ante todas estas dificultades, en los próximos días la cooperativa determinará un nuevo modelo para evitar decir adiós de forma definitiva al proyecto. Una de las ideas es una fórmula híbrida en la que por ejemplo los socios compren apartamentos en un mismo edificio y que las aportaciones a la cooperativa se destinen a servicios comunes, como la limpieza o las atenciones sociosanitarias.

El proyecto planteado inicialmente por el estudio de arquitectos Irisarri Piñera en Porto do Molle era un edificio bioclimático, sostenible y de fácil mantenimiento que facilite su autogestión. Los módulos habitacionales privados tendrían un tamaño de entre 50 y 55 metros cuadrados y el máximo permitido en cada uno de ellos es de dos personas (por ejemplo, dos hermanos que quieran convivir, marido y mujer...).

El complejo contaría con muchos espacios comunes precisamente para llevar a cabo lo que se pretende: vivir en comunidad. Habrá bibliotecas, salón donde ver películas, espacio de música, huertas en las que plantar todo lo necesario para ser autosuficientes aquellos que quieran. Y también lavanderías y cocinas comunes, y una zona de cuidados, con una sala para atención domiciliaria, una habitación para aquellas personas que necesiten cuidados médicos especiales, servicios de fisioterapia...

El horizonte de 2027, cuando la cooperativa buscaba en principio tener ya el proyecto listo y estar desarrollando la convivencia entre ellos en Porto do Molle, ya no será posible.

«Hay que buscar alternativas a las residencias»

Las dificultades que se ha encontrado Ancoradoiro para encontrar los socios necesarios para impulsar el proyecto lleva a que aquellas personas de más de sesenta años que busquen una alternativa para su envejecimiento únicamente tengan salida en las residencias. «Y es un modelo del que nosotros nos distanciamos mucho. Queremos un envejecimiento activo y garantizar los cuidados de todas las unidades familiares que formen parte de nuestro proyecto», aseguran desde la cooperativa Ancoradoiro.

Recuerdan además que actualmente muy pocos mayores pueden afrontar los más de 2.000 euros mensuales que cuesta una plaza en una residencia de Vigo (solo hay una pública y con enorme lista de espera), y que son los hijos los que tiene que afrontar ese pago.

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