Fieles a San Antón como a sus mascotas

Docenas de vigueses se acercaron ayer a la tradicional bendición de animales de compañía en la iglesia de la Soledad, en O Castro, con motivo de la conmemoración del protector de los animales. Si bien este año todo fueron perros y felinos, dos gatos esfinge causaron sensación entre los asistentes.

Peregrinación de los animales de compañía de Vigo a la Iglesia de la Soledad para recibir la bendición de San Antón

Pablo Hernández Gamarra

Carolina Sertal

Carolina Sertal

«¿Y qué animales tenemos hoy aquí? ¿Aquello es un gato montés? Los gatos todos juntos, muy bien. También hay muchos perros, ¿y qué más? Este año no hay conejos por lo que veo. Una vez hubo una iguana y otro año trajeron a un caballo». Con algún que otro ladrido de fondo y también tímidos maullidos, el párroco Alberto Cuevas llevó ayer a cabo la tradición bendición de animales de compañía en la iglesia de la Soledad, coincidiendo con la conmemoración de San Antón, patrono de los ganaderos, veterinarios y protector de los animales.

En el entorno de las seis de la tarde, al templo de O Castro empezaron a acercarse docenas de vigueses que hacían su aparición a pie e incluso en taxi, pero todos acompañados de sus fieles amigos, que sujetos con correas o bien protegidos en transportines, eran llevados a la iglesia para ser ofrecidos simplemente porque «son uno más de la familia» o tras haber superado alguna enfermedad. Precisamente, este era el caso de Vermú, un felino de dos años al que Alba Martínez y Romel Agreda acercaron ayer a la Soledad por primera vez porque «cuando lo recogimos, nos apareció, estuvo muy malito de los ojos y luego se caía para los lados, no sabíamos muy bien qué le pasaba. Mi madre lo ofreció y vinimos para cumplir».

Si bien este año todos los asistentes a la bendición fueron perros y felinos, Osiris y Romeo no pasaban desapercibidos. Los dos gatos esfinge que portaba Javier Román en un transportín causaron sensación, llamando la atención del párroco, que desconocía esta especie que se caracteriza por no tener pelaje. Este vigués contaba que ya había intentado acudir el año pasado a la bendición y se le pasó, sin embargo, ayer se enteró a la hora de comer de que iba a tener lugar esa misma jornada y no se lo pensó: «Soy religioso y ellos son como mis hijos, me hacía mucha ilusión que fueran bendecidos. Osiris tiene siete años, en su día lo fui a buscar a Madrid porque aquí no eran muy comunes, pero Romeo, que tiene dos años, ya es de Ourense».

Otros vigueses que tampoco quisieron perderse la cita fueron Ángeles Lago y Antonio Táboas que, pese a que su querido Elmo ya tiene diez añitos , nunca les había coincidido, «siempre nos enteramos tarde», destacaron. Ángeles Lago y Antonio Táboas comentaron que «como estuvo malito hace unos años, queríamos venir. Es uno más de la familia, desde que se levanta hasta que se acuesta. Llegó a casa cuando nuestra hija tenía diez años y ahora ya es imprescindible y, claro, cuando se ponen malitos, sufres».

San Antón se convirtió en protector de los animales por haber convivido con ellos durante su vida en momentos que para él fueron de una muy buscada y pretendida soledad: «De ahí que los que en esta parroquia veneramos a la Virgen de La Soledad, queramos tener presentes a cuantas personas viven solas o se consuelan con la cercana compañía de sus mascotas», subrayó el sacerdote. Tras una oración y la bendición de los animales, el párroco Alberto Cuevas procedió a conocer a todos y cada uno de los felinos y perros que ayer acudieron a la Soledad, interesándose por sus nombres y su estado de salud.

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