El Sergas ya monitoriza los niveles de glucosa de 1.400 diabéticos del área
Pueden acceder a los datos todos los profesionales implicados en su cuidado y Enfermería recibe alertas | En vez de acudir a por los sensores al centro de salud, los reciben en casa

José Antonio Prieto, pastelero diabético, está incluído en el programa E-Diabetes del Sergas. / Alba Villar
«¿Este día a esta hora, qué estabas haciendo?» Es una de las preguntas que ahora podría hacerle el médico de familia a los paciente diabéticos incluidos en el proyecto E-Diabetes, del Servizo Galego de Saúde. «Es un cambio total, sobre todo para el paciente, por la cantidad y calidad de información de la que disponemos», asegura el doctor Javier García Soidán, del centro de salud de Porriño. En el área sanitaria de Vigo ya hay 1.400 pacientes inscritos.
Los sensores para la monitorización de la glucosa en sangre supusieron una revolución para los pacientes de diabetes. Podían medir los niveles evitando los pinchazos en las yemas de los dedos y almacenando una información continua de la evolución. Les permitió un mejor control de su enfermedad y, por tanto, una mejora de su calidad de vida. No hace ni una década. Desde entonces, los avances tecnológicos han facilitado que puedan ver la información en tiempo real y desde el móvil. Pero accediendo a una nube de datos a través de la plataforma de la casa comercial del sensor. La Consellería de Sanidade dio un paso más a finales del año pasado con el proyecto E-Diabetes. Todos los datos se vuelcan en tiempo casi real —con tres segundos de retraso— en la historia clínica del Sergas.
Antes, para acceder a la plataforma con los datos de la glucosa de un paciente se necesitaban unas contraseñas y los únicos que solían tenerlas a mano y actualizadas eran los endocrinos. Ahora, pueden acceder todos los profesionales con acceso a su historia clínica: su médico de familia, en Enfermería del centro de salud, el profesional de la ambulancia que le traslade en una emergencia, el facultativo de urgencias que lo atienda en estas circunstancias... «Hay una integración total en tiempo casi real, que permite una continuidad asistencial», resalta Alicia Piñeiro, subdirectora de Integración Asistencial e Innovación del Sergas.
El proyecto abarca a los diabéticos con sensores que entran en los criterios del sistema público fijados por el Ministerio de Sanidad: pacientes con diabetes que necesitan insulina con terapia bolo-basal —con insulina rápida y lenta— y, al menos, seis pinchazos en el dedo al día para medir la glucosa. Son todos los de tipo I y algunos de los de tipo II —normalmente, los de larga evolución—. Se estima que serán 10.000 gallegos. Al cierre de 2024 estaban en 7.785.
La aplicación
Los pacientes tienen la opción de conectarse por Sergas Móvil o por una aplicación nueva, Sergas Diabetes. Explica Piñeiro que es similar a otras del mercado, pero en ella van a poder volcar los datos de todos sus dispositivos –el sensor, el boli de insulina..–, el de pulseras de actividad física, recetas para el cálculo de calorías... Todas las herramientas que un diabético necesite. Ya no tendrán que usar varias apps, ni buscarlas ni pagar por ellas. Además, pueden autorizar el acceso de los sanitarios a todo.
En una segunda fase, que ya se está cocinando, estos datos servirán para «gestionar de una forma distinta el curso de la enfermedad». No solo se podrá ver en tiempo real o revisar lo que ha pasado, sino que permitirá programar análisis de los datos de cada paciente para que una IA encuentre patrones y prevea las tendencias —por ejemplo, si es a la descompensación— o las complicaciones. Están en fase de recogida y validación de información. «Vamos a poder construir un modelo de atención mucho más proactivo y eficiente», destaca Piñeiro. Hoy se pauta la medicación en base a medias. Esto permitirá hacerlo en función de cómo le afecta a cada uno una ingesta concreta, el ejercicio, el estrés... «Esto es una medicina personalizada».
«Soy pastelero y, además, de los que tomaban muchos pasteles, pero no influyó en mi caso»
A José Antonio Prieto, de 57 años, le detectaron una diabetes tipo I —son personas que no producen insulina— hace once... No es habitual. Es la que se suele diagnosticar en niños y jóvenes. «Soy pastelero y, además, de los que tomaban muchos pasteles. Le pregunté al endocrino si había influido y me dijo que no, que simplemente apareció», relata. Rodeado de dulces, confiesa que lo lleva «más o menos» porque siempre fue «de placeres». «De vez en cuando, peco», admite, pero lo ha conseguido controlar. «Es aburrida, pero se lleva bien. Hay que controlar la ingesta de hidratos de carbono», detalla y considera que se gestiona mejor que hace años por la información disponible. El cambio de los pinchazos al sensor fue para él un avance muy grande y espera que ahora sea «aún más cómodo».Ya está incluido en el programa E-Diabetes, del Sergas. La mayor ventaja que ha percibido hasta el momento es la logística. Si antes tenía que ir al centro de salud cada mes a buscar los sensores, ahora le envían una caja con ocho sensores, que le sirven para cuatro meses. Cuentan desde la Subdirección de Integración Asistencial e Innovación del Sergas que pueden recibirlos en su casa, en otra dirección habitual o en un punto de recogida de su elección. «Es una comodidad importante, porque no se tienen que ajustar al horario del centro de salud y también libera de tiempo a los profesionales para tareas más asistenciales».
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