La carestía de la vivienda relanza el interés por las prefabricadas
Cada vez más vecinos se suman a esta alternativa sostenible como primera vivienda o dedican sus pisos al alquiler o venta

Montaje en las instalaciones de la firma viguesa Brétema. / Cedida
Las casas de madera, prefabricadas y de otras fórmulas constructivas ganan cada vez más adeptos. ¿A favor? Los elevados costes que ha alcanzado la vivienda tradicional, la considerable reducción de los tiempos de espera para entrar a vivir y la sostenibilidad. ¿En contra? La necesidad de dar con un solar adecuado, mismo contratiempo con el que se encuentra cualquier futuro propietario que busca un inmueble en el que residir, por lo que tampoco podría definirse como desventaja.
Esta sucesión de beneficios está detrás del aumento en la demanda por esta alternativas habitacionales, con precios mucho más asequibles, menor tiempo de espera y eficiencia. Sobre esto último incide una firma de Vigo que se dedica a la fabricación de estas casas. «Hay un mayor interés por estas construcciones porque también hay mayor sensibilidad por la sostenibilidad; y esto es lo que ofrecemos nosotros, una vivienda más ecológica, casas aisladas. Buscan salubridad y aún encima los precios son mejores, claro», reconocía Purificación Castro, de la empresa viguesa de construcción de casas de madera y prefabricadas Brétema.
Destaca que en los últimos meses se ha registrado una tendencia en estas alternativas a no ser una segunda vivienda, sino la vivienda principal de sus compradores. «No son viviendas de vacaciones o para determinados meses; ya son para vivir todo el año, una residencia habitual. Dejan sus antiguos pisos para el alquiler o la venta y se mudan para estas casas de madera», comenta la profesional.
El perfil de este comprador es «nacional, vecinos que buscan una alternativa de mayor calidad. Todos nuestros trabajos son a medida y con estándares altos».
En páginas web de inmobiliarias y compraventa de inmuebles cada es más habitual encontrarse con la oferta de estas construcciones prefabricadas por precios que no exceden los 50.000 euros, eso sí; sus dimensiones son también más reducidas que el tamaño medio de un inmueble.
Entrega en 4 meses
Y es que en bastante menos de medio año se puede estar ya viviendo en una de estas construcciones, cuyo auge en épocas normales –con los precios del ladrillo más ajustados– va en sintonía con el del propio sector. «Cuando un propietario nos reclama una de estas viviendas, se abre una fase de solicitud de licencia. Cuando esta ya está en vigor y el contrato cerrado, el tiempo de entrega ronda los 3 o 4 meses», explica Castro.
La eficiencia y ahorro energético está también detrás de esta preferencia. Y es que actualmente, gran parte de los inmuebles colectivos que están llamados a pasar la IAE (informe de avaliación dos edificios, nueva ITE), no superan este trámite por el mal aislamiento de sus infraestructura, teniendo que asumir derramas que con este sistema se evitarían.
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