Salvaje persecución por Vigo y O Porriño: 50 kilómetros a la fuga y cuatro coches policiales dañados

Noche de máxima tensión para las fuerzas de seguridad de Vigo y O Porriño por el salvaje intento de fuga de un conductor de 31 años, que en su huida de unos 50 kilómetros dañó tres vehículos de la Policía Local viguesa y otro más de la porriñesa.

El conductor, que acabó su escapada 40 minutos más tarde tras impactar con el muro de cierre de la fábrica de Stellantis, fue detenido y está a la espera de pasar a disposición judicial. Dio positivo en cocaína, cánnabis y metanfetamina, además de conducir con la ITV caducada y el permiso retirado.

Según ha explicado a FARO la Policía Local, todo comenzó seis minutos después de la medianoche, cuando una patrulla que hacía un control rutinario en la Travesía de Vigo detectó un vehículo con la inspección técnica sin pasar y cuyo propietario tenía el carnet de conducir suspendido. Dieron el alto, pero el conductor, que en ese momento aún no estaba identificado como el dueño, emprendió una fuga por varias calles de O Calvario.

Luego, tomó dirección O Porriño, pero al llegar a la zona de Puxeiros cambió de sentido y volvió hacia Vigo por la Estrada Vella de Madrid. Sin embargo, a la altura del Seminario Menor viró de nuevo de rumbo, entrando en la AP-9. En el peaje de As Gándaras rompió las barreras de peaje y de nuevo tomó el camino de la ciudad olívica, esta vez por la VG-20.

Hasta 180 km/h

Tras llegar a la rotonda aérea de Bouzas dio de nuevo la vuelta en dirección a la avenida de Citröen, donde impactó con un vehículo de la Policía Local de O Porriño y acabó chocando contra el cierre de la fábrica. Allí, al fin, se le pudo detener.

En la persecución participaron cuatro dotaciones de la Policía Local viguesa, dos de la porriñesa y otras dos de la Policía Nacional. A mayores de los cuatro coches embestidos, también se produjeron daños en varias medianas y se detectó una velocidad de hasta 180 km/h en la avenida de Madrid. Durante la huida, además, el conductor arrojó una llave inglesa y otros objetos por la ventanilla para dificultar la persecución.

Una vez se le detuvo, se comprobó que, en efecto, el piloto era el dueño del vehículo. Se le encontró, además, una cantidad de 4,8 gramos de polvo blanco, en principio cocaína.