'La familia bióloga', una saga para la conciencia ambiental
Tras dejar en suspenso la línea de cortos de animación por las dificultades burocráticas y de gestión, el catedrático de la UVigo Luis Navarro lanza una campaña de crowfunding para publicar el primer título de una serie de cuentos infantiles ilustrados por Juan Hernaz que combinan el arte y la ciencia más rigurosa
Petrocoptis grandiflora o, lo que es lo mismo, la Rompepiedras, una planta emblemática que solo vive en Galicia, protagoniza el primer cuento ilustrado de la serie protagonizada por Flora y sus padres, Lugane y Carlos. «La familia bióloga» es el nuevo proyecto de divulgación de Luis Navarro tras interrumpir su exitosa línea de cortos de animación por la excesiva burocracia y la falta de apoyo institucional. Y ha elegido una plataforma de micromecenazgo para poder editar la obra inicial y que los tres personajes continúen recorriendo el mundo protegiendo especies en peligro de extinción y resolviendo problemas medioambientales.
El proyecto lleva pocos días en Verkami (https://www.verkami.com/projects/39854-rompepiedras-y-la-familia-biologa), pero ya ha reunido la mitad de los 3.820 euros necesarios para editar el primer título. Y los mecenas, además del cuento, también pueden hacerse con marcapáginas y láminas sobre esta saga familiar que guarda ciertas similitudes con la del propio Navarro. «Mi hija, con 14 años, ya tenía 35 o 36 países en el pasaporte. Nos hemos movido por medio mundo», revela entre risas.
En este nuevo reto, el catedrático de Botánica se ha aliado con el ilustrador Juan Hernaz, colaborador habitual de instituciones nacionales como el Jardín Botánico de Gijón e internacionales, además de doble ganador del Premio Internacional de Álbum Ilustrado Ciutat de Benicarló, entre otros reconocimientos.
« Mi ilusión es hacer una serie como las Joyas Literarias Juveniles, que adaptaban grandes obras en formato cómic, o las historias de Los Hollister y Los Cinco. Yo las leía de pequeño y, desde hace años, tenía en la cabeza crear una familia de biólogos que viajan por el mundo contando los problemas medioambientales y cómo se pueden resolver», destaca.
Combatir la "ceguera botánica"
La serie está inicialmente integrada por diez títulos que buscan mitigar la «ceguera botánica», un término que hace referencia al sesgo cognitivo que aqueja a nuestra sociedad actual y que dificulta percibir a las plantas y el papel que tienen. «Lo mejor para combatir esa ceguera es empezar a hablar de la importancia de las plantas desde la infancia porque sin ellas no existiría la vida tal y como la conocemos», subraya.
El primer cuento sirve de presentación de la familia y arranca con Lugane, una apasionada botánica, estudiando ciertas plantas carnívoras en Filipinas. Ellas serán las protagonistas de otra de las aventuras, que, además de diferentes plantas, también abordarán problemáticas como los plásticos marinos. Pero la inicial está dedicada a la Rompepiedras.
«Es endémica de Galicia. Su distribución mundial se limita a diez kilómetros cuadrados en la Serra da Enciña da Lastra, el parque natural más bonito que tenemos y en el que se encuentran las únicas poblaciones de esta planta en todo el planeta. Resistió los periodos glaciares refugiada en las paredes de caliza y ha experimentado muchísimas adaptaciones. Pero hoy está amenazada por las explotaciones de caliza o la escalada deportiva. Es un sistema con el que he trabajado muchos años y que conozco bien», explica.
«Estoy disfrutando muchísimo y aprendiendo una barbaridad sobre el proceso de la narrativa y cómo afecta al aprendizaje o la memoria. Hemos trabajado mucho con los rasgos y la gestualidad de los personajes, así como con la paleta de colores para generar las emociones que buscamos en el lector», describe.
Aunque son cuentos infantiles, están destinados a público de todas las edades: «Hemos pensado en los padres que se los leen a los niños para que a ellos también les llegue el mensaje que queremos transmitir. Y además nos gustaría generar vocaciones».
Navarro plantea este proyecto editorial como una «continuidad» de los 69 cortos y documentales científicos producidos desde el equipo de Divulgare durante 15 años y a los que no descarta volver en algún momento.
«Desde la plataforma de crowfunding nos dicen que la cosa va genial. La idea es ver si somos capaces de sacar adelante el proyecto con esta fórmula para no tener que recurrir a la financiación pública. Llevo muchos años con proyectos europeos y nacionales y lo difícil no es conseguirlos sino gestionarlos por el nivel de burocracia al que hemos llegado. No tiene sentido que yo tenga que dar de alta a proveedores o que no pueda destinar el porcentaje que necesito de los fondos para contratar personal. La realidad es que llevaba 15 años haciendo gestión económica y administrativa en lugar de dedicarme a investigar y divulgar y ya se me hacía muy cuesta arriba. Este proyecto editorial ha sido una especie de catarsis y de aire fresco», reconoce.
Dado que el primer cuento está dedicado a una especie emblemática de Galicia, Navarro prevé hablar con instituciones, empresas, centros educativos o colegios profesionales para que adquieran el cuento y «regalen ciencia». Una recomendación que también llega a tiempo para los Reyes Magos.
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