El extrabajador sospechoso del robo en la Catedral de Tui tenía llaves
La reciente denuncia también le atribuye el presunto plagio de artículos en revistas especializadas
Los hechos se remontan a años atrás y se prolongaron en el tiempo
El robo de joyas y monedas de oro por valor de 300.000 euros en la catedral de Tui y otras conductas supuestamente irregulares que protagonizan la investigación que acaba de abrir la Guardia Civil se remontan bastante atrás en el tiempo y se produjeron durante años. Fue el martes de la pasada semana cuando el responsable del Archivo Histórico Diocesano tudense presentó la denuncia en la que, del contenido de la misma, se desprende que las sospechas recaen sobre un exauxiliar de máxima confianza mientras estuvo allí: ya había sido monaguillo de pequeño y posteriormente trabajó durante casi dos décadas en el archivo hasta que fue despedido en 2021, hace ya tres años. Esa persona era la única, junto al propio responsable, que tenía llaves para acceder al lugar donde estaban depositados los objetos que fueron desapareciendo. Aunque el Instituto Armado confirma que se han abierto unas pesquisas en las que todavía no se ha definido una línea de investigación clara, fuentes cercanas a la catedral descartan por ejemplo que fuese un robo violento, ya que no habrían aparecido los típicos signos delatadores de que personas ajenas hubiesen podido burlar la seguridad de las instalaciones eclesiásticas.
Habrá que esperar a ver qué depara la investigación y si entre los hechos que se exponen alguno de ellos, dado el paso del tiempo, podría haber prescrito. Por lo de pronto todavía no hubo un pronunciamiento oficial por parte de la Diócesis de Tui-Vigo ni de la propia catedral. Su deán, José Diéguez Dieppa, declinó ayer pronunciarse, al igual que el archivero, Avelino Bouzón, quien indicó que «no puede ni debe» hablar ya que se trata de un caso que está en fase de investigación.
Como adelantó FARO, el principal hecho denunciado es el robo de joyas, monedas de oro y un zafiro con un valor económico de más de 300.000 euros, echándose también en falta otros valiosos objetos como una escribanía de plata de procedencia francesa y documentos antiguos del siglo XVI sin catalogar que versan acerca de la historia de Tui.
De otros autores
Junto a la desaparición de estas alhajas y piezas únicas, sobre el extrabajador, según dicha denuncia, también pesa la sospecha del supuesto cobro de «mordidas» a familiares de emigrantes gallegos que necesitaban documentación de descendientes para acceder a la doble nacionalidad. Además, se le acusaría de plagiar textos, ya que presuntamente en una revista en la que colaboraba habría publicado, con su nombre y apellidos, artículos que en realidad eran obra de otros autores.
Esta investigación que acaba de arrancar recuerda inevitablemente al robo en 2011 del Códice Calixtino en la Catedral de Santiago perpetrado por el electricista José Manuel Fernández Castiñeiras, quien falleció este mismo año. Precisamente a raíz de ese mediático caso otras catedrales pusieron el foco en sus sistemas de seguridad, entre ellas la de Tui. En 2012 FARO publicaba una información en la que se informaba de que se contaba con sensores de movimiento conectados con una central de seguridad y que se estaba a la espera de un estudio para ampliar las medidas de cara a proteger al máximo las joyas existentes en el templo catedralicio y en el archivo histórico.
Fuera de Galicia, este mismo año se produjo un robo millonario en la Catedral de Plasencia (Cáceres) en el que los autores, en plena madrugada, se llevaron joyas de enorme valor, entre ellas la corona de oro de la Virgen del Puerto. El caso sacó a la luz deficiencias en la seguridad del museo.
Una investigación en sus inicios en la que no se descarta ninguna hipótesis
La investigación de la Guardia Civil acaba de empezar. Por ahora, todas las líneas de investigación están sobre la mesa, según confirmaron las fuentes oficiales consultadas por este periódico. Lo cierto es que el robo denunciado ocurrió en unas instalaciones en las que se guardan piezas de valor incalculable, entre los que hay códices como el Libro Pontifical, una pieza única en Galicia que llegó a estar expuesta en la Cidade da Cultura, o el Pasionario Tudense.
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