Tras dos años de acoso y amenazas, un adolescente vigués de 14 años acaba apalizado por un grupo de menores violentos

Uno de los agresores fue detenido tras la denuncia presentada por la familia de la víctima que sufrió una fisura en la mandíbula, contusiones en la espalda y en las costillas, y desgarro del lóbulo de su oreja

Nico fue atendido en el hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo de las heridas sufridas, entre ellas el desgarro del lóbulo de su oreja.

Nico fue atendido en el hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo de las heridas sufridas, entre ellas el desgarro del lóbulo de su oreja. / Cedida

M. C.

El calvario de Nico (nombre ficticio) comenzó cuando apenas tenía 12 años. La mecha se encendió en un torneo de fútbol de verano que se celebraba en el campo del Castrelos, y en el que este niño participaba en las filas del Chapela. Tras disputar un primer encuentro, se produjo un enfrentamiento con los integrantes del conjunto rival: «Mientras mi hijo esperaba en la grada para jugar un segundo partido, los del otro equipo empezaron a meterse con él y a burlarse. Uno de los futbolistas de ese equipo, también de doce años, meses después se hizo amigo de una pandilla de gitanos que se dedica a dar palos por la ciudad; a raíz de eso, cada vez que se encontraban con Nico, le sacaban un táser, navajas o cuchillos para robarle el móvil, los tenis o dinero», explica su padre, Juan (nombre ficticio).

Siete episodios de acoso durante dos años

La familia de Nico denuncia que el acoso y las amenazas se prolongaron durante todo este tiempo, y si bien sus amigos sí sufrieron robos por parte de este grupo de menores violentos, «con mi hijo nunca consiguieron nada, porque yo ya le advertí que si se dejaba robar una vez, les tendría que dar dinero todos los días», asegura este padre, que contabiliza en seis o siete el número de episodios de este tipo sufridos por su hijo a lo largo de estos dos años, antes de que se precipitasen los acontecimientos. «Ahí mi hijo no me decía nada. Me enteré de todo esto, a toro pasado».

Grupo de menores violentos que acosan, roban e intimidan a otros chavales en Vigo.

En Vigo hay bandas de menores que acosan, roban, intimidan y agreden a otros menores. / Cedida

La primera semana de septiembre de este 2024, un nuevo encontronazo en la Praza da Estrela desencadenó tres meses más tarde los hechos que ahora se denuncian: «Mi hijo había quedado allí con unas amigas, y de repente se vio rodeado por 6 ó 7 chavales que empezaron a darle puñetazos en el pecho. Cuando se vio acorralado y observó cómo uno de ellos se llevaba la mano al bolsillo para sacarle un navaja, Nico reaccionó y le dio en la cara con una botella que cogió del suelo y se escapó», relata Juan. Al parecer, el agredido tuvo que recibir tres puntos de sutura por los cortes, e interpuso una denuncia que finalmente sería sobreseída.

Fue a partir de ahí cuando el acoso se volvió insoportable: mensajes y llamadas amenazantes «a través de 80 ó 100 números de teléfono diferentes», acoso por Instagram, y su foto y sus datos, «en manos de todos los miembros de este clan, cuya camada de menores se organiza en grupos de violentos para acosar, robar e intimidar a los chavales por los lugares por donde quedan para salir, como Vialia o la zona del Náutico, y así conseguir dinero fácil», asegura Juan, que apunta a una familia de mercheros muy conocida de la Travesía de Vigo, como el núcleo de estas bandas violentas: «Un día salío a ver un partido a un pabellón a las afueras de la ciudad, y lo vio una gitana. En un momento aparecieron 5 ó 6 y tuvo que escapar», recuerda.

Algunos de las violentas amenazas que Nico recibió en su móvil.

Algunos de las violentas amenazas que Nico recibió en su móvil. / Cedidas

Y llegó el día de la paliza

El pasado sábado 23 de noviembre, a última hora de la tarde, Nico iba con dos amigos por el entorno del centro comercial A Laxe, cuando fueron sorprendidos por este grupo de menores violentos, entre ellos el que había tenido un altercado con el adolescente vigués en septiembre. Según relata y figura en el parte médico, «les soprendieron entre 20 y 25 integrantes, algunos con la cara tapada y con capucha, que empezaron a arrojarles cosas, para después pegarle puñetazos en la cara y en el abdomen al paciente». En este punto, su padre relata que «uno de los amigos que le acompañaban logró quitarle a tres de encima y mi hijo pudo escapar, si no él no salía de allí». Juan recibió su grito de auxilio momentos después: «Me llamó por teléfono para contarme lo que estaba pasando, mientras corría por la zona de A Pedra. Le dije que entrara en algún local para protegerse, y accedió a una casa de apuestas, donde le escondieron, hasta que llegué yo y la Policía Nacional. Después fuimos al hospital, donde le atendieron para, ya de madrugada, acudir a la comisaría a poner la denuncia». El parte hospitalario refiere el desgarro del cartílago en el lóbulo de una de sus orejas, contusiones en la zona intercostal y fracturas desplazadas en la mandíbula.

Nico tuvo que recibir varios puntos de sutura en el lóbulo de la oreja.

Nico tuvo que recibir varios puntos de sutura en el lóbulo de la oreja. / Cedida

La Policía Nacional confirma la denuncia presentada por estos padres a raíz de los hechos cometidos sobre su hijo, y que en relación con ello un menor fue detenido y posteriormente puesto en libertad. El arrestado, de 14 años o más, es imputable, por lo que se dio cuenta del caso a la Fiscalía de Menores de Pontevedra de cara a la investigación judicial de estos hechos.

«Esto es una película de terror, es lo que nos tocó vivir, por desgracia. Lo único que quiero es vivir tranquilo y que mi hijo pueda salir sin problema. Su madre lo está pasando muy mal, y ha caído en depresión, y al menos, Nico lo está llevando bien dentro de lo que cabe», confiesa, orgulloso de cómo está afrontando la situación este adolescente de 14 años «que lo único que hace es ir al instituto y al gimnasio -yo lo llevo y yo lo traigo- y allí se siente arropado porque todos conocen sus circunstancias y lo quieren mucho».

Apoyo desde otras localidades gallegas

Nico también ha encontrado apoyo en las redes sociales, donde ha conocido a jóvenes de su edad que le han tendido una mano. «Mucha gente de otros pueblos como Vilagarcía de Arousa o Vilanova se enteraron del caso, y lo están viniendo a ver a casa en tren; son gente maravillosa y muy educada, y algunos ya le han invitado a su pueblo el fin de semana, para que pueda salir y dar un paseo tranquilo», comenta este padre, agradecido por el apoyo.

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