Entrevista | Nico Pastoriza Músico

“El pop tiende a sofisticarse y a mí me apetecía lo contrario”

Con más de tres décadas de trayectoria en la industria, el músico vigués impulsa un nuevo proyecto musical en la ciudad, El Buzo

Los integrantes de la nueva formación viguesa, El Buzo.

Los integrantes de la nueva formación viguesa, El Buzo. / Zacarías Abad

Carolina Sertal

Carolina Sertal

Vigo

Con más de tres décadas de trayectoria en la industria musical y después de liderar grupos como Bromea o qué?, Ectoplasma y La Marabunta, además de sus trabajos en solitario, el vigués Nico Pastoriza ha reunido a Xavi Bértolo, Rubén Abad, Manu Ares y Mig Seoane en una nueva banda, El Buzo, una formación con sello local que inicia esta semana la gira de presentación de su primer trabajo en directo, el próximo 19 de octubre en el Liceo de Goián y el día 25 en la Sala Radar de Vigo.

—No es una banda emergente, sino sumergible, ¿cómo le explican al público esta definición?

Es una declaración de intenciones. Siempre se habla en unos términos muy manidos sobre las bandas, de las bandas nuevas y viejas. Cuando una día comenté que estaba creando una a estas alturas de mi vida, me dijeron que estaba montando una banda emergente, pero yo hice el chiste y dije que se llamaba El Buzo y era más bien sumergible. Pero más allá de la broma, es cierto que satiriza de alguna forma esa solemnidad que tienen el pop o el rock al uso. Somos una banda que nacemos por el mero amor a jugar, somos un grupo de músicos que hace tiempo que queríamos tocar juntos y, después de tanto tiempo haciendo formatos pequeños, a mí me apetecía también hacer un poco de ruido y montar algo de bronca, algo que parece inversamente proporcional al crecimiento del músico. Normalmente, va queriendo deshacerse de decibelios y amplificadores pesados y, en cuanto al pop, parece que el camino que queda es el que te convierte en una especie de cantautor con efectitos y un poeta sesudísimo, y pienso que no tiene por qué ser así. Creo que se puede seguir montándola pasados los 50. El «pop adulto» tiende a sofisticarse demasiado y a mí me apetecía todo lo contrario. Sobre todo, me apetecía reivindicar a una serie de bandas con melodías armonizadas, pero con unas cuantas guitarras salvajes como motosierras.

—Después de haber pasado tiempo en solitario, ¿qué ventajas le encuentra al hecho de volver a tocar en grupo?

Para mí es la máxima ventaja. Si puedo estar satisfecho de algo es de poder haber tocado con los músicos que a mí más me gustaban y de distintas generaciones. Desde la primera vez que cogí una guitarra he podido disfrutar de un montón de gente talentosa y de la que he aprendido, es algo que no me quita nadie, y lo digo también por poder tocar con Xavi, Rubén, Mig y Manu.

—Y, en este caso, fue fruto de la casualidad.

Sí, una vez en Correos fui a recoger un pedal de guitarra y me encontré con el guitarrista, con Rubén, lo que me pareció determinante. Pero ya encontrarme a Xavi en Wembley, viendo a Blur entre miles de personas, ya fue más que una llamada. Ya habían oído las maquetas, él comentó que le encantaría producirlas y arreglarlas, y me pareció increíble. Decidimos grabar el disco, publicar y, ahora, queda tocar.

—¿Cómo valora la escena local?

Siempre la he visto muy bien. En todas las décadas ha habido muy buenas canciones y otras más horribles y, ahora, afortunadamente, no ha bajado. El hecho de que crezcan estilos y haya chavales que cojan una guitarra eléctrica o bien hagan música urbana, punk o empiecen a fusionar estilos, que emulen a sus ídolos, creo que es perfecto. Y cuantos más espacios se dediquen a estos grupos minoritarios, mejor. Ahí está la clave.

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