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El exgrapo: «No quería matarlo, si quisiera hacerlo me sobraban balas»

Manuel Baña Gil, que se describió como un «anciano de 70 años» y «muy enfermo», dijo que tenía esa pistola porque estaba «amenazado» por su antigua organización y «temía» por su vida

Manuel Baña Gil, custodiado por un policía, ayer, en el juicio en la Audiencia de Vigo.

Manuel Baña Gil, custodiado por un policía, ayer, en el juicio en la Audiencia de Vigo. / Pablo Hernández Gamarra

Marta Fontán

Marta Fontán

Vigo

«Lo juro por la Biblia ante Dios» Manuel Baña Gil, el exmiembro de la banda terrorista GRAPO que hace un año disparó contra un joven en el parque canino de Castrelos, negó ayer que tuviese intención de matarlo. Lo repitió hasta la saciedad en un juicio en el que declaró que solo hizo un tiro de «advertencia» porque la víctima le tenía «aterrorizado» a raíz de un incidente previo ocurrido meses antes y enmarcado en los problemas entre ambos a causa de los perros. «Nunca tuve intención de matar a nadie y nunca quise matar a esa persona», manifestó el septuagenario. De lo contrario, aseguró, «daría la cara». «Si quisiera matarlo, me sobraban balas para acabar con su vida», agregó, negando también haber proferido las amenazas verbales que se le atribuyen y presentándose en la sala de vistas como «un anciano de 70 años» que está «muy enfermo». En relación con esto último, verbalizó su queja por su situación en la prisión de A Lama donde permanece desde que fue detenido por estos hechos: «Es posible que este invierno ya no lo pase allí, que me muera; no hay medicinas ni médicos».

Los hechos ocurridos la tarde del 14 de septiembre de 2023 centraron el juicio que se celebró en la Audiencia de Vigo. El exgrapo, que rompió a llorar en varias ocasiones, afirmó que la víctima estaba «obsesionada» con que sus dos perros no se acercasen al suyo e hizo referencia al incidente previo ocurrido en junio –ya juzgado y en el que ambos acabaron condenados a multa– para referir que tenía «miedo» al joven y que por ese motivo realizó el disparo. Justificó que llevase un arma de fuego en su paseo por Castrelos debido a que «de vez en cuando» iba con ella ya que estaba amenazado por el GRAPO, organización que , refirió, ya dejó «hace 40 años».

Un momento de los hechos ocurridos en el parque canino, que fueron grabados por la víctima con su teléfono móvil.

Un momento de los hechos ocurridos en el parque canino, que fueron grabados por la víctima con su teléfono móvil. / FdV

La víctima: "Disparó hacia mí tras buscarme todo el rato tras el árbol en el que me refugié"

La versión exculpatoria de Baña Gil choca con lo relatado por la víctima y por los policías que intervinieron en el caso. El joven declaró que, a causa del problema con los perros, ya había tenido tres incidente previos con el acusado, que, dijo, lo amenazó de muerte advirtiéndole que tenía una pistola y era un «terrorista». La víctima, que grabó parte de lo ocurrido con su teléfono móvil, contó que aquella tarde de septiembre el procesado disparó directamente hacia él, buscándolo «todo el rato» tras el árbol en el que se había refugiado, algo en lo que coincidió su novia, quien fue testigo de los hechos. «Vais a morir», gritó supuestamente el septuagenario a la pareja aquella tarde.

Los policías confirmaron las amenazas de muerte. «Tras detenerlo decía que lo iba a matar [al joven] y que si no lo mataba él iba a mandar a alguien a hacerlo», concretó un agente. Otros efectivos indicaron que Baña Gil disparó con intención de matar. «Lo tenía en la línea perfecta, en la línea de tiro», dijo uno. «La bala iba hacia la víctima», describió otro. Los agentes refirieron también al «carácter violento» del acusado, citando un incidente que protagonizó en 2022 con la misma pistola en una sucursal bancaria y otras denuncias más antiguas, una de 2007 después de que presuntamente amenazase a un compañero de trabajo y otra de 2009 de su exmujer por supuestos malos tratos psíquicos.

El fiscal pide 10 años de cárcel y la defensa, la libre absolución por "miedo insuperable"

Tras la práctica de la prueba, la Fiscalía mantuvo su petición de 10 años de prisión al atribuir a Baña Gil delitos de tentativa de asesinato y tenencia ilícita de armas. «No disparó al aire ni al suelo; disparó de forma directa, intencionada, premeditada y buscada hacia la víctima dirigiendo la bala hacia su parte superior, hacia zonas vitales», resumió, añadiendo que fue además un ataque «súbito» que el joven no esperaba. La acusación particular añadió que no mató a la víctima por «suerte» y debido a que, por su estado físico, no pudo ir tras ella. La defensa pide la libre absolución en base a la eximente de miedo insuperable. «No quería matarlo; si quisiese, lo podría haber hecho perfectamente», concluyó el abogado.

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