El saltamontes del accidente mortal de Matamá tiene más de 40 años de antigüedad
La Policía recuperó cuatro tornillos fracturados del brazo hidráulico que se desprendió
También hizo indagaciones sobre el terreno donde se asentó la atracción, que no era el habitual de otros años

Imagen en primer plano del brazo mecánico que se desprendió en la atracción, causando la muerte del joven Iván. / Marta G. Brea

La investigación policial y judicial abierta en relación con el accidente mortal del “saltamontes” de las fiestas de Matamá ocurrido el 3 de agosto será decisiva de cara a tratar de conocer las causas por las que el brazo hidráulico de la cabina en la que viajaba Iván se desprendió, causando la muerte al joven. La Policía Nacional contactó con la empresa que fabricó la atracción, con sede en Lardero (La Rioja) y a día de hoy ya extinta, informándoles un familiar de los antiguos dueños que todos los “saltamontes” que hicieron en sus instalaciones tienen más de 40 años de antigüedad. Tras realizar varias inspecciones oculares en la atracción y su entorno, los agentes de la comisaría viguesa recuperaron, para su posterior análisis, cuatro tornillos que se fracturaron del brazo siniestrado y, entre otras indagaciones, se han interesado también por las características de la concreta porción de terreno donde se instaló la atracción, que este año se ubicó en un punto distinto del que habitualmente ocupaba desde que en 2019 empezó a acudir a las fiestas en honor a Nosa Señora das Neves de la parroquia viguesa.
Al caso aún le queda mucho recorrido. La Policía Nacional ya remitió al Juzgado de Instrucción número 3 de Vigo varios oficios comunicando los primeros avances en la investigación. El responsable del “saltamontes” aún no ha sido citado ni en sede policial ni judicial, pero en comisaría se tomó declaración a otras personas relacionadas con el caso y ya se realizó por parte del perito judicial la inspección “in situ” de la atracción. A la espera del determinante informe que emitirá este ingeniero, lo que trascendió sobre la investigación técnica del accidente es que los agentes policiales, en las inspecciones oculares, pudieron recuperar al menos cuatro tornillos que se fracturaron del brazo hidráulico desprendido, quedando en dicha fecha estas importantes evidencias a disposición de los peritos –el designado por el juzgado y el que nombró el dueño del “saltamontes”– en dependencias de la Brigada Local de Policía Científica de la comisaría.

El "saltamontes" en el que ocurrió el accidente mortal durante las fiestas de Matamá del pasado agosto. / Marta G. Brea
Par de apriete de los tornillos
Conocer el motivo por el que esos tornillos se rompieron parece clave. Los agentes, cuando contactaron con la empresa riojana que en su día construyó el “saltamontes”, recibieron como respuesta que los tornillos salían de fábrica con el par de apriete –fuerza mediante la cual se debe apretar dicho elemento– máximo, pero que desconocían si después esto se modificó.
Esta cuestión también se abordó en la comparecencia en sede policial del ingeniero técnico industrial que, en marzo, emitió el certificado de inspección anual del “saltamontes” siniestrado. Los agentes le preguntaron acerca de si los tornillos afectados se “remueven” durante cada desmontaje de la atracción, contestando el experto que esa tornillería en concreto no se remueve en dichas circunstancias y que su mantenimiento consiste en vigilar su par de apriete así como su estado general. Si se aprecia óxido, dijo, deben ser sustituidos.
Todo "en orden" en marzo
El experto agregó que cuando emitió su certificado anual –en el que entre otras comprobaciones, declaró, verificó que estuviesen completos todos los tornillos principales así como la holgura y desplazamiento vertical de cada brazo– todos los elementos “estaban en orden”. Pero, precisó, siempre aconseja a los feriantes que revisen los “puntos críticos” de la atracción cada vez que montan la máquina en las fiestas y que, en cada uno de estos festejos, es obligatorio que un técnico u organismo cualificado emita el certificado de montaje. Él lo hizo para este “saltamontes” en otras fiestas, pero no lo llamaron, manifestó, para las de Matamá, ignorando si lo efectuó otro profesional.
En relación con los tornillos, el perito judicial, cuando inspeccionó la atracción tras el siniestro, comprobó el par de apriete de los equivalentes a los fracturados en el resto de los brazos del “saltamontes”. Y, entre otras comprobaciones, revisó el terreno sobre el que se instaló la máquina, por si pudo haber contribuido al trágico accidente. Y es que la atracción se ubicó en un punto distinto del campo de las fiestas de Matamá al habitual en años anteriores.
La joven que iba con Iván y una menor de otra cabina no vieron nada raro antes de la caída
Junto a la investigación técnica del siniestro o el análisis de la documentación solicitada al Concello y la entregada por la comisión de fiestas de Matamá o la de Beade –donde la misma atracción funcionó días antes pese a que igualmente había sidodesautorizada por el Concello por falta de documentación–, la Policía Nacional, entre otras personas, tomó declaración a la joven que viajaba con Iván y a una menor que iba en la cabina anterior a la accidentada. Ambas testigos coincidieron en que el brazo hidráulico se desprendió cuando el “saltamontes” comenzó a dar vueltas hacia atrás y en que, antes de la caída, no escucharon ruidos ni vieron nada raro que les hiciese sospechar que la máquina funcionaba mal.
La joven que acompañaba al fallecido, que sufrió lesiones y tiene problemas de ansiedad por el siniestro, relató a los agentes que Iván se sentó en la parte exterior de la cabina y ella en la interior ya que él pesaba más. Recuerda que al principio la atracción dio vueltas hacia delante lentamente, después comenzó a dar saltos y a continuación se dispuso a ir hacia atrás, momento en el que se cayeron, no recordando más hasta que logró levantarse y pedir ayuda a gritos para que auxiliasen a Iván. La menor de la otra cestilla concretó que estando todos los asientos en la parte de arriba, en la primera vuelta rápida hacia atrás, escucharon un “fuerte golpe”, viendo que el asiento número 7 se había desprendido. Antes del siniestro no notó nada fuera de lo normal.
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