Desde las cámaras hasta una tirita: los indicios del caso de los autobuses incendiados de Vitrasa
El material usado para elaborar los artefactos, como la caja de un medicamento, la de una conocida marca de galletas o unas bolsas de súper, también fueron elementos tenidos en cuenta por la jueza

El sospechoso captado por las cámaras del bus que ardió en Bouzas / FdV
Las imágenes captadas por las cámaras de seguridad de uno de los autocares y la geolocalización de los teléfonos móviles fueron claves de cara a la resolución policial del caso de los incendios de los autobuses de Vitrasa ocurridos en la céntrica calle Urzáiz y en Bouzas la noche anterior al Día Internacional del Trabajo de 2023. Pero hubo más indicios “firmes y solventes” que, según expone la magistrada instructora en el auto judicial adelantado por FARO, permiten procesar por estos hechos a la conductora Patricia F.N. y a su compañero sentimental Marcelo Francisco S.S., considerado este último presunto autor material de los ataques. Las prendas de ropa que llevaba el varón que sale en las grabaciones, fotografías de redes sociales como Facebook, el material usado para elaborar los artefactos incendiarios y hasta algo aparentemente tan trivial como una tirita fueron algunos de los elementos tenidos en cuenta por la jueza para atribuir a ambos investigados la supuesta autoría de dos delitos de incendio con peligro para la vida.
Los que se citan a continuación son los principales indicios que se recogen en la resolución dictada el 30 de julio, todavía susceptible de recurso de reforma o apelación pero que, en todo caso, se constituye ya como uno de los últimos pasos antes de que las partes presenten sus escritos de calificación y la causa sea elevada para la celebración del juicio.
Las cámaras de seguridad del autobús de Bouzas
El autocar de Bouzas, un C3 en el que en ese momento viajaban el chófer y nueve pasajeros, empezó a arder a las 21.52 horas del 30 de abril de 2023. El conductor, con un extintor, consiguió sofocar el fuego, que estaba localizado bajo el penúltimo asiento de los de su lado. Las cámaras de este vehículo captaron al incendiario. Ocultaba su cara con gorra, gafas de sol y mascarilla. Pese a ello, la Policía Nacional primero y la magistrada tras la instrucción judicial practicada, consideran que este individuo es, supuestamente, Marcelo Francisco. Junto a las pistas aportadas por las prendas de ropa que llevaba, se trata de un varón, concreta el auto judicial, “cuya constitución, fisionomía y porte” se corresponden con el hoy procesado.
La chaqueta, las gafas de sol y la gorra
Las imágenes de las cámaras de dicho autobús evidenciaron que el sospechoso vestía una chaqueta de la marca Tribord y unas gafas de sol oscuras que tenían el logo “en una tonalidad más clara en una patilla”. La jueza concluye que ambos elementos “son coincidentes, en marca, modelo y características”, con una cazadora y unas gafas que el novio de la chófer también procesada lleva en fotografías localizadas en su Facebook. Además, en el registro domiciliario se halló una gorra “igual” a la que se ve con la leyenda Metallica en la grabación.
La tirita del dedo anular y la mochila con gasolina
El varón captado por las cámaras lleva cubierto “con una tirita, venda o similar” el dedo anular de la mano derecha. A ojos de la instructora, es “especialmente significativo” que se haya tapado esta parte del cuerpo teniendo en cuenta que Marcelo Francisco tiene ahí un tatuaje, que según se ahonda en el atestado policial tiene forma de alianza. La tesis policial y judicial es que, igual que cubrió el rostro, con la tirita habría querido camuflar el tatuaje para no ser identificado. El hombre del autobús, además, portaba una mochila, “siendo intervenida” en la vivienda del procesado una que, analizada, “resultó que presentaba restos de gasolina”.
La información de las antenas de telefonía
La geolocalización es una prueba clave en la mayoría de las investigaciones policiales de calado. El caso de los autobuses de Vitrasa no ha sido una excepción. El auto judicial detalla que, segundos después de que se produjera el fuego del autocar de Bouzas, la chófer investigada hizo una llamada desde su número personal a otra línea que también figura a su nombre pero de la que era usuario su compañero sentimental. Gracias a la información proporcionada por las operadoras de telefonía y al posicionamiento de este último terminal, “se puede situar” el mismo dicha noche del 30 de abril “en las inmediaciones de la calle Eduardo Cabello esquina con Pescadores”, es decir, “muy cerca del lugar donde se desató el incendio” del bus de Bouzas, siniestro que tuvo lugar concretamente en la calle Tomás Alonso.
La testigo clave del autocar de Colón con Urzáiz
Solo 48 minutos después de que empezase a arder el primer autobús, comenzaron, a las 22.40 horas, las llamas en el autocar que quedó reducido a un amasijo de hierros en pleno corazón olívico, en Colón con Urzáiz. Era el vehículo de la línea A4 que guiaba Patricia F.N. Se usó el mismo “modus operandi”: un artefacto colocado, bajo un asiento, en la penúltima fila del lado del conductor. La única pasajera que iba en el mismo, además del incendiario, resultó fundamental en las pesquisas. La magistrada califica su testimonio como “especialmente detallista”: dicha viajera dijo que el autor del fuego “se trataría de la misma persona” que vio en las imágenes que le mostró la Policía Nacional de la grabación de las cámaras del bus de Bouzas.
Dos artefactos prácticamente “idénticos”
Un indicio especialmente relevante es que los artefactos incendiarios “de presumible elaboración domiciliaria” usados en los dos vehículos de Vitrasa “son de características prácticamente idénticas”, unido al hecho de que, también en ambos autocares, el líquido inflamable acelerante utilizado fue gasolina. El material elaborado para elaborar esos artefactos también fue exhaustivamente analizado. Se encontró, por ejemplo, un tique rosa que pertenecía a un taco que en su día se había asignado a la chófer procesada, así como una caja de medicamentos de composición de 5 mg y sujetos a prescripción médica que habían recetado a dicha mujer. En el registro en la vivienda de los investigados se hallaron además artículos domésticos que coincidían también con el material empleado en esos artefactos, como unas bolsas de plástico con el logotipo de un supermercado o una caja de galletas.
Un futuro juicio que se celebrará en la Audiencia
Los dos delitos que la jueza atribuye a los investigados en el auto de procesamiento son los de incendio con riesgo para la vida del artículo 351.1 del Código Penal, castigados cada uno con entre 10 y 20 años de prisión. La entidad de las penas a las que se podrían enfrentar la chófer y su pareja deriva en que el futuro juicio se celebrará en la Sección Quinta de la Audiencia Provincial de Pontevedra, con sede en Vigo. Ambos procesados permanecen en libertad provisional: él llegó a estar varios meses en prisión.
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