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Viviendas de Vigo que suspenden en eficiencia energética tendrán vetada la venta o alquiler

Más de 11.600 informes reflejan una calificación F y G, las más bajas

La UE exige que todos los inmuebles tengan al menos la E en 2030

Más del 80% de las propiedades superan los 40 años de antigüedad

Vista general de edificios de la ciudad.

Vista general de edificios de la ciudad. / Marta G. Brea

Las reformas, que cobran especial protagonismo ahora, a la espera de que se libere suelo para obra nueva con el nuevo Plan Xeral de Ordenación Municipal (PXOM), ganarán todavía más peso en los próximos años. Según los datos del Instituto Enerxético de Galicia (Inega), más de 11.600 expedientes de eficiencia energética de edificios registrados en la ciudad arrojaron un suspenso en base a las exigencias de la Unión Europea para 2030, lo que supone un 28,75% del total de los expedientes. En román paladino: son propiedades que, si no se rehabilitan, van a tener vetados tanto el alquiler como la venta en cuestión de cinco años y medio.

La nueva Directiva de Eficiencia Energética en la Edificación exige que todos los edificios tengan como mínimo un certificado de eficiencia energética E en enero de 2030 y D –o mejor– en 2033. Ese 30% aproximadamente de suspensos se corresponde con calificaciones F y G, las dos más bajas de la lista: construcciones menos eficientes en esta materia. Las letras derivan del cálculo del consumo de energía necesario para satisfacer la demanda energética del edificio en condiciones normales de funcionamiento y empleo. Permiten asignarle una etiqueta que da información sobre su consumo de energía primaria de origen no renovable y sobre las emisiones de CO2 emitidas, clasificándolo dentro de una escala.

Estos datos, que se corresponden con el número de expedientes registrados, no con el de edificios, ya que un mismo edificio puede tener asociados varios expedientes –se emiten certificados por partes–, transparentan que al parque olívico aún le queda camino para ser sostenible, pero ya ha recorrido bastante: más del 70% de los análisis realizados en el municipio derivaron en calificaciones energéticas entre la A y la E. Destaca con mucha diferencia la letra E, con más de 20.700 expedientes, que suponen un porcentaje superior al 51%. Con la D, casi 5.000 –12%–; con la C, más de 2.100 –5%–; con la B, casi 590 –1,4%–; y, con la A, poco más de 480 –1,2%–.

La certificación energética de los edificios tiene como objetivo promocionar su eficiencia energética y que la energía que estos utilicen sea procedente de fuentes renovables en su mayoría, con la consecuente reducción de las emisiones de CO2. Además, proporciona información útil al usuario que desea comprar, alquilar, reformar o ampliar una vivienda, permitiéndole valorar sus características energéticas y conocer el gasto energético anual aproximado. A su vez, incorpora recomendaciones y mejoras para conseguir un comportamiento energético más eficiente, aumentar el confort de la vivienda y reducir el gasto energético.

El presidente de la Asociación de Constructores de Pontevedra, Miguel Ángel Caruncho, indica que la mejora de la eficiencia energética de un edificio se puede realizar de forma pasiva o activa. “Lo principal es detectar por dónde pierde calor el edificio”, destaca. Cita, entre las actuaciones, la reforma de la envolvente con la incorporación de un material aislante o la instalación de ventanas con rotura de puente térmico. “También suele haber bastante pérdida de energía en la cubierta”, apostilla antes de añadir más acciones: utilizar geotermia o sustituir la iluminación por una LED, con consumo menor.

La eficiencia energética está directamente relacionada con la antigüedad de las construcciones. El presidente de la Federación Galega de Empresas Inmobiliarias (Fegein) y la Asociación de Empresas Inmobiliarias de Vigo (Asemi), Benito Iglesias, señala que “más del 80% del parque edificado en Vigo y su área metropolitana tiene más de 40 años”. “Es un factor muy a tener en cuenta, ya que todos los edificios nuevos deberán ser climáticamente neutros a partir de 2030”, apostilla. Comenta que “es importante que, desde el sector de la vivienda, se tengan en cuenta los nuevos requisitos energéticos”. “La elección de materiales y sistemas constructivos ya no se prescribirán solo por sus prestaciones técnicas, también se considerará el impacto en la huella de carbono del edificio”, argumenta.

Malas “notas” en Galicia

El 76% de los edificios de Galicia suspenden en eficiencia energética. De los 277.731 inmuebles que sometieron a chequeo hasta finales del pasado mes de abril para obtener un certificado energético, casi 212.000 obtuvieron la calificación más baja –se corresponde con las letras E, F o G– y estarán obligados a hacer obras de rehabilitación si quieren cumplir los estándares de la UE.

Eliminación de las calderas de combustible fósil

Los Estados miembros de la Unión Europea deben adoptar medidas para descarbonizar los sistemas de calefacción y eliminar gradualmente los combustibles fósiles en la calefacción y la refrigeración con miras a eliminar por completo las calderas de combustibles fósiles para 2040. Desde 2025, se prohibirá subvencionar las calderas independientes de combustibles fósiles.

Los países, asimismo, tendrán que implementar instalaciones solares de forma paulatina en edificios públicos y no residenciales, dependiendo de su tamaño, y en todos los residenciales nuevos de aquí a 2030, así como garantizar una reducción en el promedio de energía primaria utilizada de al menos un 16% para 2030 y al menos entre un 20% y un 22% para 2035.

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