Dos años de cárcel para la empleada de una tienda de Vigo por apropiarse de casi 140.000 euros

La mujer desviaba el dinero a cuentas de personas inventadas o de su propia madre hoy fallecida o alteraba los importes de las nóminas

La sesión se celebró esta mañana en la sede de la Audiencia Provincial en Vigo

La sesión se celebró esta mañana en la sede de la Audiencia Provincial en Vigo / M. F.

Marta Fontán

Marta Fontán

Una empleada de un comercio de Vigo que se dedicaba a funciones administrativas y contables aceptó hoy dos años de cárcel y multa de 1.080 euros por la comisión de un delito continuado de estafa agravada en concurso con otro de falsedad documental por apropiarse de casi 140.000 euros de la empresa. La vista de conformidad se celebró esta mañana en la Sección Quinta de la Audiencia Provincial de Pontevedra, con sede en Vigo, y se le aplicaron las circunstancias atenuantes de reparación del daño y de reconocimiento de los hechos. El tribunal le suspendió la ejecución de la pena de cárcel. 

La acusada, C. D.D., que carece de antecedentes penales, prestó servicios laborales desde el año 2002 en una tienda de ropa y complementos propiedad de un empresario que además es socio único de una empresa titular de una zapatería. La mujer realizaba funciones administrativas y de contabilidad y se encargaba de ingresar la recaudación de las ventas en los bancos, así como de realizar los pagos a proveedores.

En el periodo comprendido entre el 1 de octubre de 2010 y el 31 de marzo de 2020 la acusada, fingiendo la firma de su jefe y “sin su conocimiento ni consentimiento”, ordenó gran cantidad de transferencias bancarias, bien desde la cuenta personal del empresario perjudicado o bien desde la cuenta bancaria de la tienda, siguiendo “dos modalidades comisivas fraudulentas”. 

Nóminas alteradas

Una de ellas, describe la Fiscalía en su escrito de acusación, la ejecutaba realizando dichas transferencias a favor de cuentas con nombres de personas inventadas, “ya que no se correspondían con personas reales”, que en realidad eran titularidad de la acusada. También hacía las transferencias en favor de la cuenta bancaria perteneciente a la madre de la acusada, que ya falleció y que cuando ocurrieron los hechos era desconocedora de la trama, “confeccionando para ello un documento fraudulento que no se correspondía con la realidad para que el banco le ingresase el importe de la transferencia, haciéndolo suyo”.

Otro método que usó fue alterar fraudulentamente en sus nóminas los importes reales, “a los que la acusada añadía o cambiaba números que suponían siempre cantidades superiores a la que realmente le correspondían”.

En total, y a través de un sinfín de operaciones bancarias, estafó casi 140.000 euros.

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