Para entender cómo ha evolucionado Vigo desde 1900, basta con echar un ojo a la hemeroteca de FARO. Un 21 de noviembre de hace 123 años, el periódico tan solo estaba formado por cuatro páginas. Hoy, suma más de medio centenar cada día. También se refleja en su población: pasó de más de 23.000 ciudadanos censados a superar los 292.000 –12,6 veces más–, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), cantidad que fue aumentando a la vez que el músculo industrial y pesquero. Un estudio de la Universidad de Santiago de Compostela (USC) que implica a investigadores de las universidades de Colorado Boulder y de Southern California (EEUU) y de la Fundación para la Investigación del Clima va un paso más allá e ilustra esta transformación de la urbe en función de su superficie urbanizada, esto es, la huella de las edificaciones de todo tipo: viviendas, pero también fábricas, pabellones deportivos, centros sanitarios o edificios con otros usos.
En 1900, según esta investigación, contaba con algo más de 479.221 metros cuadrados (m2) de suelo edificado. Ocupaba por aquel entonces el cuarto puesto a nivel gallego en una clasificación liderada por Ferrol, con casi 1,2 millones de metros cuadrados. Le seguían Lugo, con 558.586 metros cuadrados, y Santiago de Compostela, con 541.990 m2. En 2020, año que toma como referencia el estudio, la urbe olívica es la primera en la lista: disponía de más de 10 millones de metros cuadrados urbanizados –a falta de un Plan Xeral de Ordenación Municipal (PXOM) actualizado, la cifra no habrá variado considerablemente hasta 2023–, el 4,2% de los terrenos construidos del conjunto del territorio gallego –en 1900, suponía el 1,27%– y algo más del 9% de la superficie total del municipio olívico. En 120 años, multiplicó por 20,9 este parámetro.
A Coruña es la ciudad gallega que experimentó el mayor crecimiento desde 1900. A principios del siglo XX, contaba solo con 215.891 metros urbanizados. Tras multiplicar esta cifra por 25,8, alcanzó en 2020 casi 5,6 millones de metros cuadrados: es la tercera en el ranquin autonómico, por detrás de Santiago y Vigo –cierra la clasificación Ferrol (la única gran ciudad gallega con pérdida de superficie construida debido a la reducción de actividad industrial); por encima, Pontevedra, Lugo y Ourense–. Debido a su reducido tamaño en comparación con el resto de urbes de la comunidad, casi 38 kilómetros cuadrados –un tercio de Vigo–, A Coruña es el ayuntamiento en el que las edificaciones ocupan más espacio sobre el total de su extensión, el 25%. Para llegar a estos datos y describir la evolución de los asentamientos humanos en toda España, los investigadores dedicaron un año de trabajo a revisar la información del Catastro.
El estudio de la USC, la Fundación para la Investigación del Clima y las dos universidades estadounidenses ha dado pie al artículo HISDAC-ES: historical settlement data compilation for Spain (1900–2020), ya publicado en la revista Earth System Science Data. Dominic Royé, que ahora es director de Ciencia y Datos para la Fundación, explica que, gracias a los datos recopilados, “se pueden hacer estudios relacionados con el cambio climático” para determinar cómo este crecimiento urbano está afectando a cuestiones como las precipitaciones o los vientos. “Podemos estudiar si hay peligro de inundaciones, riesgos naturales, qué zonas son más vulnerables”, indica. El doctor en Geografía Física explica que muy pocos países en el mundo disponen de una herramienta similar. “El Catastro en España es bastante único porque tiene incluidas las fechas de construcción de los edificios”, explica.
Otro de los investigadores de la USC del proyecto, José Antonio Aldrey, recalca que los resultados “mostraron claramente dos sistemas de población distintos en España”. En el noroeste y el área cantábrica (Galicia, Asturias, Cantabria, País Vasco, norte de Navarra y parte de Cataluña), se produjo una dispersión de la población rural en casas aisladas o pequeños asentamientos asociados a un clima atlántico, con agricultura y ganadería intensiva favorecida por la presencia de abundante agua. En cambio, el resto del territorio, de clima mediterráneo, experimentó asentamientos concentrados asociados a cultivos de cereales, viña y olivos, así como a una ganadería extensiva.
Revisión del Plan Xeral
Se prevé que la superficie urbanizada de Vigo crezca en las próximas décadas de la mano de la revisión del Plan Xeral de Ordenación Municipal (PXOM), que se espera que entre en vigor en el primer semestre del próximo año. Trae bajo el brazo la liberación de suelo para la construcción de más de 51.000 viviendas y la ampliación de terrenos industriales: el polígono de Balaídos o el Parque Tecnológico y Logístico (PTL) de Valladares.