La ‘madre de todas las ferias’, pasada por agua y a la gallega
La Feria Anual de Santos de Cerdal se llena de gente entre caballos, puestos de comida y flores a pesar del mal tiempo

Diáspora de gallegos a la feria de Valença por el festivo de Todos los Santos / Marta G. Brea
Una marea humana caminaba este miércoles entre los puestos de la conocida como “la madre de todas las ferias” que cada año reúne en torno al Día de Todos los Santos a cientos de personas cerca de Valença do Minho (Portugal). Se trata de la centenaria y referente del Noroeste Peninsular Feria Anual de los Santos de Cerdal, que se celebra solamente una vez al año, entre el 1 y 2 de noviembre. Y donde se abren más de 400 puestos en los que se vende de todo.
A pesar de que la lluvia acompañó toda la jornada, la gente no perdió el ánimo y lo mismo se agrupaba en torno a unas cacerolas sobre las que se esperaba conseguir el mejor precio, apuestos de ropa y zapatos, bolsos y complementos. Aunque también era posible adquirir cosas tan diversas como cuerdas o frutos secos al peso. Y entre los productos más buscados, destacaban las flores.

Desde Carballo, Pilar, Carmen, Juan, Manuel y Germán. / coco vecino
“Lo que más llama la atención son las plantas. Yo he comprado orquídeas, cactus y suculentas”, decía orgullosa Raquel. Estaba en la feria de la pequeña localidad a ocho kilómetros de Valença, junto a Jose y Sandra con los que había llegado desde Coristanco (A Coruña). “Venimos todos los años desde hace 14 porque nos gusta mucho. Además, hay de todo y barato. Y es una manera de pasar el día al aire libre”, explicaba Raquel que reconocía que la lluvia no le asustaba porque “siempre llueve el Día de Todos los Santos”, por lo que pensaban quedarse “hasta el atardecer”, como siempre.
“Lo estamos pasando muy bien, siempre venimos porque hay más variedad (de productos) que en Pontevedra. He comprado zapatillas, dos chaquetas por cinco euros y pantalones de chandal y sudaderas, por cuatro euros cada uno”, decía Franseli mientras hacía recuento. Lleva solo dos años acudiendo a la feria, pero afirma que vuelve porque “me encantó el año pasado y la comida es fabulosa”.

Brandol, Franseli y Alberto, en su segundo año en la feria. / coco vecino
Ellos son algunos de los numerosos grupos de gallegos presentes en el popular evento. La participación de Galicia en ella es cada año mayor, lo que ha convertido a esta feria portuguesa en una cita con acento gallego, hasta el punto de que escuchar galego o castellano es más fácil que cruzarse con un portugués que, normalmente, están a cargo de los puestos.
La carpa reservada para comer tuvo un lleno total. Platos de pulpo, bacalao, pollo y churrasco eran devorados por los asistentes que comentaban lo “rica” que es siempre la comida en la feria. Así esta “macroferia” no es solo una cita con las compras, se convierte también en un encuentro con la gastronomía basada en productos compartidos a ambos lados del Miño.

Marta G. Brea
Caballo Garrano
Y como cada año, la carrera de caballos centró la atención de los asistentes. En una especie de hipódromo de monte, ejemplares de esta raza portuguesa corren guiados por jinetes y amazonas de todas las edades, que lucen montura, estribos y otros accesorios de estilo vaquero (propios de las ferias de caballos, como la Feria de Abril).

Ana y Andrés, también quisieron aprovechar las ofertas. / coco vecino
Más allá de las actividades y manjares, destacó una repetida confusión sobre las ferias del norte de Portugal, que muchos de los visitantes gallegos manifestaban. La feria típica de Valença, que todo el mundo conoce, se celebra durante todo el año los miércoles en la ciudad, pero en esta ocasión se pasó al martes porque coincidía con el día grande. Siendo la de ayer un evento único.
Otro punto a destacar fue la costosa llegada al encuentro porque a la lluvia se sumó la caravana que se formó desde Valença hacia Oporto, provocada por la manifestación de ciudadanos portugueses en contra del nuevo “IUC” (impuesto único de circulación).
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