El anillo verde que ejecutan los comuneros en los montes supera ya los 10 kilómetros
Lamentan la falta de acuerdo entre la Xunta y el Concello para desarrollar el proyecto municipal cuando se cumplen seis años de los trágicos incendios que dejaron tres fallecidos en Vigo y Nigrán

Directivos de la Comunidade de Montes de Matamá, ayer, en una zona recuperada tras los incendios de 2017. Los vecinos han reforestado con frondosas autóctonas más del 80% del terreno ardido. / Alba Villar
Mientras la Xunta de Galicia y el Concello se acusan desde hace tiempo del retraso en la ejecución del anillo contraincendios de Vigo, las comunidades de montes siguen manos a la obra para hacerlo realidad y evitar que el fuego pueda campar a sus anchas, como ocurrió hace justo seis años: las llamas colorearon de naranja primero y negro después las parcelas verdes de la ciudad hasta llevarse la vida de dos mujeres en Nigrán y de un hombre en la urbe olívica.
El presidente de la Mancomunidade de Montes de Vigo, Uxío González, destaca que, hasta la fecha, los vecinos ya han completado más de 10 kilómetros de los 50 aproximadamente que debe tener de longitud entre Saiáns y Teis. “Lo hacemos poco a poco con los escasos medios que tenemos. Nuestra capacidad inversora es muy limitada. Todas las comunidades de montes han hecho parte del anillo verde, Coruxo empezó hace 20 años y ya está actuando en las zonas húmedas; Saiáns casi ya terminó”, indica.

Incendios en Galicia | El fuego alcanza Navia / Ricardo Grobas
González destaca que, sin una participación activa de las instituciones públicas, a los comuneros les llevará “mogollón de años” acabar este proyecto, que no sigue el trazado de la senda que propone el Concello: cruza los montes de la ciudad por el medio, desde Saiáns hasta Coruxo. Su objetivo: servir de cortafuegos a través de especies frondosas autóctonas, entre otros mecanismos, para evitar que las llamas puedan alcanzar más superficie o incluso dañar a personas.
El apoyo que prestan Concello y Xunta en la ejecución del anillo verde de los comuneros se limita a los planes de empleo de la entidad municipal y los talleres duales de la autonómica, a través de los cuales se facilita la llegada de mano de obra para crear este mecanismo de protección. “Sin contar a estas personas, somos unas 15 entre la Mancomunidade y las comunidades de montes. Con ellas, más de 40”, precisa.

Actuación de los comuneros en los montes de Vigo. / FdV
El representante de los montes de Vigo señala que también está pendiente la creación de la franja de protección de biomasa, que es “competencia municipal”. “El Concello nos dice que afectaría a unas 60.000 parcelas, pero desconoce quiénes son los propietarios de muchas. La Xunta debe legislar para buscar fórmulas rápidas que permitan actuar en estos terrenos en caso de no aparecer los dueños”, propone González.
Explica que, precisamente, son estas propiedades las más “peligrosas” en caso de incendios porque están gobernadas por la maleza y se ubican “pegadas” a las viviendas. “De las 600 hectáreas de monte comunal afectado, están casi todas replantadas ya, pero ni siquiera un 10% de las parcelas privadas que ardieron en 2017 están recuperadas. Proponemos que nos cedan su gestión, su uso, para poder actuar nosotros”, defiende.
También están pendientes la zona de defensa estratégica –llamada en otras ocasiones franja de defensa pasiva–, que le compete a la Xunta, y una respuesta del Concello a la petición de la Mancomunidade de trabajar en la infraestructura verde municipal, que “serviría para lo mismo que el anillo verde”, según González. Recuerda que fue impulsada en 2019 por la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), momento en el que la entidad estaba presidida por el alcalde de Vigo, Abel Caballero.
Una nueva placa para no olvidar
La Mancomunidade de Montes de Vigo descubre hoy una placa en los montes de Zamáns para no olvidar los trágicos incendios de octubre de 2017. Será la cuarta desde 2020: ya luce en Matamá desde 2020, Comesaña (2021) y Valladares (2022). La próxima será en Coruxo, la quinta parroquia viguesa gravemente afectada por las llamas hace seis años.
Se prevé que acudan representantes del Concello y la Xunta. “Deben sentarse y trabajar pensando en el futuro. Es urgente protegerse contra el fuego en un escenario de cambio climático”, asevera González antes de advertir que, si se repiten los fuegos de octubre de 2017, a pesar de que los montes comunales están más preparados que en ese momento, las consecuencias podrían ser fatales debido a la falta de cuidado de las parcelas privadas: “Algunas están en estado de absoluto abandono”.
Acusaciones cruzadas entre las instituciones
Fuentes municipales explican a FARO que el Concello no puede dar pasos al frente para hacer realidad el anillo verde sin el visto bueno de la Xunta de Galicia al anteproyecto, permiso por el que espera “desde octubre de 2019”: argumentan que el gobierno gallego demanda al Ayuntamiento acreditar que es el dueño de los terrenos, pero, “para poder expropiar o llegar a un acuerdo con los propietarios”, explican que precisa su aprobación.
Sin embargo, el conselleiro de Medio Rural, José González, informó en una visita a Vigo hace dos años que, en abril de 2021, envió una carta al alcalde en la que le explicó que, en esta fase de tramitación del anillo verde, “no hace falta ningún informe” de la administración autonómica. “En aras de la cooperación y coordinación administrativa, le remitimos dos informes para que se sintiese tranquilo y supiera que apoyábamos el anillo verde”, abundó. Preguntada por esta cuestión de nuevo, la Consellería indica que le ofreció al Concello su “colaboración para mejorar su monte periurbano” y “sigue abierta a colaborar para avanzar en un trabajo común”.
El departamento autonómico añade que “se invirtieron alrededor de 1,4 millones de euros en la creación de un bosque periurbano modelo en el área de Vigo tras firmar un acuerdo de colaboración con la Mancomunidade de Montes de Vigo y las comunidades de montes vecinales en mano común de Valadares, San Andrés de Comesaña, Coruxo y Zamáns”. “Las obras, ya finalizadas, consistieron, fundamentalmente, en la eliminación de brotes de eucalipto y acacia y en la plantación de frondosas y pinos, la retirada de madera quemada y el arreglo de pistas en varios montes vecinales propiedad de estas comunidades”, destaca.
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