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El fondo Blackstone prepara un ‘macroproyecto’ residencial para “regenerar” Jacinto Benavente

Es ahora el mayor propietario individual de la zona, contemplada como suelo urbano no consolidado en el PXOM

Toma las antiguas naves de Molagón y Pescanova

Avanza un espacio “respetuoso con el patrimonio histórico”

En primer término, antigua fábrica de salazón de bacalao; detrás, la de la desaparecida Frigodis. Ricardo Grobas

La familia Molares ha sido una de las principales sagas empresariales de la pesca en Vigo. Con la salazón como germen, el grupo dispuso de una extensa flota de buques y plantas para distintos procesos de elaboración. Los vestigios de una de ellas permanece erguida a poco más de 120 metros en línea recta del mar, en apariencia incorrupta, en el número 19 de la calle Jacinto Benavente. En un escenario variopinto, asediada por arbustos y flanqueada al mismo tiempo por el Auditorio Mar de Vigo, el hotel Eurostars o la fastuosa promoción de Inveravante en la antigua Cordelerías Mar. Allí, en una superficie construida de 3.802 metros cuadrados, la empresa Pescados Molagón trabajaba con bacalao y maruca en varias líneas de trabajo. Pero aquello se apagó y la nave se quedó atrapada en el tiempo. Como su vecina, la del número 21, levantada en el décimo aniversario de Pescanova SA (1970) para dar oxígeno a su creciente demanda de logística frigorífica. Los tacaños brochazos de pintura trataron de borrar el nombre Frigodis de la fachada, una filial que ya no existe en un edificio que deja entrar ahora a cualquiera que se asome a su puerta. Dos construcciones vinculadas a la génesis empresarial de la ciudad y que pertenecen ahora a uno de los mayores fondos inversores del mundo. Los terrenos que ocupan los números 17, 19 y 21 de esta calle son de la mercantil Inversiones Inmobiliarias Canvives, controlada por el gigante Blackstone.

De acuerdo a los datos oficiales del catastro, las parcelas suman una superficie exacta de 7.300 metros cuadrados. Es más del doble del espacio del que dispuso la inmobiliaria de los Jove, por ejemplo, y que convierte a esta corporación –rechaza que se le califique como un fondo buitre– en la mayor propietaria individual de Jacinto Benavente, en una de las zonas con mayor potencial de toda la ciudad. Con un objetivo claro: lanzar una transformación urbanística integral, como constatan a FARO fuentes de Aliseda, que es su gestora de activos (o servicer, en el argot del sector). “Estamos trabajando con el Ayuntamiento de Vigo para regenerar esta parte de la ciudad”, apuntan, tras constatar este periódico que la antigua planta de salazón de bacalao también forma parte de su cartera de activos. La actuación, abundan, se basa en “un proyecto que busca transformar el antiguo espacio de uso industrial de Beiramar en una nueva zona residencial con grandes zonas verdes, respetuoso con el patrimonio histórico existente”. Se tratará, de ejecutarse, de un plan masivo y uno de los mayores desarrollos urbanísticos recientes de la historia olívica.

En primer término, antigua fábrica de salazón de bacalao; detrás, la de la desaparecida Frigodis. Ricardo Grobas

En el nuevo Plan Xeral de Ordenación Municipal (PXOM), el ámbito de Jacinto Benavente despliega una superficie de 37.517 metros cuadrados: tendrá un uso residencial (75%) y terciario (25%), con una edificabilidad máxima de 1,5m2/m2, por lo que se podrán edificar unos 50.000 m2. El 30% de las viviendas habrán de ser de protección. Los edificios propiedad de Blackstone están clasificados en superficies de suelo urbano no consolidado, al igual que el resto de construcciones –a excepción del edificio de Correos– que se extienden hasta la rotonda de la Praza da Industria Conserveira. La gran mayoría de ellos carecen de actividad –o muy escasa–, a excepción del que alberga la empresa metalúrgica Cablero SL o la sede de Armadora Pereira. Sobre todo tras el traslado de Hijos de Carlos Albo a la Plataforma Loxística Industrial de Salvaterra - As Neves (Plisan). Las naves donde operaba hasta el pasado octubre la conservera pertenecen a la sociedad Hical Vigo, de la familia Albo, que cobraba un alquiler a la ahora filial de la china Shanghai Kaichuang.

Las compras de Blackstone

La construcción que en su día perteneció a la filial de Pescanova es la de mayor superficie construida, con cerca de 21.000 metros cuadrados en cinco alturas, en una parcela de 4.329 m2. Ha protagonizado media docena de incendios en los últimos meses, que los servicios de emergencia ha atribuido a okupas o sintecho. En los registros municipales, Inversiones Inmobiliarias Canvives figura como propietaria desde el año 2014, un año después de que la pesquera protagonizase una de las mayores quiebras de la historia del país. Entre impagos a la banca y venta de activos no estratégicos, Pescanova se deshizo tras el concurso de acreedores de edificios de uso logístico, como el que tenía en Bouzas o este de Jacinto Benavente. De modo que, cualquiera que sea el desarrollo que se ejecute en él, y teniendo en cuenta las posibilidades que le ofrece el PXOM, habrá sido una inversión más que rentable para el fondo norteamericano. Lo mismo sucede con la que fue fábrica de salazón. Construida en 1967, como refleja el catastro, tiene una superficie construida de 3.802 metros cuadrados en un terreno de cerca de 2.600. Lo que está sin edificar es una pequeña parcela contigua, la del número 17, de escasos 377 metros y que también está en el portfolio de Canvives.

Para las construcciones que no han pasado ya a mano de fondos de este tipo o gestoras de proyectos urbanísticos, es previsible que sus propietarios reciban un aluvión de ofertas de compra. Armadora Pereira, que sí preserva su sede fiscal –con un almacén para pertrechos–, se deshizo “hace tiempo” de la que en su día fue la fábrica de Flex, en el número 31. En el año 1999, el grupo familiar que ahora dirige José Enrique Pereira compró la construcción por 350 millones de pesetas. Sus dimensiones, sin alcanzar las de la de Frigodis, son mayúsculas: 15.200 metros cuadrados de superficie construida en una parcela de 3.900. Y que no están muy por delante de los terrenos de Grupo Pescapuerta, con una nave donde antes albergaba un intenso trajín de mercancía –logística de frío– y que ahora almacena algunas puertas de arrastre, aparejos y sirve de aparcamiento a la empresa.

los edificios

  • Fábrica de salazón

    Construida en 1967, albergó la fábrica de Pescados Molagón, de la familia Molares. El terreno abarca cerca de 2.600 metros cuadrados; no tiene actividad.

  • Planta frigorífica

    Es la construcción de mayor envergadura de esta zona, con 21.000 metros cuadrados construidos. Pasó a manos de Canvives (Blackstone) en 2014.

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