Hace años que el colegio o instituto dejó de ser un ente puramente lectivo y los profesores tienen que hacer frente a más competencias que las de transmitir enseñanzas. Uno de los grandes retos de estos centros y sus equipos directivos pasa por salvaguardar la convivencia entre los alumnos en una época donde las redes sociales y en consecuencia el uso del teléfono móvil juegan un papel cuanto menos peligroso. Y dentro de este rol que asumen los centros educativos, en su normativa interna viene reflejada cómo gestionar el uso de estos terminales móviles, tabletas o cualquier otro dispositivo electrónico en los recintos escolares.
Si bien cada instituto tiene sus particularidades, hay algo en lo que coinciden todos: el uso del teléfono móvil queda totalmente prohibido en las clases con la única excepción de fines pedagógicos. “Solo permitimos su uso en horario lectivo si un profesor lo quiere para realizar determinada actividad. Sino, tiene que estar apagado, guardado en la mochila y nada de usarlo ni en el patio ni en ningún otro lugar del recinto. Si lo vemos, le se quita hasta finalizar las clases, y conlleva la apertura de un parte”, esgrime la directora del IES Valadares, Patricia Mena.
Mismo protocolo rige en el IES Álvaro Cunqueiro. “No noso caso incluso o profesorado avisa un día antes os pais a través do programa Abalar que se vai usar o móbil nas clases”, precisa Malores Villanueva, vicedirectora del instituto de Coia.
Esta normativa sobre los usos de los móviles se ha endurecido este curso con respecto a años anteriores debido a la “conflictividad” que generaba la permisividad de su uso. “Los alumnos aprovechaban los cambios de clase para sacar los móviles, hacían fotos a compañeros o incluso profesores; las subían a redes, hacían memes... Al final era un foco de conflicto total. Ahora decidimos que móvil que vemos, móvil que quitamos y no lo devolvemos hasta el final de las clases o sino por las tardes. Tenemos claro que una vez pasan el portón de Gran Vía se acabó el móvil”, apuntan desde el IES San Tomé.
Ejemplo también de este cambio normativo en el uso de los teléfonos lo encontramos también en el IES de Teis, uno de los pocos donde se reserva su uso al recreo, en la zona del patio cubierto, o a la cafetería. “En el mes de mayo decidimos endurecer la norma y por votación en el claustro se prohibió su uso durante el horario de clase, cosa que antes no era así, y dejarlo solo para el patio y cafetería, donde también controlamos que no se hagan fotos ni vídeos”, explica su director Agustín Sobral.
Los problemas y situaciones conflictivas generadas con anterioridad también motivó que los IES de Coruxo e IES Carlos Casares cambiasen sus protocolos respecto al uso de los terminales móviles. “Permitíamos que los alumnos dispusieran de él en los recreos hasta el mes de mayo del curo pasado, cuando tuvimos un percance y decidimos que no, que quedaba prohibido su uso. Sabemos que es una cuestión controvertida que debatiremos en el claustro y genera problemas porque los alumnos, sobre todo los de 4º de la ESO no lo entienden; dicen que el móvil es de su propiedad y que no podemos quitárselo”, subrayan desde el instituto de Cabral. “Antes éramos máis permisivos pero agora non, está prohibido o seu uso en todo o recinto. Nestas dúas semanas de clase quitamos so dous móviles, o alumnado empeza a concienciarse”, relata Xosé Ramón Alonso, jefe de estudios del centro de Coruxo.
Y es el objetivo último de esta medida para por garantizar una mejor convivencia en los institutos y apremiar una mayor socialización entre los alumnos, máximas que ya comienzan a apreciar los equipos directivos. “Mellorou moito a convivencia nas aulas, hai menos conflictos entre os alumnos, non están a facer vídeos ou fotos, senón que falan entre eles e eso é bo”, amplía Alonso. “Hai unha dependencia moi alta dos rapaces sobre o uso de móvil ou mesmo dos auriculares e esta é unha forma de que desconecten durante unhas horas”, defiende Liliana Saco, directora del IES Beade.
Misma apreciación mantiene Javier Folgoso, director del IES Santa Irene. “Con la prohibición total del uso del móvil ya no se nos están generando problemas”, incide.
Esta buena fe del profesorado choca muchas veces con las intenciones del alumnado, que busca resquicios para poder usarlo durante la jornada escolar. “No son muy consecuentes con la normativa, hacen un uso regular de la misma y cuando pueden lo usan por eso somos muy estrictos sobre de debe estar siempre apagado y en las mochilas”, explica Cándido Paniagua, vicedirector del IES Castelao.
Permisividad de las familias
También llama la atención de muchos de estos profesionales que buena parte de este incumplimiento de la normativa viene avalada incluso por los propios padres, que demandan un contacto inmediato con su hijo y les permiten llevar encendido el teléfono. “No comezo de curso dicímoslle aos pais que os móbiles están prohibidos, que se poñan en contacto co centro se precisan falar ou recoller o seu fillo, sen embargo vemos que a veces veñen ata o instituto porque o neno se encontrou mal e non falaron desde secretaría e eso é porque están en contacto cos rapaces dende o seus móbiles”, lamenta Liliana Saco. “Hay una presión social muy alta sobre su uso y los primeros somos los adultos, muchos padres quieren un contacto directo con ellos y les escriben en horario lectivo, cuando saben que a través del centro pueden contactar con su hijo sin problemas”, añade Emilio González, director del IES Rosais 2.
Mayores dificultades tienen para este control en los IES con alumnos tanto menores como mayores de edad y con niveles de estudios superiores como son los que también imparten ciclos de Formación Profesional. “Aplicamos un criterio diferente, a los mayores de edad se les manda guardar y se le apercibe; a los menores sí se les requisa y no se les devuelve hasta final de la mañana y previa llamada a los padres. Todos los profesores tienen potestad sobre estas medidas por lo que tratamos también de que ellos no los usen y den ejemplo”, explica María Aurora Alonso, directora del IES A Guía.
Con respecto al IES Ricardo Mella, centro que imparte también FP, permiten su uso durante los recreos. “Sabemos que pueden generar problemas pero es que tenemos etapas educativas y alumnos con edades muy diversas”, argumenta su directora.