El regreso de las vacaciones destapa numerosos casos de okupaciones en Vigo

Matamá, Navia, Teis, O Calvario, Tomás Alonso, Samil o Hispanidad, entre las zonas afectadas | Muchos de los inmuebles usurpados se dedican al trapicheo de heroína

Estado de una de las habitaciones de las viviendas okupadas.

Estado de una de las habitaciones de las viviendas okupadas. / Carlos Ponce

Algunos colectivos y formaciones políticas lo llevaban denunciando en las últimas semanas. Y ahora, con el regreso de muchos vigueses de sus vacaciones, se está confirmando: la okupación de viviendas se ha extendido en la ciudad. Precisamente por el hecho de que muchas familias estaban ausentes por vacaciones, los enemigos de lo ajeno aprovecharon para entrar en sus casas. Y ahora hay vigueses que, a la vuelta, se han encontrado con la desagradable sorpresa.

Tal y como informa Francisco Fernández, de la empresa Desokupa 24 horas, “hemos recibido en los últimos días numerosas llamadas de personas interesadas en nuestros servicios, pidiendo presupuestos…” “Dos ya nos han contratado y actuaremos en breve”, asegura. Uno de los casos más graves se da en el Casco Vello, donde se ubica un edificio de cuatro plantas que está enteramente okupado y que todo apunta que está dedicado ya al trapicheo.

Los juzgados también están recibiendo muchos avisos de vigueses que ven cómo les han usurpado las viviendas. Muy pocas zonas de la ciudad se salvan, pues hay casos en Navia, Matamá, Tomás Alonso, O Calvario, Teis, Samil e Hispanidad, que son las partes de la ciudad más afectadas. El problema, además, es que en muchos casos los okupas han convertido los inmuebles usurpados en narcopisos, destinados fundamentalmente a la venta de heroína, droga de la que además se ha detectado un aumento en su consumo en la ciudad en los últimos tiempos.

“Vigo no es como otras ciudades como Madrid. Aquí la gente es más reacia a contratar a empresas de desokupación”, señala el gerente de Desokupa 24 horas, firma viguesa que entre otras cosas se dedica al desalojo exprés de inquilinos irregulares. Cuando son contratados, visitan a los okupas en varias ocasiones y se le intenta pedir “de forma amable” que abandone la propiedad. En caso de no acceder, se monta un dispositivo de control de acceso al inmueble para que nadie que no sea de la comunidad de vecinos o de la casa pueda acceder. Suele acabar desgastando al okupa, que finalmente abandona el inmueble al sentirse aislado, ya que no puede salir ni entrar sin que lo cojan.

Hace poco más de un mes, sin ir más lejos, recuperaron un chalé de lujo que había sido okupado por cinco personas en la calle Isaac Díaz Pardo, en el entorno de Gran Vía. Constataron además que estaban usando la vivienda para drogarse. Cuando vieron llegar a los empleados de Desokupa 24 horas, algunos de ellos incluso escaparon. Una vez se recupera una vivienda, se cambia la cerradura y se coloca una alarma.

El precio del servicio oscila entre los 2.400 y los 5.000 euros, aproximadamente, en función de la dificultad de la intervención: el número de okupas, si hay drogas de por medio, el tamaño del inmueble usurpado...

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