La demanda en salud mental en niños y adolescentes crece desde hace una década, pero se disparó con la pandemia. El Sergas ha reforzado el equipo de profesionales y los dispositivos disponibles en toda Galicia. En particular, en el Nicolás Peña puso en marcha hace dos años el primer hospital de día y espera abrir antes de que acabe este, en el Álvaro Cunqueiro, la segunda planta de ingreso para menores de la comunidad. Aún así, “la situación es desbordante”, confiesa la psiquiatra Beatriz Pinal Fernández. Ella aboga por “maximizar” estos recursos coordinando los distintos niveles asistenciales bajo un proyecto técnico de gestión común. Como el que ella presentó ante el tribunal en el que se hizo con la Jefatura recién creada de la Sección de Psiquiatría Infanto-Juvenil del Chuvi.
–¿Qué abarca la Sección de Psiquiatría Infanto-Juvenil del Chuvi?
–Los recursos humanos y dispositivos que atienden las demandas de salud mental de los menores de 16 años de nuestra área en tres niveles: consultas ambulatorias, actualmente en el Cunqueiro, aunque es previsible su traslado y reorganización en los próximos meses, probablemente al Nicolás Peña; el hospital de día, ya allí; e interconsulta hospitalaria y urgencias. En el Cunqueiro, además, se espera la inauguración de la planta de hospitalización de Psiquiatría Infanto-Juvenil. Somos 15 psiquiatras y psicólogos clínicos en el grupo de algo más de 70 facultativos del Servicio de Psiquiatría, que cuenta además con residentes MIR y PIR, profesionales de enfermería, terapeutas ocupacionales, personal administrativo y trabajadores sociales.
–Es una jefatura nueva. ¿Por qué se crea?
–Llega en un momento en el que la gravedad de la situación de la salud mental de niños y adolescentes no genera dudas, ya no solo a nivel asistencial, sino social, especialmente después de la COVID-19. Pretende mejorar la gestión y la organización de los recursos actuales a través de objetivos específicos, medibles, alcanzables y realistas ante la situación actual. Disponemos de nuevos dispositivos y, sobre todo, de un equipo creciente de profesionales, casi el triple que hace diez años, con una alta cualificación y trayectoria. Pero la demanda es cada vez mayor. Debemos maximizar recursos para garantizar la equidad, el acceso y la sostenibilidad del sistema.
–¿Cuál es la situación actual de la salud mental de los menores y por qué ha empeorado?
–Hay un importante aumento de derivaciones y demandas, con una saturación en todos los niveles de atención. Además, sigue aumentado la atención en urgencias de pacientes nuevos, con una llamativa disminución en la edad de asistencia. Antes era excepcional ver a casos en la primera adolescencia, de 12 y 13 años; ahora no. Los motivos de consulta son habitualmente más graves, incluyendo ideación e intentos suicidas, con mayor complejidad psicosocial y con un incremento de casos de trastornos de conducta alimentaria y autolesiones. La situación ya era preocupante antes de la COVID, pero la pandemia vino a destapar graves fisuras y fragilidades en todo y los menores no fueron una excepción. En un momento de especial vulnerabilidad madurativa, vivieron eventos sin precedentes. La mayoría, en pocos meses, se sobrepusieron. Pero se han descrito en numerosos estudios internacionales factores tanto individuales como familiares que han favorecido su vulnerabilidad.
–En septiembre de 2021 se inauguró el Hospital de día Infanto-Juvenil en el Nicolás Peña del que fue responsable desde un inicio. ¿Qué se está consiguiendo? ¿Están cubriendo expectativas?
–Nos ha dado la oportunidad de desarrollar de forma progresiva el primer dispositivo de estas características en Galicia, adaptándolo a las necesidades y peculiaridades de nuestra población en una red históricamente infradotada y en una etapa de demanda exponencial. Los datos son favorables en escalas cuantitativas y cualitativas de mejoría en gravedad clínica/psicopatológica, afectación del entorno y consumo de recursos. Estamos cubriendo expectativas. Sin embargo, vemos debilidades como un número insuficiente de plazas en el programa a tiempo completo –chicos que vienen en horario de mañana, tienen sus actividades terapéuticas, su tiempo de estudio, algunos comen en el comedor terapéutico...– y demoras en las valoraciones e inicio de los programas que no teníamos al principio. También dificultades para la conciliación laboral de algunas familias para la implicación que requiere el programa; para el soporte académico durante la hospitalización parcial; y para la reintegración escolar. Por otra parte, el mayor número de derivaciones desde la hospitalización, lo que implica mayor inestabilidad y urgencia en la atención que desde las consultas por el desbordamiento de las mismas. Tenemos muy buen equipo de profesionales , pero si las tres ruedas no funcionan de manera coordinada bajo un proyecto común, acaban atascándose.
La doctora Beatriz Pinal recuerda que “la atención en salud mental en niños y adolescentes en España ha sido dispersa y subordinada a los servicios para adultos”. hasta ahora. Hace dos años se creó la especialidad en Infantil y Adolescencia, lo que supone “una garantía a la calidad de la asistencia”. “Es un orgullo señalar que la práctica totalidad de los facultativos especialistas de nuestro servicio disponen de esta acreditación”, subraya..
“Habrá consultas específicas de trastornos alimenticios y TEA”
–¿Qué planes tiene para la sección? –El proyecto de gestión que presenté busca alinearse con las estrategias del Área Sanitaria y del Plan de Salud Mental de Galicia postCOVID 19. Aún con el incremento de recursos, la situación es desbordante, por lo que precisamos funcionar más que nunca con un proyecto común para sacarles el máximo partido. Existen planes concretos a corto y medio plazo para reorganizar la sección, apuntalando y reforzando su pilar básico, que es la atención ambulatoria; estableciendo un sistema de triaje y priorización de las consultas; redefiniendo la cartera de servicios y reorganizando la actividad con nuevas consultas subespecializadas y estableciendo vías rápidas. También para abrir las puertas a un trabajo interdisciplinar a nivel interno y con otras especialidades como Pediatría, Endocrino o Rehabilitación, sobre todo, en patologías graves y/o de elevada prevalencia. Otro objetivo es mejorar la accesibilidad y coordinación con recursos académicos y sociosanitarios para favorecer la integración de nuestros pacientes y la prevención sociocomunitaria. Existen oportunidades de mejora ante la grave situación actual. –¿Cuáles serán esas nuevas consultas? –A parte de las agendas generales, en las que entras con un volante desde Pediatría, habrá una específica para trastornos de conducta alimentaria y otra de trastornos del espectro autista. Si los tienes ubicados con un profesional de referencia es más sencillo porque justo en estas patologías es necesario coordinarse mucho con especialidades afines. Es más operativo –¿Y la vía rápida? –Educación y el Sergas pusieron en marcha a finales de curso un protocolo específico de atención rápida a pacientes con ideación suicida detectados desde los colegios. Se pidió a las áreas que crearan vías rápidas y se abrió. Este curso queremos dotarla de una agenda específica con uno o dos profesionales de referencia con tiempo reservado para atenderla.
“Pediremos formar psiquiatras infanto-juveniles para el próximo curso”
–¿Solicitarán formar psiquiatras infanto-juveniles?
–Sí, pero para ser unidad docente tienes que tener los tres dispositivos en funcionamiento y que funcionen por programas asistenciales: consultas, hospital de día y planta de hospitalización. A día de hoy, la obra de esta última está casi finalizada. Falta ponerla en marcha. La idea es solicitar la acreditación docente para el curso que viene.
–¿Cuándo estará en marcha la planta de hospitalización?
–Es presivisible que en el último cuatrimestre de este año. Supondrá un alivio para la situación que arrastramos desde hace años, de una única unidad de hospitalización específica en Santiago para toda Galicia. Será referencia para las áreas de Vigo, Pontevedra y Ourense, mejorando los escasos recursos actuales. Sin embargo, seremos tanto más eficaces y eficientes, tanto en cuanto seamos capaces de mejor la asistencia de los dispositivos asistenciales ambulatorios y la coordinación con los intermedios como Hospital de Día.
–¿A cuántos pacientes beneficiará?
–Vamos a disponer de seis habitaciones dobles, pero no quiere decir que vaya a haber doce pacientes porque algunos necesitan habitación individual. Y la media de ingreso es muy variable: desde los 20 o 25 días de un primer episodio psicótico a los dos o tres meses de un trastorno alimentario. Es muy difícil de calcular. El primer año lo sabremos.